Guillermo Robles Ramírez

Carreteras y autopistas de papel

Por Guillermo Robles Ramírez

            El concepto general que se tiene en nuestro país de las autopistas, es velocidad, comodidad, y tiempo, pero estos tres puntos resumido en una sola palabra: seguridad.

            Sin importar que se trata de una concesión otorgada a un particular o en combinación con el Gobierno Federal, en la mayoría de ellas se otorga un servicio en la que se paga por tener un privilegio no solo de un seguro básico para quienes transiten por estas autopistas.

            La intención principal es la de hacer un trayecto en poco tiempo entre dos comunidades, evitando así las concesionadas carreteras federales en las que están obligadas a pasar por cada poblado, ejido o ranchito en la que esta trazado antes de llegar a aquellos municipios principales o ciudades.

            Otro de los beneficios es indudablemente la seguridad que pueden brindar estas autopistas, por sus buenas condiciones de la carpeta asfáltica, así como libre de obstáculos que puedan provocar algunos accidentes como son piedras en el camino, llantas, pedazos de neumático, así como cualquier otro tipo de escombros y piezas de autopartes.

            En la medida que están leyendo esta columna estoy seguro que se estarán cuestionando en dónde queda tal autopista y aún más los coahuilenses, pero más en específico aquella autopista Saltillo-Torreón también conocido como la cuatro dos cuatro.

            Un trayecto que solo queda el puro título, es decir, “autopista”, aunque de ello no tenga nada porque ha sido abandonado tanto por la empresa privada, así como por parte de autoridades federales que no le quieren invertir a una cuota que representa mucho dinero para sus pésimas condiciones e inseguridad para los automovilistas.

            Es muy evidente la mala calidad de los materiales, así como su construcción pues a pocos años para ser autopista ya representa un peligro para quienes usan esta autopista Saltillo-Torreón que cada vez se ve más transitada tanto transporte pesado, así como particulares y no se diga los pobladores cercanos a este tramo quienes no tienen ni la menor precaución de cruzar por ésta.

            Tampoco existe vigilancia por parte de la Policía Federal de Caminos y no se diga las casi ya desaparecidas camionetas Corporación de Servicio al Turista Ángeles Verdes, que cada vez se asemejan a los tréboles de cuatro hojas por su dificultad y suerte de encontrarlos.

            Para quienes usamos esa autopista de Saltillo-Torreón, ya no sabemos a qué santo encomendarnos pues no falta la cantidad de obstáculos a los que se tiene que librar siendo los neumáticos completos, así como pedacería de ellos los que predominan principalmente.

            No se diga sus tramos antes de llegar a la localidad de Paila perteneciente a la cabecera municipal de Parras, conocido como el mejor descanso entre Saltillo y Torreón; son las más peligrosas en donde literalmente los vehículos se mueven o patinan de tanta vibración que hay necesidad de bajar la velocidad a menor de 90 kilómetros por hora de lo contrario puede sacar una unidad automotriz de tamaño promedio fuera de la autopista. No importa si se trata en el trayecto de Saltillo a Torreón porque son las mismas condiciones en el sentido contrario siendo esto en un tramo de aproximadamente 30 kilómetros continuos. Pero el resto de la autopista sucede lo mismo en trayectos cortos que hay que estar adivinando cuáles son.

            Si anteriormente la mayor queja de los conductores en autopistas y carreteras federales era que los supervisores y director de la Secretaría de Comunicación y Transporte solamente vigilaban sus condiciones desde el aire; ahora está peor.

            En este Gobierno Federal que en donde AMLO, está al frente como Presidente de México, y su plan de austeridad para el pueblo de nuestro país, solamente supervisan las autopistas y carreteras federales en puro papel.

            Pero quienes sí viajamos por vía terrestre y usamos la autopista la “cuatro dos cuatro”, rumbo a Torreón o viceversa hacia Saltillo, sabemos que carecen hasta de acotamiento de emergencia, siendo esto muy necesario para evitar o provocar accidentes al momento de invadir el paso de un carril aumentando considerablemente su peligrosidad. También sin haber mencionado que cada vez es más común observar la irresponsabilidad de los pobladores cercano a esta “dizque” autopista quienes llevan a sus rebaños de cabras y vacas a comer pastizal en las orillas de la misma.  (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org