Desafío

*¿A Quién se Beneficia?

*Oscuridad en el Camino

*El Movimiento de la Ola

Habíamos sacado, los mexicanos en general, una buena nota después de varios años en los que nos ubicaban los noticiarios del primer mundo sólo dentro de la franja de noticias relacionadas con la guerra y el crimen. Esto es: nos ubicaron como una de las naciones más violentas del mundo y luego, con motivo de la célebre “influenza mexicana” de 2008, además fuimos estigmatizados como un pueblo infectado al que debía evitarse. Por desgracia los mexicanos viajeros se encargaron de exagerar las cosas al pasear con tapabocas por los sitios turísticos como si provinieran de un moderno Valle de los Leprosos que debía ser aislado del resto del mundo. La precaución exagerada se convirtió en una nueva cruz contra la imagen del país y sus moradores. Y el gobierno, como siempre desde que asumió la Presidencia calderón en contra de la voluntad de la mayor parte de los mexicanos, no hizo nada más que ver los toros desde la barrera.

Pero resulta que la ciudadanía hizo entonces y hace hoy su trabajo, salió en gran porcentaje a votar en 2012 –63.7 por ciento- a pesar de la lluvia –que coincidió con la final de la Eurocopa, una gran distractora-, y de las confusiones de buena parte de la población acerca de los postulantes y sus partidos. Y si bien hubo un millón doscientos mil sufragantes que optaron por anular sus boletas poco más de cuarenta y cinco millones de empadronados optaron por una de las tres opciones con posibilidades de ganar la contienda, sin exaltaciones ni bataholas, ni robos de urnas ni escándalos en las mesas electorales; alrededor de éstas, tres millones de mexicanos –como el IFE, ahora INE, ha repetido hasta el cansancio- acudieron responsable y gratuitamente a prestar sus servicios cívicos como funcionarios de casillas o representantes de sus partidos.

Este columnista escuchó, en aquellos días, a decenas de padres de familia quienes fueron llamados por el IFE y también a otros que observaron a sus esposas e hijos cumplir con sus deberes cívicos; los más, en casi todos los casos, aguantaron más de una hora para poder sufragar y por eso repudiaron a quienes no hicieron “cola” porque tenían a unos infelices guardándoles el lugar –entre ellos, el mandatario calderón, so pretexto del estado de salud ocular de su esposa y el presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, quien acaso restó un poco más la ventaja de su candidato entre los abucheos que provocó su torpe prepotencia-. En mi casilla, algunos `personajes –concretamente Jorge Castañeda Gutman- quisieron simular que algún amigo les permitía ocupar su sitio pero, por fortuna, no soy tan desconocido y evitaron que los capturara en estas líneas. De algo sirve, amables lectores, que ustedes me hayan dado sitio sobre tantos venales que hubieran acaso extendido las manos, listos a vender sus silencios. Y esto se los aprecio enormemente porque en ello va toda mi carrera.

Debo confesarles en este punto cierto desasosiego que no me deja tranquilo. Por lo general, a través de muchos años de ejercer con libertad el periodismo, cuando he acudido ante los micrófonos de alguna difusora solían llover los comentarios halagadores por parte de los radioescuchas o televidentes que, por supuesto, servían para fortificar mi voluntad y mi ego -¿por qué no confesarlo?-. Ahora, los momios cambian de acuerdo a los incondicionales como si se tratara de un ejército dispuesto a cubrir todos los cuadrantes radiofónicos, si no se habla, por ejemplo, de López Obrador en términos elogiosos, esto es sin la menor discrepancia con sus posturas o actitudes, nos cae encima una tormenta de epítetos que, de ninguna manera, coinciden con lo expresado en el sentido de que, a diferencia de hace seis años, y luego de realizar una excepcional campaña, Andrés Manuel, sencillamente, no ganó esas elecciones aunque, es cierto, el PRI derramó millonadas cuando sintió que le pisaban los talones. Y, por supuesto, los delitos electorales quedaron impunes. En democracia, reconocerlo, es fundamental para andar hacia la plenitud política. Esto es, volvimos gratuitamente a la crispación de 2006, tirando por la borda la supuesta oferta, hacia fuera sobre todo, sobre la corrección de nuestros comicios… aunque haya retornado el PRI a Los Pinos, como si fuera, para algunos quizá lo sea, el quinto jinete del Apocalipsis negando, de un plumazo, cualquier virtud que haya emanado de este partido y recordando sólo sus tremendas tragedias y afrentas contra los mexicanos. Pongamos la balanza a funcionar y puede que nos llevemos algunas sorpresas. Y, por favor, tengo motivos de sobra para no ser priísta ni pretender –como alguien amablemente sugirió hace días- una postulación. (No por el PRI precisamente).

El hecho es que, luego de los conteos distritales y su recuento de votos, como era predecible –perdón por usar un término puesto en boga por clderón con quien en pocas cosas coincido-, los tres millones de sufragios que separaron a peña de López Obrador fueron plenamente confirmados. Y ni así se calmaron los exabruptos porque los propios operadores priístas se encargaron de ensuciar los escenarios; más bien crecieron…hasta hoy cuando la tensión ha subido y los decibeles de la protesta también. Desde luego, no me cabe la menor duda, Andrés Manuel sabe, de sobra, que se enfrenta todavía a hechos incontrovertibles, en su obsesión de convertir a su MORENA en nuevo partido para disgregar las posibilidades de la izquierda y que no será presidente salvo que pretenda encabezar una asonada, al estilo de los gorilones sudamericanos. Habría que apuntar que en la defensa del petróleo y de los causantes cautivos no podemos negarestas banderas. Pero, reflexiono ¿para quién es el beneficio de la inestabilidad del país, del uso de los jóvenes ingenuos que enfrentaron su primera elección y se asustaron cuando les llegó la primera queja –hace seis años fueron miles y por todo el territorio nacional en una condición de empate técnico, casi imposible de romper-, y el manejo mediático que abrazó a la izquierda y lo sigue haciendo cuando tanto se queja de que no le favoreció antes de los comicios lo que, se ha demostrado, es falso?

Pensémoslo bien. Desde la lejana década de los ochenta, la poderosa nación del norte ha hecho lo imposible por considerar a México como un “estado fallido” y tener con este argumento, el pretexto de aumentar su ingerencia e incluso tomar para sí la rectoría del gobierno mexicano sin necesidad de invasiones espectaculares; sólo como si se tratara de una “coordinación” contra el crimen que no deja respirar a las autoridades y les ha arrebatado el “monopolio de la violencia”, esto es siendo más sólido que las fuerzas del Estado convirtiendo a éste en fallido. El ensayo es impecable y calderón nos condujo, con sus torpezas criminales, al linde de esta situación. Lo peor es que peña sigue la misma, sinuosa ruta.

Quizá por ello, el propio calderón, de crucero por Brasil y en la borda del barco de alcohólicos enloquecidos, en entrevista televisiva entonces, encendió la hoguera al dar por entendido que trabajaría con “cualquiera de quien resulte presidente electo”, asumiendo que no lo había hecho con peña nieto e insinuando que éste puede caerse del caballo, lo que atizó el fuego de la rebeldía callejera. ¿Es ésta la conducta de un estadista o de un provocador con banda sobre el pecho? Reflexionemos porque es menester, repito de nuevo, que este personaje encare, de una vez por todas, el juicio histórico… y no sólo una tímida repulsa.

Tal es el meollo del asunto, amables lectores. Que no los engañen más.

Debate

Me sorprendieron , apenas hace dos años, la confusión mental y la ligereza con la que López Obrador llamó al PAN “de Gómez Morín”, un “partido que siempre ha luchado por la democracia” (sic), a secundarlo en su pretendida exigencia de nulidad de los comicios de 2012 como si de nada hubieran servido los votos de cuarenta y nueve millones de mexicanos. En primer lugar, más le valdría no solicitar el “voto por voto” en el Tribunal Electoral Federal porque ya vimos, en el conteo de los comités distritales, que siempre sale perdiendo, así fuese ligeramente y bajo el alud de las despensas y los monederos, quien solicita, instalado en una rara esquizofrenia sexenal, la revisión exhaustiva: Andrés bajó algunas décimas y el resultado quedó casi igual, un poco más favorable a peña. Con mucho dinero suelto por allí y acaso muy sucio, eso sí.

Por otra parte, ¿cuántos electores recibieron las célebres tarjetas de Soriana? Lo pregunto porque fue el propio Andrés Manuel, siempre tan ocurrente, quien instruyó a la ciudadanía “a recibir todo lo que les ofrezcan” y luego “votar libremente”. Porque es obvio que los ya famosos monederos no brillan ante las mesas electorales y nadie puede certificar, bajo el principio del voto secreto, quien recibió o no tales supuestas prebendas. Además, como ya hemos sostenido, ninguno de los partidos con registro puede alegar que tiene derecho a tirar la primera piedra cuando todos han incurrido en anomalías similares. ¿Por qué no se reclama, por ejemplo, la hiperactividad perredista en el Distrito Federal en donde quien es hoy jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera Espinosa, obtuvo medio millón de sufragios más que Andrés Manuel, motivo por el cual éste optó por no acercarse ni exhibirse cerca de él, por pura soberbia. Lo mismo le sucedió a Marcelo Ebrard a quien plantó, literalmente, cuando se matrimonió con Mariana Prats, un enlace que duró muy poco, porque ni siquiera sabía cómo resolver el entramado de desconocer a un gobierno del que su partido formaba parte a través de senadores y diputados… además de la jefatura del Distrito Federal cuyas interrelaciones con el gobierno federal se tensaron durante cuatro años. La lealtad que exige López Obrador, todavía ahora, es sólo de abajo hacia arriba.

La Anécdota

Hace años, una joven mujer optó por una candidatura para una diputación local. Le tocó el quinto distrito y era priísta, dicho esto para evitar la intención del malaje. Enseguida sus críticos avalaron una sentencia terrible:

–¿Cómo le dieron el quinto… si se mueve mejor que en el cuarto?

Ahora, hay damas my cambiadas y hasta beligerantes, sin que pierdan el piso como algunos de los partidarios del tabasqueño rijoso quien, primero -¿se acuerdan?-, convocó “a todos los mexicanos” al Movimiento “Ola Civil” que, seguramente, Agustín Lara hubiese musicalizado. No me dio tiempo, la verdad, de sugerirle un nominativo mejor y más popular, dadas las circunstancias:

Podría haberse llamado: Vamos a Tabasco que Tabasco es un edén. Y hasta Arturo Núñez Jiménez hubiese bailado con la más fea.

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Web: rafael-loretdemola.mx

E-MAIL: loretdemola.rafael@yahoo.com.mx

TODOS VELAN PARA SU SANTO PERO EN ESTE SISTEMA NUESTRO, INSISTO, LAS CULPAS SE REPARTEN POR IGUAL. SOBRAN LOS LLORIQUEOS Y FALTA AUTORIDAD MORAL. ES TODO, PERO ES BASTANTE.

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