Alerta Roja: El próximo paso de Eduardo Ovando

El experimentado chetumaleño Eduardo Ovando Martínez estuvo a un paso de ser candidato del PRI a la gubernatura en el proceso interno de principios de noviembre de 2004, para el relevo del también chetumaleño Joaquín Hendricks Díaz, su compadre del alma. Pero la partida se la ganó el cozumeleño Félix González Canto.

El episodio es muy conocido, ya que fue la última ocasión en la que un capitalino quedó en la orilla disputando fieramente la candidatura, con el vigor de sus “redes amigas” y equipo ofensivo donde participaban Raymundo King de la Rosa y José Luis Pech Várguez, protagonistas del actual proceso, el primero como dirigente estatal del PRI y carta semifinalista en la lucha por la gubernatura, y el segundo como candidato virtual de Morena a la grande.

Eduardo Ovando le entregó al gobernador Roberto Borge su renuncia voluntaria e irrevocable al cargo de asesor del gobierno del estado. La renuncia la presentó el cuatro de marzo por “motivos familiares y personales, y por así convenir a mis intereses”.

Haga lo que haga Eduardo Ovando equivale al avance de un astuto paquidermo en el jardín, porque puso su señor liderazgo para la causa del diputado federal José Luis “Chanito” Toledo Medina, y ahora queda en libertad para decidir el rumbo que más conviene a su manada.

Senador de 2000 a 2006, el ex alcalde capitalino tiene una visión de letal ajedrecista que olfatea el flanco vulnerable más imperceptible para cabalgar a la ofensiva. Por ello es muy interesante la decisión que tome, ya que la llevará hasta las últimas consecuencias.

El PRI acude a un duelo electoral muy reñido, y en este escenario la figura de operadores de lujo como Eduardo Ovando es insustituible, sobre todo por su capacidad para inclinar la balanza en una contienda muy cerrada.

Como dato interesante, Ovando derrotó a Eduardo Espinosa Abuxapqui cuando disputaron en una contienda interna del PRI la candidatura a la alcaldía capitalina de Othón P. Blanco, a fines de 1998.

Y si hay un priista capaz de recorrer con los ojos vendados las entrañas laberínticas del partido, ese es precisamente Eduardo Ovando, quien empezó desde abajo hasta alimentar una valiosa trayectoria que estuvo a punto de culminar como candidato del PRI a la gubernatura.

¿Y ahora que harás, Eduardo?

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