Ya no es como antes
Por Guillermo Robles Ramírez
En las casas de Saltillo, el calor dura todavía durante la noche, como si fuera un comal que duró todo el día prendido y no es hasta metiéndose el sol cuando se queda en los muros guardando el infernal calor del día.
Aquel Saltillo, quienes guardan celosamente los recuerdos de la ciudad en donde el fresco y la lluvia de todos los días del año estaban presentes. Tanto sus casas modernas, así como sus casonas, son testigo del clima ideal del que antes se podía presumir en esa cabecera municipal.
A la fecha todavía hasta sus viviendas se siguen haciendo de puro concreto, sin ningún aislante térmico o mucho menos con una preparación para poder instalar al menos un clima de aire, ya sea acondicionado o lavado. Aunque los primeros es hablar de un lujo, pues Saltillo, no se encuentra dentro del convenio de tarifas de bajo costo de luz, que la CFE, considera para algunas regiones del país en donde el calor es mucho más allá de lo infernal terrenal.
Ya no se sabe con precisión si la culpa total se le debe a la fase más cálida conocida como “El Niño”; fenómeno climatológico que afecta a todo el mundo. Pero tampoco podemos evitar el considerar lo que Saltillo con el pasar del tiempo se ha ido convirtiendo en una ciudad moderna, pero a su vez que conserva al menos en su Centro Histórico la parte colonial.
El problema de toda ciudad moderna en el mundo en donde manejan un alto nivel de actividades económicas, ya sean comerciales, empresariales o industriales, hacen sus estructuras sociales complejas, involucrándose como parte elemental del sistema el transporte, tanto privada como pública.
Como resultado de ello, un factor más al que se le puede sumar una causa más al calor en la ciudad de Saltillo, es decir, los problemas más importantes relacionados con éste se encuentran en las zonas urbanas donde el transporte público y privado por innumerables situaciones no logran satisfacer las necesidades de la movilidad urbana.
Hay que estar conscientes que la productividad dentro de las ciudades depende en gran medida en la eficiencia de su transporte para movilizar a los trabajadores, consumidores y proveedores a diferentes destinos de la urbe.
Algunos problemas son tan antiguos como la misma Roma, siendo la congestión que aunado con los automóviles aumentan la demanda de infraestructuras de transporte, así su importancia en espacios, particularmente en las zonas del centro. A la par con la congestión de las personas, gastan grandes cantidades de dinero para subirse y tomar dos o tres camiones para llegar a un destino, consumiendo también su tiempo en el trayecto entre sus viviendas y el lugar de trabajo.
La mayoría de ellos están por debajo de la cantidad en las horas picos, creando una incomodidad para los usuarios en la saturación dentro de estas unidades, teniendo que soportar el calor corporal y así como el calor generado, por tanto, motores encendidos que circulan cuando una ciudad se convierte importante generador de trabajo.
La falta de espacio para su expansión lo hace imposible en sus antiguas calles, obligando al comercio e industria a tener que expandirse más en sus alrededores, acabando con esos huecos urbanos, significando el tener que construir más edificios y sobre todo más carpeta asfáltica y así como puentes y distribuidores viales para todo tipo de transporte, es decir, hay que echar más cemento y tumbar más vegetación.
El crecimiento de una ciudad no puede ir acompañado de un impacto ambiental en donde, por un lado, las chatarras de transporte público, y privados, así como aquellas unidades en buenas condiciones no dejan de generar calor dentro de las ciudades, así como el incremento de más rutas y viviendas, así como oficinas hacen de un lugar cada vez más caliente, robándole a Saltillo, su clima ideal del que antes se podía presumir. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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