Julian Santiesteban

A tiro de piedra: «Guerras sucias» y discursos de campaña

Un político divide a las personas en dos grupos: en primer lugar,  

instrumentos; en segundo, enemigos 

Friedrich Nietzsche

Por Julian Santiesteban 

La competencia electoral en México, para desgracia de los votantes, se caracteriza más por la diatriba que por la propuesta, por la descalificación del oponente antes que las virtudes de los competidores. Es una especie de regla de juego que los que deciden participar rechazan en el discurso, pero aceptan en los hechos; tanto, que a menos de dos meses para que inicien las campañas para elegir al noveno gobierno estatal de Quintana Roo, los contendientes han dibujado ya un escenario en el que el ciudadano, de nuevo, deberá optar por el menos peor. 

De manera general, se afirma que el elector es cada vez más exigente para con los candidatos, cuestión que probablemente sea cierto, pero el problema de todos es que olvida la gobernanza (el involucramiento del ciudadano en la toma de decisiones gubernamentales), de manera tal que, cuando las elecciones han pasado el votante cree haber ya cumplido su labor. Por eso, tenemos aspirantes que prometen “el oro y el moro” y, una vez que ganan en las urnas, vuelven a las mismas malas prácticas de toda la clase política nacional. 

En suma, el votante equipara a los buenos candidatos con los buenos gobernantes, además de que los políticos se “desgarran” en campaña, prometen ajustes de cuentas y, sobre todo, ser “diferentes”, pero ya en el poder llegan los “pactos de silencio” y el discurso de llevar a la justicia a los desfalcadores de las arcas públicas se guarda, intacto, hasta que la siguiente campaña electoral obligue a “desempolvarlo” y ajustarlo colocando nuevos nombres, aunque sean los mismos delitos. 

En la política y administración pública de este país, los políticos se “reinventan” cambiando de partido, no de costumbres, con el valor entendido de que la máxima de Benito Juárez “a los amigos, justicia y gracia. A los enemigos, la ley a secas”, está más que vigente, sólo que los “amigos” y “enemigos” se definen en función del momento que se viva. Por ejemplo, en campaña seremos enemigos declarados, pero ya en el poder, las cuentas públicas del pasado se aprueban, las investigaciones se olvidan y el gatopardismo entra en funciones: cambia todo, para que nada cambie. 

Todo lo anterior debe servir de marco contextual para analizar el proceso electoral en curso, pues las candidaturas a la gubernatura han sido definidas y cada aspirante comienza a arroparse en el discurso que llevará ante los ciudadanos, lo mismo habrá quien se arrope en la idea de que la “Cuarta Transformación Republicana” debe consolidarse en el estado; como habrá quien enarbole la idea del “cambio” iniciada en la administración saliente; prometerán ordenar las finanzas públicas, acabar con los dispendios, profesionalizar el servicio público, tener cercanía con la ciudadanía y, por supuesto, revisar a detalle los recursos ejercidos y “aplicar la ley”; ¿acaso no ha escuchado ya los primeros discursos? ¿es la primera vez que prometen ese tipo de cosas? ¿ahora son más creíbles, en voz de quienes los profieren? Vale recordar la frase aquella de Nikita Krushov “todos los políticos son iguales, prometen construir un puente, incluso donde no hay río.” 

Y, entonces, ¿hay alguna alternativa? Acaso en lo que se refiere a Quintana Roo, probablemente no mucha, prácticamente todos los aspirantes, a excepción de uno, han pasado por cargos públicos. Todos, parecen tener señalamientos de los mismos temas y, el que no los tiene, es porque no ha tenido oportunidad. En función de lo anterior, escoja el elector la opción que se ajuste más a lo que su entorno inmediato requiere, pero no se olvide de exigir también cuando la administración entre en funciones, porque los encendidos discursos de justicia, los volverá a escuchar hasta el siguiente proceso electoral. 

COMENTARIO MORBOSO 

A propósito de “guerras sucias”, el inminente candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Quintana Roo, Roberto Palazuelos Badeaux, se quejó de ser víctima de ella, pero a la vez cometió el peor desatino de su corta –y acaso improvisada- carrera política. En una entrevista con un medio nacional, el también empresario hotelero dijo a sus críticos que “está anotando” todos los señalamientos que le hacen para “ajustar cuentas” cuando sea gobernador del estado. Esa afirmación, como abierta amenaza, tuvo tremenda repercusión en medios de comunicación de todo México. Como puede observarse, el llamado “Diamante Negro” no necesita “guerras sucias” de sus adversarios, solo se pone “balazos en el pie.” Por cierto, luego aclaró que lo dicho fue un error, pero precisamente ante la oleada de señalamientos que generó. No hay ahí arrepentimiento, sino sólo el reconocimiento de que no debió decirlo. No es que no lo piense pues. 

Palazuelos Badeaux ha dicho que lo suyo es un personaje televisivo, como una manera de atenuar las expresiones de “mirrey” que lo han caracterizado, como aquellas donde ha presumido sus viajes y excesos con hijos de presidente de México, con costo, evidentemente, al erario. Quienes han “osado” criticarlo, han señalado que ese antecedente muestra la manera en que el presupuesto público sería utilizado. Y si, Quintana Roo ha padecido de excesos y negocios con cargo al poder por parte de quienes lo han gobernado, Félix González Canto y Roberto Borge Angulo, son sólo los más recientes, pero no los únicos. Ante ello, ver los “televisivos” excesos del actor, hacen que la desconfianza reine. 

En contraparte, sus defensores, han asegurado que es el “menos malo” porque no le ha echado mano al presupuesto. Pues no, porque no ha estado en cargos públicos. Pero, sobre todo, las declaraciones –sean de personaje o no- anteriores y recientes, develan un esquema mental no precisamente de un conocedor de la administración pública, no de un tomador de decisiones ni d un profesional formado para gobernar; pero sí, sin duda, de uno que ha aprovechado los excesos que el poder permiten. Que sus oponentes tengan acusaciones de aprovechamiento del poder, no hace mejor al candidato de Movimiento Ciudadano, pues también lo ha aprovechado, según sus propios dichos, por ser “amigo” de políticos. Si algo no necesita la entidad, es que los “amigos” del poder sigan exprimiendo los recursos que hasta ahora y nunca como debiera, se han aplicado para atender las necesidades sociales, así que, ni “guerras sucias” ni nada, sólo descripción de hechos; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

Pd. De los demás aspirantes también se “ocupará” el escribiente, como lo ha hecho siempre. Ya tendrá oportunidad de leerlo. 

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