Aumentan los discapacitados en Coahuila

El abuso de las placas especiales para discapacitados va en aumento puesto que cada vez es más común ver circular diferentes unidades con este tipo de láminas siendo muy común que la persona que maneja o se estaciona en un cajón destinado para lo mismo siempre viaja solo sin la supuesta persona que está sufriendo la incapacidad motriz.

La falta de conciencia de esa persona que se le otorgó el laminado aprovecha a diestra y siniestra los espacios, aunque no lleve consigo a la persona incapacitada de caminar por sí misma, cometiendo una injusticia para aquellas personas que realmente sí lo están usando, pero al momento de ocupar el espacio por el simple hecho de tener una placa especial que muchas de las veces o en su mayoría solamente se sacan para estacionarse lo más cerca posible en los diferentes centros comerciales.

Eso sí es realmente una incapacidad mental por el no estar conscientes de que en sí ya para los discapacitados su lucha se inicia al identificarse diferente, cuando la persona que sufre algún problema que lo limita a tener todos sus movimientos como el caminar, solo por mencionar un ejemplo y el tratar de encajar dentro de la sociedad es primer batalla.

Su largo peregrinar para determinar las causas de la discapacidad, así como la posible rehabilitación para su condición especial, deberá someterse a innumerables chequeos, molestos exámenes y tratamientos que lo harán sentir como conejillo de india, como un sujeto raro, como un ser defectuoso, incompleto o imperfecto.

La integración familiar constituye su primer enfrentamiento con la cruda realidad, pues es un miembro distinto en el hogar, que debe tener paciencia para solicitar se le comparta e integre a la conversación en turno, siendo el último en advertir las noticias de moda, convirtiéndose en dependiente de los demás familiares, siendo su opinión nula e inclusive en algunos casos sujeto de maltrato, lo cual lo vierte en una persona desconfiada y resentida, todo esto generalmente se traduce en manifestaciones de carácter agresivo o violento.

Existe también la posibilidad de que, por el contrario, se le sobre proteja y se le otorguen demasiados privilegios y que más tarde, aunque sin ser culpable se convertirá en un ser inútil y demandante, con poca iniciativa, excesiva dependencia, escasa responsabilidad y nula autonomía.

La persona discapacitada deberá trabajar diariamente en un ambiente social hostil, en circunstancias adversas, generalmente basadas en la indiferencia y el menosprecio, se sentirá injustamente marginada y ofendida cuando la sociedad no se interese en conocerla e intentar un acercamiento, cuando se empeñen en manipularla y resolver el problema de la integración unilateralmente, cuando productivamente se le trate con matices de inferioridad.

El aspecto laboral es decepcionante, pues aun cuando existen algunos discapacitados preparados para ocupar puestos directivos, se deben conformar con realizar actividades muy por debajo de sus capacidades reales, generalmente se les limita el acceso a mejores oportunidades en el sector productivo, en cambio se admite a personas con menor rendimiento por el hecho de ser “normales”, las aspiraciones profesionales de los discapacitados también se ven frustradas al no contar con facilidades de acceso para acudir a las universidades y centros de estudios superiores.

La integración social debe ser un proceso que conceda a todos los individuos poder participar de los beneficios del desarrollo a través del ejercicio de sus derechos y capacidades.

La principal arma para lograr la integración social y productiva es trabajar a favor de la justicia y la igualdad, elevando los niveles de bienestar y desarrollo e impulsando a las personas discapacitadas cuando se les niega las oportunidades de que dispone en general la comunidad y que son necesarias para los aspectos fundamentales de la vida como la educación, el empleo, la vivienda, la seguridad económica y personal, la participación en grupos sociales y políticos.

Hay que iniciar con esta concientización y sensibilizarnos en todo lo que unas personas con capacidades diferentes tienen que enfrentar y no tratar de sacar un beneficio que se les están otorgando como son las placas vehiculares para discapacitados en donde es más que evidente que los médicos sí es que así se les puede llamar aquellos que entregan el certificado para poder llevar los trámites para sacar las placas y también aquellos individuos que los solicitan para poder beneficiarse de las mismas solo para estacionarse en centros comerciales e instituciones públicas.

He sido testigo de observar muchos domicilios en donde en las afueras se ven estacionados hasta dos o tres carros de la misma familia y todos con placas para discapacitados, al igual que el aumento de unidades circulando dentro de los diferentes municipios de Coahuila y en carretera en donde solamente se ve que lo conduce una sola persona. Situación que debería de alarmar a la sociedad porque esto quiere decir que en nuestra entidad va en aumento la gente discapacitada o que cada vez personas irresponsables sufren de un daño cerebral teniendo discapacidad mental.

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