Así como cobras, atendieras
Por Guillermo Robles Ramírez
Hay muchas instituciones gubernamentales que ningún mexicano podemos olvidar. Unas porque son necesarias, aunque otras son obligatorias, dependiendo del lado de la moneda.
También hay instituciones que son muy buenas para cobrar, pero son las peores para brindar un servicio y cuando lo hacen pareciera que están haciendo un favor cuando en realidad es un derecho porque tanto trabajadores, así como la parte patronal han pagado contribuciones para su existencia.
Pero eso sí que nunca le falte el pago de ese impuesto porque sus métodos de cobranza se comportan como la enfermedad del alcoholismo, porque no respeta edad, sexo y estado civil.
Sus metodologías de recuperar cartera vencida a sus morosos sobrepasan lo indicado ante cualquier proceso civil o mercantil e incluso se pasan por el arco del triunfo los derechos constitucionales.
Sus atribuciones son literalmente el ser juez y parte para poder actuar en contra del contribuyente sin periodo de gracia de señalar y embargar al mismo tiempo e inmediato todo aquello que este a la vista.
Es indudablemente para los patrones quienes están afiliados saben y han sufrido de sus malos tratos tanto como institución recaudatoria y prestador de servicios a sus derechos habientes. Nunca han perdonado, pese a la situación económica que se viva en el país, o por la que esté pasando los empresarios y comerciantes nunca debe de faltar su pago puntual.
No hace falta más introducción y todos sabemos que se trata del mayor organismo de salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social, quien siendo líder de ejercer sus derechos es pésimo para prestar servicio como obligación a sus derechos habientes.
Siempre inician el año mal, y cierran igual, sin pena ni gloria se la pasan todo el año siendo cada vez más ineficiente sus servicios; y nido de familias sindicalizadas en busca de su bienestar sin importarle la atención de los pacientes.
Siguen siendo el viejo Seguro Social, y todos sus empleados con sus mismas caras de “vinagretes” y altaneros que hasta el simple puesto de limpieza o intendencia hace que se sientan como si fueran dueños de la institución gubernamental más grande de salud y todos sus trabajadores hacen caso omiso a los directivos de cada una de las sucursales, pues como siempre están muy apartados del personal que tiene el contacto con los derecho habientes pues nunca se enteran, y protegiéndose los empleados entre sí ante cualquier queja que interponga los pacientes.
Los directores que a final de cuentas doctores siempre anestesiados ante la prensa haciendo oídos sordos y de la vista ciega para hacer caso omiso ante la impotencia de los pacientes al denunciar públicamente en los medios de comunicación las deficiencias del instituto.
Especialistas de la negligencia médica con la mentalidad de pagar los daños a los pacientes que entren en la tabulación no menor a los 300 mil pesos de indemnización con tal de que no vallan con el chisme a la prensa parece ser como la única solución. Y con una mentalidad mediocre de pensar que al final a cabo no es dinero de ellos sino la contribución de los patrones quienes pagan, y no precisamente del bolsillo del sindicato, nómina o retiro de la licencia médica.
Cerraron el año con la carencia de medicamentos necesarios para poder establecer la salud de los pacientes teniéndolos en espera por semanas hasta que llegue el medicamento indicado por el médico, o en su defecto le solicitan al derecho habiente que pase nuevamente con su doctor para que le cambien la receta pues no cuentan con la medicina prescrita dándole a escoger a los pacientes lo que tienen nada más en existencia.
Entre los más populares se encuentra la penicilina o derivados de 800 miligramos, y la insulina. Siempre con el mismo argumento de estar por llegar, sin embargo, pasan semanas y para cuando llega el día que “dizque” llega; sucede otra tragedia más, es decir, la receta ya prescribió; teniendo que pasar nuevamente con el médico de lo familiar para que le extiendan otra prescripción.
Lo mismo sucede en el Seguro Social de Saltillo, Torreón, Piedras Negras y resto de la entidad, pero no solamente de Coahuila, sino es un mal que lo padece en todo el país.
El maltrato por parte de las “secretarias”, que no hacen nada más que burlase de los pacientes y malos modos para atender a los que llegan, haciéndolos esperar por horas para ser atendidos y dejándolos en ocasiones parados mientras ellas se dedican a mandar mensajitos por celulares, echarse la “cotorreada” entre los compañeros o simplemente pasarse los chismes familiares, amorosos y desamores.
No respetan a las enfermas de la tercera edad, dejándolos más desorientados y paseándolos de un cubículo a otro, mientras el personal del Seguro Social, se mofan de ellos.
Hasta cuándo habrá un mandatario que meta en cintura al Seguro Social, para el buen trato de sus pacientes, el abastecimiento de medicamentos especializados o necesarios para la estabilización de enfermedades fuertes que se incrementan más en esta época del año. Así como inician el año, de igual manera lo cierran. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org
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