¿Y sus hijos están seguros?
Hecho ya como una costumbre en los Estados Unidos, es ya una tradición que cada año y precisamente en este mes celebran la Semana Nacional de Seguridad en los Camiones Escolares, haciéndose por decreto la regulación de normativas y sus modificaciones para mantener la integración de los estudiantes ante las impertinentes costumbres peligrosas que muchos de sus choferes tenían, comenzando con el cinturón de seguridad.
En nuestro país este tipo de regulaciones no se hacen en ninguna temporada del año, siempre se ha dejado como algo sin importancia y como responsabilidad de los particulares. Pero como todo en México, hasta que no suceda alguna desgracia en donde se tenga que lamentar la vida de los niños, hasta entonces será tema para los políticos.
En todo el país, incluyendo Coahuila, la mayoría de los padres de familia se quedan confiados que el servicio del transporte escolar es seguro por el simple hecho de saber que la trayectoria es simple, solo de la casa a la escuela o viceversa, haciéndolo como algo cotidiano de que nunca pasa nada siendo sinónimo de “seguridad”.
Es muy común ver en todo el estado de Coahuila incluyendo a Gómez Palacio, aunque del Estado de Durango y que forma parte de Comarca Lagunera por ser una ciudad que pertenece a un centro metropolitano que más del 90 por ciento de los vehículos de transporte escolar sobre todo los que dan servicio a jardines de niños y escuelas de primaria, utilizan vehículos demasiado antiguos conocidos como las combis y una que otra camioneta tipo guayín que por su forma eran señaladas como lanchas rodantes.
Forma parte de lo cotidiano verlos nada más pintados de amarillos, cegando por completo a los padres de familia que ninguno de estos vejestorios puede asegurar que durante el trayecto suceda algún percance automovilístico, generando un gran susto para los pequeñines pudiendo generar hasta un problema de azúcar por la impresión.
Los transportes escolares de Coahuila, tienen una carencia de medidas de seguridad, comenzando con su falta de cinturón de seguridad, siendo éste el primer peligro en donde se juega la vida o la muerte; también la saturación de los estudiantes dentro de las unidades lo hacen aún más peligroso ya que en un frenado de emergencia pues van a chocar sus cabecitas entre ellos mismos.
Los malos hábitos y costumbres de los choferes al momento de conducir olvidando el encendido de luces, señalización, haciendo caso omiso a los altos totales donde son indicados en las principales calles, el exceso de velocidad, el uso de celular al momento de manejar, entre otros.
La falta de obligatoriedad de que en su interior debe de ir otro adulto, necesario para que acomode a los niños por tamaño, que cada uno tenga un asiento asignado y la habilidad de saber cómo corregir un mal comportamiento de los pasajeros para que éste no sea un distractor principal para el conductor.
Tampoco ninguno de estos prestadores de servicios cuenta con un certificado de que los choferes tengan conocimientos de primeros auxilios, e incluso no portan en sus unidades ningún estuche de lo mismo, es más ni a curitas llegan.
De acuerdo a los estándares estadounidenses las mismas unidades que prestan el servicio escolar son responsables de asegurarse de la llegada del menor hasta la puerta de su casa y no permitir que se baje por sí solo, o cruzando una calle que aparentemente se puede ver segura desde la perspectiva de un adulto.
Las condiciones físicas de las unidades es otro de los factores que deben de preocupar a los padres de familia, ya que la mayoría son unidades chatarras con infinidad de fallas mecánicas y otros con dudosas instalaciones de gas butano utilizado como combustible para mover dichos armatostes, por su alto rendimiento por kilómetro.
Prolifera por las principales ciudades coahuilenses, gran cantidad de unidades piratas que con el simple hecho de poner una tabla larga en lugar de asiento y pintarlos de amarillo las unidades, simulan como si fueran vehículos seguros engañando a miles de padres de familia.
Pero otro dato que ustedes deben de saber es que esas unidades tampoco cuentan con las medidas necesarias para accidentes como es una salida de emergencia para en caso de un accidente o un incendio, pero lo peor de todo es que también aquellas unidades que están registradas ante las autoridades, tampoco cuentan con esta medida de seguridad mínima para estar circulando, poniendo en riesgo la inocencia de muchos niños, que son enviados a la escuela.
La mayoría de los vehículos corresponden a modelos ochenteros conocidos como “minivans”, en el mejor de los casos, pero también existen otros todavía más viejos que no cumplen con los requerimientos necesarios de seguridad que marca la ley; pero cómo exigirle a una autoridad cuando en la realidad se trata de un contrato privado entre padres de familia con un particular que por el simple hecho de tener una chatarra con cuatro ruedas, ofrece un servicio, dejando desarmado a la justicia para poder regularizar éste tipo de unidades. Pero tampoco a las autoridades locales les interesa hacer un intento en regularlo porque seguramente será una acción no tan vistosa hasta que no suceda un accidente que lamentar. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013; Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org
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