Julian Santiesteban

A tiro de piedra: 2021, cambio o 4T

Quien no castiga el mal, ordena que se haga 
Leonardo Da Vinci 

Por Julian Santiesteban 

La pandemia y la recuperación económica estará en el discurso de los actores políticos y de gobierno, pero en su mente y acciones, será el proceso electoral más grande de la historia lo que tendrá realmente su atención. No es para menos, en el país son más de 20 mil cargos que están en juego y, en Quintana Roo, hay la renovación de todas las alcaldías y eso representa la antesala de la renovación de la gubernatura. 

Para el régimen federal, este año trae el primer reto electoral, la elección del 06 de junio representa la confirmación del apoyo al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador y, a nivel local, en la víspera de la terminación de una administración estatal que generó amplias expectativas -particularmente en el sur quintanarroense-, la esperanza de acabar con gobiernos extractivos como los de Roberto Borge y Félix González; parece que el mejor escenario para los partidos actualmente en el gobierno es que la derrota no sea tan aplastante como se avizora. 

Si los resultados de la próxima elección son un reflejo de la aprobación de los respectivos gobiernos, ni la Cuarta Transformación Republicana será apabullante, ni la oposición estará tan “moral” y electoralmente derrotada, como desearían los promoventes del “lopezobradorismo”; pero más allá de la lucha por la mayoría en el Congreso federal y los reacomodos de las fuerzas políticas federales, Quintana Roo representa un laboratorio magnífico para observar la ratificación o rechazo al apoyo a visiones de gobierno que, aunque se acerquen –negocien pues-, serán siempre diferentes por quienes las encabezan. 

Morena en Quintana Roo es el ejemplo más claro de que no es lo mismo la 4T que los que llegaron a cargos públicos cobijados en ella; en los 3 municipios que gobierna las principales críticas son de los actores políticos del mismo partido. En Othón P. Blanco, Solidaridad y Benito Juárez, sus alcaldes se han integrado a una clase social más alta, aunque sus gobiernos dejan mucho qué desear, con niveles de rechazo –medidos y no figurativos- superiores al 80 por ciento en todas las encuestas realizadas. Tan sólo ese dato debiera bastar para no optar por la reelección, pues el presidente de la República y su proyecto tienen un apoyo diametralmente opuesto al de los alcaldes –entre 67 y 80 por ciento positivo-, por ello la competencia entre “morenos” es tan feroz por desbarrancar las intenciones de reelección de sus compañeros de partido, por lo menos en los municipios norteños, en el capitalino no habrá intención alguna de ratificar la 4T con el “desgobierno” existente. 

En el gobierno local el repliegue es evidente; Tulum es la prioridad principal, Solidaridad como posibilidad de derrotar a Morena –si el PAN, PRD y PRI optan realmente por un candidato rentable, no la precandidata favorita mostrada hasta ahora- y en Benito Juárez, si Morena decide no reelegir a Mara Lezama y postular en su lugar a Marybel Villegas Canché, activar a un candidato lo más “incómodo” posible, a sabiendas de que es casi imposible el triunfo, a menos que los “morenos” hagan todo para perder; los demás municipios son negociables. Tan poco es el interés, que se apoyará la búsqueda de reelección en administraciones como la de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos, cuyos respectivos alcaldes están sumidos en el descrédito, por sus muy personales escándalos. 

En suma, a Morena le interesan, primero, las 4 diputaciones federales de Quintana Roo y alguna plurinominal por la tercera circunscripción. Luego, mantener el gobierno, por lo menos, en los 3 municipios que gobierna; en esa tesitura, si como se rumora hay “acercamientos” entre la 4T y los promoventes del “cambio”, la ganancia para el régimen local estaría en algunas alcaldías; de manera tal que la competencia por la gubernatura en el 2022 sea tal y no un mero trámite para instalar un nuevo régimen. 

Pero antes que las aspiraciones de grupos políticos, subyace la voluntad ciudadana; es el sufragio el factor de continuidad o modificación. Ahí donde hay un partido político o gobierno que no cumple las expectativas, hay también la posibilidad de su sustitución. Ahora que Quintana Roo conoce la alternancia, es tiempo de que sus ciudadanos comprendan en amplitud el valor de su voto; en el laboratorio local, las opciones reales –aunque haya “chiquillada” partidista- son el seguir con el “cambio” o la adopción total de la 4T y en medio año viene la primera oportunidad. 

COMENTARIO MORBOSO 

El 2021 inicia con múltiples pendientes en lo local y la importancia de los temas que deberán atenderse impactarán profundamente la dinámica social en los próximos años. Primero, la XVI Legislatura local deberá decidir si autoriza al gobierno estatal la contratación de una nueva deuda por 820 millones de pesos, lo que a esta altura de la administración hace a todos preguntarnos si, en términos de deuda, verdaderamente se terminará mejor que las dos que le antecedieron. El endeudamiento no debe ser “satanizado” sino la utilización de los recursos, pero aun con esa premisa, la duda persiste y el cuestionamiento es más que válido, sobre todo, cuando una de las promesas para el sexenio fue no endeudar más. Lamentable coyuntura la que le tocó vivir ¿pero sí estará justificado el endeudamiento? El tema deberemos analizarlo en todo su desarrollo. 

Otro de los temas por terminar de concretarse es la construcción y operación del puente sobre la Laguna Nichupté en Cancún que, por lo pronto, dejó a los diputados de la 4T y todos los que lo aprobaron, al nivel de los que tanto criticaron, entregando por 30 años una concesión lesiva para los quintanarroenses ¿podrán acotar con beneficios para los locales, el “cheque en blanco” que ya aprobaron? Estaremos atentos en las siguientes semanas. 

Y, por último, al inicio del año surgió un dato lapidario y que ni siquiera dimensiona el desastre: En Quintana Roo y Ciudad de México estaban dos de cada tres plazas laborales que se perdieron entre enero y noviembre de 2020, por la pandemia del Covid-19. El destino turístico del sureste mexicano perdió casi cien mil espacios laborales formales; es decir, los dados de alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero si se considera que por cada trabajador con seguridad social hay por lo menos cuatro más que no lo tienen, ese es el tamaño de la tragedia local ¿qué harán para, realmente, lograr la recuperación económica? Ya lo veremos, porque entre nuevos impuestos y con la utilización del outsourcing legalizado en lo local, los incentivos fiscales anunciados no parecen suficientes, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

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