A tiro de piedra: Con dinero y sin pretextos
La economía consiste en saber gastar y el ahorro en saber guardar
Orison Swett Marden
Por Julian Santiesteban
En la semana que inicia, el Congreso de Quintana Roo se prepara para aprobar el presupuesto estatal, luego de haber hecho lo propio con los municipios de la entidad. Los incrementos a impuestos, derechos y licencias, se aprobaron en los términos solicitados por los ayuntamientos y, para el caso del estado, en los días siguientes pudieran modificarse los porcentajes de recursos que se destinarán a alguna actividad en específico, pero no en lo que se refiere al monto a cobrarse en 2023. Si tuvieron el presupuesto que solicitaron, para los rubros que los pidieron y en los montos que ellos mismos establecieron ¿hay algo que les impida dar los resultados prometidos? Afirmarlo, resulta incluso un despropósito.
El diagnóstico que recibió Mara Lezama Espinosa, al inicio de su gestión, fue brutal: para este 2022, casi el 48 por ciento de los quintanarroenses viven en situación de pobreza, dato que, por sí mismo, contrasta con los datos económicos, considerando que la entidad tiene los destinos turísticos más importantes de México, los cuales reciben más de 23 millones de visitantes por año y, al cierre del año en curso, se espera incuso romper ese récord de turistas. La situación sólo se explica, sólo si se estudia bajo el esquema tradicional de crecimiento asimétrico, aquel en el que el capital se concentra en pocas manos y el desarrollo como tal es raquítico. Los ricos más ricos y, los pobres, pues más pobres. Es hora de terminar con esa tendencia, dijo, generando una mejor repartición de la riqueza, desarrollo y no sólo crecimiento. Una redistribución del gasto público y del capital privado. No se trata de acabar con los ricos, como piensan los de la izquierda radical. Se trata sí, de acabar con los pobres, mejorando sus condiciones de vida.
Y, en realidad, hacia allá tiende la Cuarta Transformación Republicana (4T); tomando el ejemplo de otros países como el Brasil de Lula Da Silva, si el sudamericano llegó a la presidencia, luego de su tercer intento, fue porque el acuerdo con “los señores del dinero” fue bueno. Sus programas asistencialistas le valieron la reelección y su regreso reciente al poder para un tercer periodo presidencial. En México –también luego de su tercer intento-, Andrés Manuel López Obrador, llegó a despachar desde Palacio Nacional. A lo largo de su periodo, del cual corre ya el quinto año (de un total de 6), los grandes consorcios, favorecidos en gobiernos anteriores, lo han seguido siendo, Carlos Slim Helú, Roberto Salinas Pliego, aparecen como empresarios asesores del presidente. Han pagado impuesto, eso sí, pero en materia de infraestructura, los de siempre siguen haciendo…lo de siempre. El asistencialismo es más amplio que nunca y el mandatario tiene un buen margen de popularidad. No sin disenso político y una parte del empresariado, evidentemente.
Por ello, acaso, el “encontronazo” en lo local, entre la iniciativa privada y el gobierno es, hasta cierto grado, entendible y justificable. Sin embargo, el poder es para ejercerse. La administración estatal y los municipios tendrán sus presupuestos, ojalá que la reticencia a negociar los montos de incrementos en impuestos, derechos y licencias, no represente un incremento de la morosidad o la corrupción; pues Quintana Roo sigue siendo –medidamente- la entidad federativa con mayores indicadores de corrupción. Es decir, los recursos se generan, pero no se destinan a la sociedad. Las deudas estatales crecen, pero los “hombros” que las pagan, sin retribución alguna ni buen gobierno, son los mismos.
Como se expresó al principio, en la semana que corre, el Congreso, su XVII legislatura, aprobará casi seguramente el presupuesto estatal, con el mismo se sentarán las bases del llamado Nuevo Acuerdo para el Bienestar. El quinquenio no tiene tiempo para “curvas de aprendizaje”; pero los recursos solicitados los tendrán, así que, los “cambios profundos y radicales” prometidos deberán sentirse, no sólo escucharse, porque así se ha prometido y comprometido, la palabra, ahora la tendrán los gobernantes; si se logran, reconocidos serán. Y, en caso contrario…pues para eso siempre hay un discurso.
COMENTARIO MORBOSO
Y a propósito de presupuesto, habrá que ver si el Congreso de Quintana Roo toma las previsiones para ajustar los recursos destinados a partidos y órganos electorales locales, a partir de la reforma electoral nacional aprobada en la semana anterior, o se espera a que la misma quede firme luego de las impugnaciones probables. Si el ajuste se realiza, una buena cantidad de millones se tendrán para asignarlos a gasto social, será una etapa bastante difícil para las instancias comiciales, pero es el “signo de los tiempos.”
Deberá hacerse también la reforma electoral en lo local, siguiendo las directrices nacionales, lo cual implicará cambiar las prerrogativas partidistas para que se calculen en UMA’s y no en salarios mínimos, lo cual las reduciría a la mitad; es decir, de 53 a poco más de 26 millones de pesos y compactar las áreas administrativas del Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo), lo cual también supondrá un millonario ahorro. La oportunidad está ahí, si una redistribución justa del gasto se busca; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima
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