A propósito de la felicidad

Por Arom Leamsi

El presente opúsculo lo escribo a propósito de una petición que me fue hecha, después de dar una breve plática que me solicitaron, y que para mi sorpresa, tuvo muy buena aceptación. La pregunta que más me hicieron, formulada de muchas formas fue ¿Por qué a todos nos es difícil ser felices? Yo no sé si a todos les es difícil, pero al parecer, si lo era para los que estuvieron en esa charla informal.

En lo que a mí respecta, me parece que a muchos seres humanos les cuesta ser felices porque a menudo, muy a menudo, tienen una expectativa de la felicidad construida sobre muchas creencias; creencias que si averiguamos bien, no tienen ningún fundamento. Las investigaciones llevadas a cabo sobre este tema, apuntan a que la felicidad tiene mucho que ver  con una emoción a la que pocos la relacionan con la felicidad.

Sin esa emoción es casi imposible experimentar eso que la gente entiende por felicidad. Si reflexionamos un poco, no es difícil descubrir que esa sensación se experimenta cuando uno está en el camino que uno eligió, y no cuando nos está yendo bien en ese camino. Si estamos en el camino que hemos elegido y además, logramos mantenernos serenos el mayor tiempo posible en ese camino, no hay duda que todo ese tiempo seremos felices.

El desconocimiento de esto, hace que muchas veces la mayoría de la gente espere tanto de la felicidad, que la vuelve imposible por una sencilla razón: porque a pesar de que le va bien en el camino que está, no es el camino en el que le gustaría estar, porque es el camino que no eligió. La situación es peor, si resulta que estando en el camino que no eligió, no le va bien, ¿cómo se puede experimentar la felicidad estando en dónde no se quiere estar?

¿Todos los caminos llevan a Roma?

 La felicidad se va haciendo imposible cuando se la define encaminada hacia un lugar al cual no vamos, por eso se vuelve imposible. Cuando se toma conciencia de que la felicidad se genera a partir de experimentar una sensación de serenidad, se comprenden dos cosas: 1) que la felicidad es algo que tiene que ver conmigo mismo, es algo que se crea desde mi ser, a partir de la paz interior; 2) que no debemos dejar de ocuparnos de generar esta sensación.

Es verdad, la felicidad tiene que ver más con la manera en que interpretamos lo que ocurre en el mundo que nos envuelve, que lo que ocurre allá afuera. La plenitud de vida de una persona, la manera en que experimenta la felicidad, no depende de que experimente muchas emociones, la felicidad de la vida de una persona depende de la precisión e intensidad de sus emociones, producto de sus decisiones, ese es quid del asunto.

No requiere de ninguna ciencia, comprender que es imposible tomar decisiones lúcidas, claras y precisas, si no se tiene un adecuado conocimiento del propio ser. Toda persona humana no vive aislada, es imposible vivir alejado del contacto de los demás. Al individuo lo envuelve la realidad, y este, la percibe de acuerdo a sus circunstancias, es decir, todo individuo tiene su propia filosofía, su propia cosmovisión.

¿Qué es esta cosmovisión, esta filosofía de vida? Es nuestro contexto histórico, económico, sociocultural, familiar, de salud, laboral, etc. Todos vamos por la vida tratando de seguir nuestra propia filosofía de vida. La manera en que vivenciamos la realidad, interpretada a través del prisma de nuestra filosofía de vida, determina nuestra calidad de vida, y de ella, la manera en que generamos la experiencia de la felicidad.

El color del cristal con que se mira.

Cuando el camino que seguimos responde a nuestra filosofía de vida, es mucho más fácil experimentar esa sensación de bienestar, a pesar de que en este camino no nos esté yendo bien –sobre todo en lo económico-, y de esa sensación de serenidad, de paz interior, es que podemos tomar decisiones lúcidas, que nos llevan constantemente a dónde queremos llegar, para poder ser aquello que queremos ser. Y cuando se es lo que quiere ser, es más fácil ser feliz. Sin la paz interior es imposible ser felices. Una persona podrá haber adquirido todo en un camino en el que por obra de casualidad, le fue bien adquiriendo: fama, poder, riqueza, “bienestar”, popularidad; pero si no tiene paz interior, si no logra experimentar en su vida la paz interior, ha perdido todo, incluida la felicidad. La Paz interior, es el camino que nos conduce a experimentar la felicidad, esa experiencia que tanto trabajo les ha costado a quienes me acompañaron en esa pequeña charla. Así que ya lo sabéis, para ser felices, hay que saber generar la paz interior

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