A TIRO DE PIEDRA: ABSTENCIONISMO ADVERTIDO
Y entonces los pronósticos se cumplieron, el abstencionismo advertido a nivel nacional se cumplió, pues en todo el país la mitad de la población no acudió a las urnas, lo que representa enormes retos para los actores políticos, a los cuales por cierto, poco interesaba modificar la tendencia, pero a la luz de los resultados, seguramente algunos de ellos comenzarán a interesarse más sobre el tema.
Analizar el abstencionismo a la luz de los ganadores o perdedores de las contiendas pudiera resultar tendencioso, pues como muchos analistas han señalado, y aquí también lo hemos hecho, en las elecciones intermedias hay poca participación y los partidos tradicionales mueven a sus estructuras para ganar, el “voto duro” entonces es el que se impone, por ello los siempre beneficiados poco harán para modificar tendencias y escenarios. Y Por eso también no debiera haber triunfalismos o señalamientos de derrota, cuando el comportamiento fue el que siempre existe en estas coyunturas.
Es probable que la desaparición de partidos como el del Trabajo, o el Humanista alerte a otras fuerzas políticas que apenas conservaron el registro, y se esfuercen por abatir los preocupantes niveles de abstención, particularmente en comicios como los transcurridos el pasado domingo, que modificó la conformación del Legislativo general, con un Partido Revolucionario Institucional (PRI) en primer lugar, junto con sus aliados del Partido Verde Ecologista (PVEM –aun con las ilegalidades cometidas) y Nueva Alianza; y con un Partido Acción Nacional (PAN) como segunda fuerza, y de ahí hacia abajo, con partidos menores que desde ahora batallarán todos, por seguir existiendo, ahí el reto de captar nuevos electores.
Ahora bien, a nivel de los estados los retos estarán en función de su actividad política inmediata; por ejemplo, Zacatecas, que hasta ahora parece será la entidad con mayor participación en las elecciones del domingo pasado con el 57 por ciento, tendrá elecciones locales en 2016 y renovará su gubernatura; y en ese tenor se encuentra también Quintana Roo, sólo que esta entidad –de acuerdo a periódicos nacionales como El Economista-, luce como la entidad en que mayor abstencionismo hubo en todo el país, con un 68 por ciento de ciudadanos que no votó.
Quintana Roo fue en 2003, cuando hubo también elecciones intermedias, el quinto lugar nacional en abstencionismo, ahora el primero, lo cual representa un enorme reto para quienes pretendan competir en las elecciones de 2016, pues si bien en los procesos locales la participación es más concurrida, también es cierto que el hartazgo ciudadano está más que presente, irrupciones en el escenario como el del partido Morena lo demuestran, dado lo poco que invirtió en este 2015, que aun así le valió colocarse ya como segunda fuerza estatal.
No es tiempo pues de evaluar si las reformas nacionales han impactado o no en el ánimo social y su manifestación en las urnas; en contraparte, es tiempo de atender la multicausalidad del abstencionismo para tener competencias reales en los procesos, y lograr captar, por ejemplo, a sectores poblacionales como los jóvenes entre 20 y 34 años, que son mayoría prácticamente en todo el país y son los que menos sufragan, pues las instituciones y normas electorales nacionales se han reformado; pero la participación ciudadana parece no modificarse, así que no es que el PRI, el PAN o el PRD tengan resultados espectaculares, sino que su electorado se mantiene más o menos estable y son capaces de moverlo a las urnas, así de sencillo.
Por último, en la elección de 2003 cinco partidos políticos perdieron su registro; hasta ahora parece que dos estarán en esa situación en 2015. Así pues, vayamos a otro proceso, que seguramente no será nada fácil, pero en el que tampoco habrá nada nuevo, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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