Julian Santiesteban

A tiro de piedra: Morena, los «Dados cargados»

Nos gusta llamar testarudez a la perseverancia ajena pero  

le reservamos el nombre de perseverancia a nuestra testarudez 

Alphonse Karr 

Por Julian Santiesteban 

Lo noticioso no fue que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, rechazara tener preferencia por algún aspirante a la candidatura de Morena a la Presidencia en el 2024 –hacerlo, terminaría de enlodar un proceso de por sí cuestionado-; lo importante fue el implícito mensaje enviado a aspirantes como Ricardo Monreal Ávila y Marcelo Ebrard Casaubón, en el sentido de que no será la presión un elemento que modifique la “opinión” presidencial sobre su sucesor. Pero eso ya lo sabían los aducidos.  

De hecho, los tres aspirantes al “banderín” han acompañado a López Obrador, por lo menos, por los últimos 20 años en sus batallas políticas. Saben que el mandatario no suele ser un actor político que cambie de opinión; de hecho, suele ser bastante obstinado. Por ello, la presión pública que han decidido ejercer tanto el senador zacatecano como el canciller, ha sido interpretada como una estrategia de jugarse el todo por el todo, en un camino sin retorno que los puede llevar a abandonar el partido guinda. 

Eso sí, mientras el presidente les dice que no hay inequidad, el dirigente formal de Morena, Mario Delgado Carrillo, les dice que sí hay posibilidad de construir un acuerdo entre los aspirantes para una competencia con “piso parejo” (¿por fin?); y que el escenario de tal acuerdo sería el Congreso nacional de septiembre próximo, pero si uno lee entrelíneas, el discurso estaría más enfocado a que no se les derrumbe el proceso de renovación de órganos partidistas nacionales y de las dirigencias estatales que está en marcha, más que encontrar realmente el equilibrio… que no les echen a perder la fiesta pues.} 

Habría que recordar que el coordinador de los senadores de Morena ha señalado que la selección de candidaturas en Morena con el método de encuestas es una simulación que no abonan a la vida democrática del partido y que, por el contrario, genera mayores enconos entre los diferentes grupos políticos que lo componen. Por cierto, si algo hay que reconocer en el aspirante presidencial, es que el cuestionamiento lo ha hecho en general no sólo refiriéndose al proceso iniciará formalmente en septiembre de 2023; recalcando además que su nombre estará en la boleta electoral de junio de 2024; por cierto, no necesariamente por Morena. Y bueno, el pasado fin de semana, simpatizantes de Marcelo Ebrard, demandaron también que el método de designación sea transparente. 

Si a los porcentajes nos atenemos, la mitad de los aspirantes a la candidatura presidencial, han mostrado algún grado de desconfianza; si se considera que, además de Ebrard y Monreal, desean el espacio Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López; ¿visto de esa manera ya se dimensiona el problema? Va una más: La mitad de los aspirantes a la candidatura de Morena están inconformes con el método de selección de candidatos…  otra, apenas la mitad de los que aspiran a la candidatura presidencial están conformes con el método de selección, lo cual se infiere porque hasta ahora no han emitido opinión al respecto. Y bueno, el discurso es que no hay, ni habrá favoritismo, pero en los hechos, la ruptura se hace cada vez más evidente. 

Por cierto, que la oposición no ha desperdiciado el conflicto interno, pues ve en las figuras de Monreal y Ebrard la posibilidad de regresar a la competencia con probabilidades de triunfo, tanto, que reconocieron este martes que han encargado ya un sondeo, para medir la preferencia electoral que tendrían, si Monreal Ávila fuera su candidato. Entre eso y las declaraciones del zacatecano de que pudiera no seguir en las filas del morenismo, además de la disidencia de los simpatizantes del canciller, parece que la oposición surgirá del mismo oficialismo… pero no hay dados cargados. 

COMENTARIO MORBOSO 

Este martes, el Frente Cívico Quintanarroense entregó –aunque evidentemente nadie recibió- un reconocimiento a la XVI Legislatura de Quintana Roo, por ser la más improductiva y cara en la historia del estado; un hecho inédito que, sin embargo, falso no es. 

Pero, si algún reclamo cabe hacer a la asociación ciudadana, es que no haya realizado una comparación con la legislatura anterior, la XV, porque muy probablemente habría tenido que decretarse un empate, qué falta de seriedad (entiéndase el sarcasmo). 

Y aunque hacia el futuro, cualquier cosa que se realice será mejor que lo realizado por las legislaturas “del cambio”, que sirva lo ocurrido para que, los de la XVII, entiendan que no se llega al cargo para parasitar, como lo hicieron los 50 legisladores que en seis años desfilaron por el edificio de Punta Estrella. Y a usted como ciudadano/a , le alcanza la responsabilidad de vigilar que nunca más, se vuelvan a cometer los errores de elegir a tan intrascendentes personajes que, a partir de septiembre próximo, ojalá sean investigados y sancionados de acuerdo a la ley; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

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