De la Sudáfrica soñada y posible
Pretoria (PL) Durante las últimas semanas Sudáfrica ha vivido el efecto pre y postSONA, como se conoce el discurso anual del Presidente sobre la dirección del Estado de la Nación.
Un ejercicio mediante el cual el mandatario del país rinde cuenta de su gestión de un año y presenta los planes de gobierno para el mediano y corto plazos. A juicio de observadores nunca antes generó tantas expectativas la alocución de Jacob Zuma.
El 12 de febrero habló a los sudafricanos. Lo hizo desde el Parlamento Nacional en Cape Town, la capital legislativa de Sudáfrica.
Partidos de la oposición trataron de descarrilar el discurso con interrupciones previamente anunciadas para intentar afectar la imagen del presidente y coartar la posibilidad de que sus palabras llegaran al auditorio al que estaban dirigidas: el pueblo sudafricano.
Lo ocurrido se incluye dentro de los continuos ataques contra el jefe de Estado, arreciados desde agosto a partir de cuestionamientos por un presunto desvío de fondos del Estado.
Zuma afirmó que nunca se negaría a responder cualquier pregunta, pero calificó de inadmisibles las actitudes de algunos diputados al pretender lograr sus propósitos mediante el caos y la anarquía, refiriéndose a la demanda que hiciera el partido Combatientes por la Libertad Económica (EFF), de Julius Malema.
Integrantes de esa agrupación interrumpieron en agosto una sesión del Legislativo para enfrentar a Zuma por el asunto de dinero de marras y ese ha sido un tópico noticioso casi a diario, por encima, quizás, de otros más importantes.
Con tal antecedente, el EFF trató de desviar el curso de la sesión del 12 de febrero.
Ya la presidenta de la Asamblea Nacional, Baleka Mbete, había alertado que se aplicarían las reglas en caso de algún obstáculo cuando hablara el presidente.
Y como los llamados al orden fueron ignorados, la oposición fue expulsada del recinto por un comportamiento incorrecto.
Al pronunciar el discurso, Zuma dejó claro que si bien existen desafíos importantes que vencer, Sudáfrica avanza sobre una base sólida.
En tal sentido, abordó una amplia gama de temas, incluidos los de la economía, las restricciones de energía y la creación de empleos, los cuales, apuntó, los enfrentará su Gobierno con un plan de nueve puntos que incentive el crecimiento y más puestos de trabajos.
Precisó que para alcanzar esos propósitos es necesario, entre otros aspectos, resolver el problema de la energía, revitalizar la agricultura, impulsar el papel de las empresas estatales y abordar temas de infraestructura.
Por ejemplo, insistió en que salir de la crisis energética implica un mejor mantenimiento de las centrales eléctricas de Eskom, la empresa paraestatal suministradora de este servicio, además de lograr el perfeccionamiento de la capacidad de generación de electricidad.
Sobre todo, enfatizó Zuma, «como prioridad vamos a estabilizar las finanzas de Eskom», por lo que se le darán alrededor de 23 mil millones de rands (11,60 rands equivalen a un dólar al cambio actual) en el próximo año fiscal», que inicia el 1 de abril.
De igual forma, explicó que seguirá apoyándose la infraestructura en las escuelas e instituciones de educación superior para crear un ambiente propicio para el aprendizaje y la enseñanza.
A través de la Iniciativa de Infraestructura Escolar, que forma parte del plan nacional, se construyeron 92 nuevas escuelas y 108 están en etapa inversionista, mientras que 342 centros escolares han recibido el agua por primera vez.
Al resaltar el tópico de la corrupción, Zuma enumeró medidas que se están tomando para enfrentar el flagelo y aseguró que el Gobierno puso en marcha siete instituciones y 17 proyectos de ley que están destinados a combatirla.
En el periodo 2013-2014 fueron condenadas 52 personas en casos de corrupción, mientras que 31 funcionarios recibieron penas en el primer trimestre de 2014-2015, argumentó.
Aunque los índices de desempleo aún son elevados, el ANC ha logrado incidir en este indicador con la aplicación, entre otros planes estatales, de la Política Nacional de la Juventud y la Agencia Nacional de Desarrollo de la Juventud.
También puso en práctica el Desarrollo de Habilidades, destinado a personas de comunidades rurales, generalmente las más desfavorecidas, así como la entrega de préstamos estudiantiles y becas para lo cual el gobierno erogó 670 millones en 2014.
Reforma agraria, nuevas construcciones en el sector energético, son cuestiones que integran una agenda de gobierno que busca ir cerrando la todavía gran brecha de desigualdades existentes en un territorio de 53 millones de habitantes.
Justo sobre las inequidades insistió el mandatario cuando volvió al Parlamento una semana después del discurso de SONA para responder al debate generado al respecto.
Admitió que las disparidades siguen mirando a la gente de Sudáfrica a sus rostros y su gobierno trabaja sin descanso para cambiar el rumbo.
«La desigualdad nos sigue mirando a la cara», subrayó al explicar que el Censo 2011 reveló que los ingresos de los hogares apenas se han movido, porque el de los blancos es seis veces más que el de los negros.
Observadores políticos elogiaron el tono de esta nueva comparecencia de Zuma, en la que reiteró la línea de su Gobierno enfilada a ese objetivo de cerrar las brechas.
El Congreso Nacional Africano (ANC), en alianza con el Partido Comunista Sudafricano y los Sindicatos, llegó al poder en 1994 durante las primeras elecciones libres y multirraciales después del fin del apartheid.
Con Nelson Mandela como primer presidente negro del país, se inició un proceso de reconciliación nacional y el desarrollo de un orden más justo para todos los ciudadanos.
Durante las elecciones el pasado año, entre 29 partidos políticos que aparecieron en las papeletas de 18,6 millones de electores, el ANC obtuvo 11,4 millones de sufragios, lo que significó el 62,15 por ciento de los votos y, por supuesto, la victoria.
El ANC ganó en ocho de las nueve provincias, y en los casos de Limpopo y Mpumalanga logró un margen abrumador de casi 70 puntos porcentuales. Solo en Western Cape el opositor partido Alianza Democrática retuvo el Gobierno, que controla desde los comicios de 2009.
Sin embargo, el camino es difícil. Sobre todo porque Zuma, quien ganó un segundo mandato (2014-2019), tendrá que seguir enfrentándose a las campañas en su contra provenientes de sectores de la prensa radial, televisiva y escrita que, en la mayoría de los casos, son homogéneos en un deliberado silencio sobre los programas sociales implementados por el ANC.
Y ese es también parte del desafío que tiene por delante el Congreso Nacional Africano para mantener desbrozado el camino de paz, concordia y prosperidad abierto por Mandela.
Más en un año en el cual se cumple el aniversario 60 de la Carta de Libertad, un documento programático de la Sudáfrica soñada y posible.
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