Desafío

*Por Aquí, por Allá
*Chantaje de la CNTE
*Fatuos Gobernadores

Háganse para la derecha; háganse para el centro; háganse para la izquierda… ó háganse tarugos –o penitentes, como los quieran llamar-. Esta es la política de nuestros tiempos enmarcada en decisiones sectarias, facciosas, que no se distinguen gran cosa con las de los estados autoritarios ni las pequeñas dictaduras disfrazadas.

La gran traición del PAN, a través de doce años de demagogia pura, fue precisamente dejar las cosas como estaban para posibilitar el retorno del PRI ante la asfixia que le producía el no saber gobernar a una nación que se le salió de las manos. ¡Cuánto capital político desperdiciaron los Fox, ella y él naturalmente, ahora huéspedes del Dalai Lama en busca de la redención, al legar a Los Pinos envueltos por la popularidad y hasta el júbilo de quienes, sin ser sus partidarios, festejaron la caída del “muro” priísta! No lo niego: como este columnista… sólo en un instante del 2000; luego volvimos al análisis y a la realidad.

Leía hace unos días un ensayo estremecedor sobre los vínculos de la represión en el mundo titulado “La Policía de la Herejía”. En éste, con sesgos semitas bastante claros, se sostiene que la llamada “Inquisición”, específicamente la española porque antes, en Francia, se ensayó otra pero sin llegar a los niveles de crueldad de la hispana, es el antecedente indiscutible de corporaciones tan nefastas como la KGB soviética, el nazismo, el stalinismo y, agrego yo, el imperialismo norteamericano or el cual se considera a los Estados Unidos el vigía universal de la “democracia”… siempre y cuando tenga el aval de la Casa Blanca y, en parte siquiera, el de la CIA predadora.

Lo anterior viene a cuento cuando examinamos a los jefes de Estado, cuyo hilo conductor es precisamente el anti-yanquismo, cuyas enfermedades han causado estragos no sólo en las conductas de los mismos sino en el destino de sus pueblos. La lista es larga desde la muerte de Stalin en la llamada URSS que ahora ni siquiera existe como tal, e incluye a Leonid Breznev y a Yuri Andropov, éste murió en 1984 de un supuesto “fuerte resfrío” inicial aunque nadie creyó en tal monserga. Y ahora en Latinoamérica se extiende el mismo virus devastador sobre varios mandatarios, incluyendo al de México quien se negó a seguir la política de calderón –minúsculas- en el sentido de camuflar a elementos militares de Estados Unidos dentro de las tropas mexicanas. Siquiera eso porque, en todos los demás, Enrique Peña no se ha salido del cartabón heredado, como tampoco lo hicieron los Fox en 2001.

Unas de las características de las policías represivas, de todos los tiempos, son “el espionaje social”, como el que se practica en la Unión Americana so pretexto de dar con terroristas o indocumentados situados en el mismo deplorable nivel; y el uso de la tortura, mental y física –remito a los lectores al excelente análisis de Gordon Thomas, “Las Torturas Mentales de la CIA”-, para involucrar a quienes se considera enemigos del Estado con el mayor simplismo concebible y sin las suficientes pruebas concluyentes. De igual manera, el espionaje y la capacidad para “monitorear” la información que entra al país, completan el círculo de la persecución, ayer y hoy.

En México se espía desde Washington a quienes integran nuestro gobierno y éste, a su vez, se involucra en los despachos y residencias particulares de sus críticos y líderes políticos, incontrolables o reacios a negociar en términos de trocar su silencio por la comodidad pasajera, incluso para intentar evitar la llegada a la Presidencia de un líder natural de izquierda como sucedió, sobre todo, en 2006. Para nadie es un secreto ya el movimiento de laboratorio que se centró en un millón de votos –medio hacia arriba y otro tanto hacia abajo-, bajo el peso de la alquimia .nunca mejor calificada-, capaz de extender el oro del poder a través del cobre del fraude.

Algo similar, no igual, a lo sucedido en 1988 con la asunción al poder del grupo más amafiado de la historia moderna, el de carlos salinas –minúsculas-, con inclusión de personajes tales como Manuel Camacho Solís, Manuel Bartlett Díaz quien inició este período como ¡secretario de educación!, luego de serlo de Gobernación con Miguel de la Madrid, y lo terminó atrincherado como gobernador de Puebla, y Emilio Gamboa Patrón, el célebre fundador de la “cofradía de la mano caída”.

Y ello sin olvidar a personajes ya extintos, como Carlos Hank González y Fernando Gutiérrez Barrios, quienes tenían como John Edgard Hoover, el fundador del FBI en la nación vecina del norte, sus propios archivos y tablas de medición; quien no estaba en ellos, se decía, no existía en México. Esto es, una especie de parangón con los llamados “archivos Stasi” con los que los soviéticos de la posguerra, desde 1945, clasificaron a los alemanes del este hasta con sus ropas para que pudieran ser perseguidos por los sabuesos asesinos adiestrados ex professo.

Los dos “Manueles” ya están cerca de Andrés MANUEL López Obrador –parece un estigma con perdón de otros que llevan el mismo nombre y son decentes y ajenos al grupo-, y Gamboa manipula su permanencia como coordinador de los senadores del PRI arrimándose al verdadero estratega, Manlio Fabio Beltrones, líder entre los diputados del mismo partido y buscador de la secretaría de Gobernación tras los descalabros y omisiones del hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong.

Encuentro en Osorio un gran parecido con uno de sus antecesores en el gobierno de Hidalgo, MANUEL Sánchez Vite, quien fue también presidente nacional del PRI entre 1970 y 1972 en reemplazo de Alfonso Martínez Domínguez. De él se decía que sufría una enfermedad crónica de epilepsia que hizo estragos en Yucatán cuando su rostro se revolcó en un platillo de “huevos motuleños” al tiempo que gritaba:

–Esto es lo que les hace falta: “guevos”, “guevos”.

Exactamente así procede el señor Osorio Chong quien deambula, tartamudea, se evade y deja toda la responsabilidad al presidente Peña, lo mismo sobre los desastres naturales en veintidós entidades –tras el paso de un huracán, Ingrid, y una tormenta tropical, MANUEL, unidas por caprichos del destino-, que respecto a los índices de violencia y criminalidad manejados de igual manera con la que los Fox, con la cabeza de Marta, idearon reducir los niveles de la pobreza considerando que quienes ganan dos dólares al día no deben ser clasificados dentro de la “depauperación extrema”. Dos falacias e idéntica línea de comportamiento tan sólo separada por doce años de demagogia fluida e incesante. ¿Hasta cuándo?

Durante el deplorable periodo perdido de doce años –además de los seis del priísta y simulador ernesto zedillo, también en minúsculas-, se expresó que la eficacia debía estar por encima de la popularidad. Pues bien, los tres personajes perdieron su bagaje de popularidad y no legaron ninguna zona de eficacia siquiera para conservar cierta estabilidad en el manejo de la economía. Tan es así que, desde el año 2000 hasta el fin del periodo de calderón, las familias mexicanas perdieron el doce por ciento del valor real de sus ingresos –un deterioro d un punto por año, tremendo-, lo que inhabilita cualquier discurso en pro de un cambio traicionado, además, con la forma burda de urdir el fraude comicial de 2006 con el propio e impresentable ególatra Fox al frente de los empresarios patrocinadores y asustadizos por un posible viraje a la izquierda.

¿Y Peña? Parece haber aprendido sendas lecciones. Por ello, sin detenerse en las alianzas turbias electorales entre los antagonistas PAN y PRD, hace lo propio y se acerca al PRD, cuando se trata de sacar adelante la reforma fiscal que es tan mal vista por los empresarios –si bien la clase media es la destinada a pagar la mayor parte de los platos rotos-; y al PAN, para darle vida a la iniciativa de reforma energética a favor de los particulares destinados a ganar con ella, entre ellos Carlos Slim Helú quien, en principio, fue fustigado en el área de las telecomunicaciones en donde privan intereses muy fuertes con la España de los Borbones zánganos. Los intereses por defender distan mucho del concepto de “soberanía popular” como tanto hemos asentado.

Con todo ello, claro, el gobierno federal actual sólo puede andar dando tumbos, reculando temeroso –la peor condición para ejercer el poder-, y dispuesto a endurecer el puño, como lo hacen los dictadores cuando perciben el rechazo general, aunque no podamos medir el nivel de sus intenciones. Tiene todo para proceder con furia y justificándose a la manera de gustavo díaz ordaz –igualmente en minúsculas, por genocida-, ante los anunciados bloqueos a las carreteras de peaje y los asos fronterizos en donde, claro, tal es pretexto para que la gran potencia de todos los tiempos… se refuerce. ¿A quiénes sirven los traidores?

Debate

No puede ser más evidente el chantaje, lo ha sido desde el principio: los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), encabezados por José Luis Ortega Madrigal y Rubén Núñez Ginez, entre otros con sueldos cercanos a los cien mil pesos diarios –se admite el asombro-, perdieron toda autoridad moral al “sugerir” retirarse del Zócalo –luego irían a profanar el Monumento a la Revolución y los nichos que allí se guardan-, a cambio de nueve mil plazas magisteriales más. Con ello, claro, se demostró que buscaban sólo reemplazar al SNTE para formalizar, con ellos, un nuevo cacicazgo. Por lo mismo, desde luego, asumieron, detrás de bambalinas, la defensa jurídica de su otrora “odiada” Elba Esther Gordillo Morales –a quien también deberíamos poner en minúsculas pero no vaya a ser que algunos piensen en la mala ortografía del columnista-.

Ahora, además, el deplorable gobernador de Oaxaca, postulado por las izquierdas y algo más, Gabino Cué Monteagudo, convertido en una suerte de puente entre chantajistas en defensa de intereses inconfesables, determinó que a los faltistas de la CNTE “se les paga porque se les paga” y anunció una partida de ¡cuatro mil 500 millones de pesos! para cubrirles las espaldas dado que el 98 por ciento del presupuesto asignado se le va en sueldos para los mentores especialistas en no trabajar. Y, claro, solicita al gobierno federal un aumento en las participaciones para salir avante. Esto es usura pura en un país desfalcado. Por cierto, ¿alguna ayuda partió por parte de los maestros “en paro” luego del paso de los meteoros brutales? No, qué va. Al contrario, pedían sus propios acopios de víveres cuando viajaron en autobuses de lujo y NO dejaron de percibir ingresos –se los daban debajo del agua en algunos casos-, en los inicios de su protesta metropolitana ni los dejarán de obtener en las semanas por venir.

Mientras tanto, los padres de familia se soliviantan, no dejan entrar a las escuelas a los faltistas e incluso amenazan con destruir las aulas. ¿Y el gobernador Cué? Pues le pasa la pelota a Peña Nieto y viceversa sin que el exquisito secretario de Educación, Emilio Chuayffet, meta las manos; él, como es su costumbre particular, las tiene siempre en otro sitio.

La Anécdota

¿Cuántos mandatarios estatales, por fatuos, han perdido todo vestigio de autoridad? Los de mayor rango son, sin duda, el de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero; y el de Oaxaca, el mencionado Gabino Cué, rebasados en cada renglón social y político. Uno y otro, lejos de cumplir con sus deberes, han abierto la caja de Pandora. Y los dos, dicho sea de paso, no son priístas, lo fueron; el primero, incluso, entre 1996 y 1999, fue gobernador interino con el PRI como seña y sustituyendo al execrable Rubencito Figueroa Alcocer; y el segundo ganó la alcaldía de la ciudad de Oaxaca, por Convergencia –hoy Movimiento Ciudadano-, luego de haber actuado como priísta bajo las órdenes del gobernador Diódoro Carrasco Altamirano entre 1992 y 1998 pasando a ser secretario de Gobernación en ese año para mantenerse sólo un año sirviendo al señor zedillo; luego, en 2005, se incorporó ¡al PAN! en donde permanece. Puros tránsfugas.

Por supuesto, ello no exculpa a varios ex mandatarios del PRI, como el abominable Mario Marín Torres, de Puebla; y del PAN, mencionemos a Luis Armando Reynoso Femat, de Aguascalientes, a quien no tuvieron más remedio que expulsar los dirigentes blanquiazules. Y muchos, muchos más. La tendencia no puede ser peor.

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