A 30 años y siguen igual

Por Guillermo Robles Ramírez
El primer Tratado de Libre Comercio de América del Norte en donde participó México, Estados Unidos y Canadá; entrando en vigor el 1 de enero de 1994; fue sin duda alguna la total eliminación de barreras comerciales e inversiones entre los países participantes mencionados anteriormente.

Lo he comentado en muchas de mis publicaciones pasadas, y vuelvo a reiterarlo que gracias al expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari; este tratado internacional, puso a México, en la mira internacional permitiendo la participación comercial no solo entre tres países sino en todo el mundo. También gracias a ello y aunque fue doloroso fue quitarnos la venda de saber el verdadero valor de nuestra moneda aunque para generaciones nuevas crean que el valor mexicano actual está maquillado con dos decimales, es decir, dos ceros más es el valor real a lo que antes se le llamaba viejos pesos mexicanos. Algo que con el tiempo se dejó de decir así sin más, no significa que nuestra moneda esté fuerte hablando competitivamente internacional.

Para el primer Tratado de Libre Comercio de América del Norte, México tuvo que tener una infraestructura en la construcción de autopistas nuevas tanto de cuota como libres para que pudiera entrar a nuestro país transporte estadounidense de rodaje para carga pesada.

Cuando se liberó y se permitió el acceso de tráileres a los Estados Unidos, se inició una guerra frontal entre las autoridades federales del transporte estadounidense y los transportistas mexicanos.

Algunas de las trabas que pusieron los norteamericanos para que los tráileres mexicanos llevaran mercancía a las diferentes regiones del interior de la Unión Americana, fueron entre otras, el conocimiento del inglés, que los choferes pasaran la prueba de manejo conforme a las reglas estadounidenses. Y uno de los requisitos más difíciles que se les solicitaron a los transportistas mexicanos, dándole la muerte para los concesionarios de carga federal de México, fueron las condiciones generales mecánicas de las unidades nacionales, pues nuestros primos del norte no de ahora sino de siempre nos tienen bien calificados.

La mayor parte, por no decir que la totalidad de los tráileres de carga que han circulado por años por las carreteras de México, son vil chatarra, no sólo de la carrocería y sus motores, sino de los famosos dobles remolques que no están alineados con la unidad delantera y generalmente van “bailando” o invadiendo la raya central de los caminos lo que significaba un serio peligro.

Estas reglamentaciones obligó a muchos concesionarios de carga federal y que querían cruzar al otro lado para llevar o traer mercancía de sus clientes, a mejorar y modernizar su parque vehicular, es decir, contar con unidades de modelos más recientes y deshacerse de toda la chatarra; que era el motivo principal por lo que las autoridades norteamericanas rechazaban el paso de nuestros tráileres.

Hubo empresas fleteras que mejoraron notablemente y compraron unidades nuevas, otras las mejoraron y a final de cuentas, hay tráileres mexicanos que cumplen con las normativas americanas.

Los que no, ahí andan recorriendo nuestros caminos de México, sin importar el daño que pueden causar y la peligrosidad que representa esa chatarra.

El final del tratado internacional entre México, Carlos Salinas de Gortari  y Estados Unidos, George W. Bush, tuvo su culminación; sin embargo se firmó uno nuevo incluyendo nuevamente a Canadá, remplazando al anterior con el nombre de T-MEC, en donde se ampliaron algunos acuerdos, y evidentemente las condiciones para la introducción de tráileres y choferes mexicanos al territorio estadounidense fueron un poco más estrictas para darle seguridad y certeza no solo a los transportistas mexicanos sino también para conductores privados que utilizan las mismas carreteras y autopistas de nuestro país vecino del norte.

Han pasado más de 30 años desde el primero y segundo tratado internacional entre Estados Unidos, Canadá, y México. Tres décadas en donde las autoridades federales y estatales, así como legisladores siguen dormidos en sus laureles, sin actualizar normativas para que ya no circulen esos tráileres chatarras en nuestras carreteras federales, estatales, autopistas libres o cuotas, representando un total peligro para conductores particulares que transitan con motivos de negocio o familias vacacionando que solo representan un alto riesgo entre la vida y la muerte de muchos ciudadanos.

Continúan la mala práctica de los dueños de esas compañías de transporte pesado explotando a sus choferes rebasando su capacidad de rendimiento, motivo por el cual una gran parte de ellos se ven a la necesidad de drogarse con todo tipo de toxinas hasta el uso de fentanilo.

El gobierno federal dejó de invertir en autopistas amplias para que puedan circular tráileres de doble remolque, siendo Carlos Salinas de Gortari, el último presidente de México quien más invirtió en infraestructura de comunicación terrestre. Sin embargo, ya quedaron obsoletas y rebasada su capacidad en donde encontramos nuestras vías de comunicación federal y autopistas congestionadas por tráileres en mal estado, conductores irresponsables e infraestructura insuficiente y en mal estado. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

Deja un comentario