Guillermo Robles

Deben salir a la calle

Por Guillermo Robles Ramírez

Las ciudades de Coahuila han crecido alarmantemente durante los últimos años. En particular las más pobladas e importantes como son Saltillo, Torreón, Monclova, Piedras Negras, Sabinas, Acuña, Frontera y otras más.  Consecuentemente, sus problemas han crecido, pero en especial hay uno que demanda la atención no solo de sus autoridades, sino de la ciudadanía y se trata del elevado número de accidentes viales que han ocurrido en los últimos meses en diferentes cruceros por pasarse los conductores cuando los semáforos marcan rojo o sea el alto.

            Es una situación difícil por el crecimiento de las ciudades y la insuficiencia de personal vial de que se dispone, pero en verdad hay que hacer algo. Las cosas han llegado al grado de que hay conductores que no les importa pasarse el rojo y chocar con patrullas de la policía, menos con un vehículo particular.

            Precisamente el día martes de esta semana hubo una reforma en la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, aprobada por el pleno del Senado y con sus respectivas modificaciones por ambas cámaras del Congreso de la Unión y que será efectivo a partir de los próximos días cuando salga publicado en el Diario Oficial de la Federación.

            En términos generales o los más importantes es la homologación para todo el país en las medidas de los alcoholímetros que no supere a 0.25 miligramos por litro de aire para los conductores de cuatro ruedas, es decir, se prohíbe conducir bajo efectos de alcohol que equivale a no mayor de una jarra 0.03 mg/L en aire espirado o bien una jarra 0.2 mg/L en aire espirado en hombres y dependiendo el peso. Para el caso de mujeres será menor la cantidad dependiendo el peso, es decir, si se considera la referencia de una jarra de 330 ml, y si la mujer pesa sobre 50 kg, esto equivale a una jarra que determinara el alcoholímetro 0.2 mg/L en aire espirado.

            Algo que también resalta que ha afectado mucho en los municipios de Coahuila, es la alta velocidad, así que esta misma Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, homologó los límites de velocidad, quedando de la siguiente manera. En calles no superar los 30 kilómetros por horas; avenidas y calles principales no exceder los 50 kilómetros por hora y en las vías rápidas, libramientos o puentes la velocidad no deberá ser mayor a 80 kilómetros por hora. Conductores que rebasen los límites de velocidad mencionados serán acreedores a multas.

            Si bien es cierto que no se trata de estar inventando el hilo negro, también lo es que nadie respeta los señalamientos, como tampoco el reglamento de tránsito y no se diga el tener cultura vial para aquellas situaciones que no vienen contemplado como una multa, pero es parte de la cultura de movilidad.

            Aunque las intenciones del Senado fueron muy buenas, y como siempre lo he afirmado en columnas anteriores, es que no sirven este tipo de leyes cuando no van acompañados de recursos de la federación para hacer que se cumplan las leyes. El problema en México no es la falta de reglamentos, normas y/o leyes, porque hay muchas de ellas que han sido ejemplar a nivel mundial como de las mejores, sin embargo, el gran problema que tiene el país es que falta dinero para hacer que las cumplan, es decir, no hay quién ejecute.

            Debe reconocerse la gravedad del asunto mencionado anteriormente, porque es muy complicado que se tenga personal suficiente para que estén vigilando las calles, avenidas, bulevares o vías rápidas para estar haciendo que los conductores respeten el reglamento de tránsito existente y vigente.

            No tienen suficientes ojos, para hacer cumplir lo básico de las normativas de movilidad como es no violar el semáforo en color rojo, no manejar con el celular en mano, y exceso de velocidad.

            Desafortunadamente, a los conductores coahuilenses solo aprenden a base de macanazos, un ejemplo de ello es la cabecera municipal de Torreón, Coahuila; quien se ganó la fama de tener agentes de tránsitos bravos, el cual siempre he considerado que la policía vial de ese municipio trabaja sin importar si se tiene un pésimo alcalde como el de la Administración pasada o siendo más preciso el exalcalde Jorge Zermeño Infante.

            Pero esa fama que tienen los agentes de tránsito laguneros, fue gracias a un personaje muy reconocido de Torreón, de aquellos años cuando realmente se sentía el amor a la profesión.

            Torreón tuvo un jefe de tránsito, Jorge Serna Ramírez, que en paz descanse, que no solo tuvo éxito con su plan de trabajo para acabar con esa peligrosa manía o costumbre de algunas personas de pasarse el semáforo en rojo, sino que los conductores entraron a una disciplina y un respeto absoluto a los semáforos y en especial el de no pasarse en rojo.

            En un automóvil particular y vestido de civil, don Jorge Serna, se apostaba diariamente en diferentes cruceros y con radio en la mano reportaba las placas y características de quien se pasaba en rojo, al o los agentes de vialidad que él mismo se encargaba de asignarlos en los siguientes cruceros. Fue tal el éxito de esta acción para combatir a los violadores viales que, santo remedio a esa peligrosa costumbre.

            Si bien es cierto que este sistema no es nada elegante ni fino, lo que sí es una verdad es su efectividad y la necesidad y urgencia de que se haga algo similar porque al grado que están ocurriendo las cosas, se ha entrado a una degeneración creándose también un desorden que ya está causando serios desórdenes y conflictos que bien pueden resultar trágicos.

            Todo consiste en que los alcaldes pongan a trabajar más en la calle que en las oficinas, a sus jefes de tránsito y personalmente se enteren de problemas que jamás van a detectar encerrados en cuatro muros. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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