Julian Santiesteban

A tiro de piedra: Sindicatos y elecciones, lo de siempre

No hay más alianzas que las que 
 trazan los intereses 
Antonio Cánovas del Castillo 

Por Julian Santiesteban 

De taxistas o mineros, de burócratas, de la iniciativa privada, cualquiera que sea la naturaleza de los sindicatos; siempre, la utilización de los sindicatos en los procesos electorales ha sido una de las estrategias más efectivas –y sucias- para inclinar las voluntades y hasta para el “acarreo” de votos; por ello en las últimas semanas la renovación o permanencia de sus dirigencias ocupa cada vez más espacio en la agenda pública, tanto a nivel nacional como las entidades federativas. 

Quintana Roo no está exento a esa dinámica, en las últimas semanas se han ido acentuando más las confrontaciones en los diferentes sindicatos; desde el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Estado (Sutage), hasta los de taxistas, pero las confrontaciones internas y renovaciones no se quedan al interior ni necesariamente surgen o se mantienen sólo entre los agremiados, pues justo en esas confrontaciones es cuando los actores políticos intervienen para lograr que sus respectivos “allegados” se conviertan en dirigentes. Esa simbiosis entre sindicatos y el poder es lo que ha perpetuado a dirigentes prácticamente vitalicios, a cambio de movilizaciones en los procesos electorales para perpetuar a algún partido en el gobierno. La fórmula es vieja, pero en nada ha variado con la alternancia. 

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) históricamente incorporó a los gremios a su estructura, para ser dirigente había primero que ser priísta. Con los años, el Partido Acción Nacional (PAN), el de la Revolución Democrática (PRD) y ahora Morena, han creado sus propias agrupaciones, casi todas escisiones de los grandes sindicatos (así como han surgido los partidos, con escisiones de los ya existentes, hasta en eso se parecen). Además, en el país existen ejemplos de partidos surgidos también de sindicatos como el de maestros. Política, elecciones y sindicalismo son una cuestión indisoluble. 

En la semana anterior, la diputada de Morena, Reyna Durán Ovando y otro grupo de legisladores encabezados por la legisladora también morenista, Erika Castillo Acosta, presentaron por separado dos iniciativas que, en realidad, pretenden normar lo mismo: que las concesiones para operar taxis sean heredables, lo cual parece un contrasentido legislativo, dado que una autorización para realizar una tarea no es un bien en sí mismo susceptible de herencia pero más allá de esa polémica, en el fondo subyace la búsqueda del apoyo del sindicato de taxistas más grande del sureste mexicano para los candidatos de Morena en las elecciones del próximo 06 de junio de 2021. Durán Ovando trabajó la iniciativa con el actual dirigente del Sindicato de Taxistas Andrés Quintana Roo, Erasmo Abelar Cámara; Erika Castillo con el grupo de su padre, Erick Castillo, ex dirigente del mismo sindicato; ambas buscan la candidatura a la alcaldía de Benito Juárez. El interés el claro, son más de veinte mil familias que dependen económicamente de ese sindicato de Cancún. 

Ahora bien, el 31 de julio del presente año la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) a nivel nacional, determinó ampliar los periodos de las dirigencias de 179 sindicatos del país, determinación que se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), eso mantenía la esperanza en dirigentes como el del Sutage, en Quintana Roo, Roberto Poot Vázquez, para no emitir convocatoria para la renovación, pero esa ampliación está vigente sólo hasta el 30 de septiembre de este mismo año. Ciertamente, la STPS estipuló la posibilidad de volver a ampliar, pero el semáforo epidemiológico nacional indica que a partir de este lunes ninguna entidad estará en “rojo”, y Quintana Roo en particular estará ya en “amarillo”, por lo que la convocatoria para la renovación puede lanzarse y la asamblea realizarse cuando se llegue al color verde. ¡Zas! 

Más aún, el dirigente del Sutage ha “coqueteado” abiertamente con Morena, con lo cual ha dejado –por fin lo vieron- de ser “útil” al grupo en el poder, que lo sostuvo ilegalmente por más de diez años, a pesar de la alternancia local. A inicios de 2018 hizo lo mismo y la secretaria del Trabajo local, Catalina Portillo Navarro, reveló que la dirigencia es irregular, pero al “volver al redil” político, Poot Vázquez se mantuvo dos años más, aunque no será ya el caso. Sindicatos y elecciones, la simbiosis más sucia de la política mexicana, continúa tan vigente como siempre. 

COMENTARIO MORBOSO 

Este domingo, Quintana Roo amaneció con la noticia de que uno de sus senadores, José Luis Pech Várguez, fue denunciado por violencia política en contra de la mujer, en específico, lo denunció su compañera también legisladora y rival por la candidatura a la gubernatura de Quintana Roo, Marybel Villegas Canché. La Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral (INE) declaró improcedente la queja. 

Entre los aspirantes a la candidatura a la gubernatura –carrera que ya comenzó desde hace tiempo- por Morena, Villegas Canché es la que ha atacado abiertamente a sus contrincantes, lo mismo a Pech Várguez que a la alcaldesa de Benito Juárez, María Hermelinda Lezama Espinosa (además de su confrontación con el gobernador, Carlos Joaquín González); son tantos los frentes abiertos, que justamente esa circunstancia es la que pudiera afectarla más en sus aspiraciones. Si logra la candidatura no tendrá “favores” que pagar a sus compañeros de partido, pero si la definición se complica, y el “dedo definitorio” ausculta el ambiente local, la respuesta desde Quintana Roo pudiera ser “cualquiera menos ella.” Más aun, por poderosa que sea su estructura, requerirá del apoyo en campaña de los grupos morenistas ¿qué tal si todos hacen como que la apoyan y, en realidad, operan para “los de enfrente? Esa dinámica es la que sacó al PRI del poder, tanto en la presidencia de la República, como en las entidades federativas. 

Que la lección sirva a todos los que buscan una candidatura. Alianzas estratégicas es la clave, baste ver la cantidad de grupos políticos que posibilitaron que la 4T llegara al poder; en contraparte, recuérdese que la soberbia desbarranca cualquier aspiración. El camino aun es largo, para que las “cachetadas” sean tan seguidas; no hay “operación cicatriz” que cure los agravios reales; pero lo más importante, confiarse en que el triunfo es seguro debido a la popularidad de la franquicia, es la mejor vía –y más segura- para perder; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

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