Béisbol de Cuba en Grandes Ligas, todavía una quimera
La Habana, 26 feb (PL) Más de dos meses después de las declaraciones de los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y Estados Unidos, Barack Obama, el supuesto camino expedito de peloteros de la isla al béisbol estadounidense sigue siendo hoy una quimera.
Cuando los mandatarios expusieron los principios de intención para restablecer relaciones bilaterales se miró con buenos ojos a una hipotética conexión legal entre las direcciones de este deporte en las dos naciones, mas el contexto existente hasta entonces continúa casi intacto.
La comparecencia de los jefes de Estado se produjo el 17 de diciembre último y poco después, el 27 de enero, el Departamento del Tesoro norteamericano, por medio de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), dictó nuevas regulaciones que para nada favorecen a los peloteros cubanos residentes en su país.
Desde esa fecha si un jugador de esta nacionalidad establece residencia fuera del archipiélago caribeño no necesita licencia de la OFAC para formalizar contrato con equipos de la Major League Baseball (MLB), porque es declarado desbloqueado.
Así accede con más facilidad a la agencia libre, pues con solo presentar una declaración jurada probatoria de su domicilio definitivo fuera de su tierra natal y evita el paso por el «draft», que lo vetaría de percibir contratos millonarios.
Sin embargo, estas licencias no se aplican a los peloteros residentes en Cuba y también quedan invalidados «aquellos vinculados a las altas esferas del gobierno cubano y del Partido Comunista», según la propia normativa.
Los cubanos, entonces, están obligados a solicitar residencia permanente en Estados Unidos, domiciliarse en un tercer país, proporcionar evidencia de haber vivido dos años fuera de Cuba, o presentar declaración jurada de que no tienen intenciones de regresar de manera permanente, además de tener una cuenta bancaria fuera de la isla.
La regla también establece que un jugador desbloqueado no volverá a ser bloqueado, a menos que vuelva a domiciliarse en Cuba.
Más claro, imposible: para poner pie de la mejor manera posible en el béisbol profesional norteamericano, los cubanos deberán renunciar a todo vínculo con su país.
El nuevo reglamento sigue siendo excluyente y encima no abre puertas a conversaciones o protocolos de negociaciones entre la MLB y la Federación Cubana de Béisbol, para establecer una relación como la existente con Japón, en cuyas ligas mayores ya están contratados varios jugadores de la isla.
Oficia, eso sí, como una incitación a desertar a integrantes de delegaciones deportivas o abandonar el país, un paso que muchas veces comprende la violación del acuerdo de los jugadores con sus equipos en la Serie Nacional, el principal torneo del béisbol en Cuba.
De igual forma, veta a los jugadores de poder regresar a sus equipos en el campeonato cubano y mucho menos permite integrar la selección cubana a Juegos Centroamericanos o Panamericanos, Series del Caribe o en el Clásico Mundial de Béisbol.
En definitiva, con estas nuevas y excluyentes regulaciones el gran favorecido sigue siendo Estados Unidos y Cuba el más perjudicado.
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