¿Y los mujeriegos qué?
Por Guillermo Robles Ramírez
Una simple pregunta. ¿Por qué en las infidelidades siempre sale perdiendo? Me refiero en aquellos casos en que el hombre es sorprendido de coscolino, poniéndole los cuernos a su mujer.
Generalmente, la mujer ofendida cuando sorprende a los dos tórtolos en pleno idilio, a su esposo y a la “imperfecta” engañadora, la agresión, los golpes, los insultos, los recordatorios familiares y, en fin, todo el machete y fierro va en contra de la mujer ajena y no al coscolino marido.
Un caso muy singular sobre la pregunta que me hago, es porque no es la primera vez que se sabe públicamente en medios de comunicación, casos cuando la cónyuge mujer sorprende al marido en pleno día o tarde en un total romance, mujer ya sea entrando a un motel de paso o en ocasiones más atrevidos en “campo a traviesa”, es decir, en despoblado, en el interior de un vehículo y tras unos matorrales.
En el caso de que si usted no ha sido testigo de lo anterior, la creatividad de la televisión han creado hasta programas y series de este tipo de infidelidades, en donde graban todo el trama, y evidentemente no faltando en esos casos y siendo las primeras en darse cuenta de todo y de “avisar” a la o el cornudo, se preparó con tiempo y ejecutó a la perfección el “asalto” de “¡ya te vi!”, yéndose en persecución y seguimiento de su infiel marido y la coscolina mujer que le andaba ganando el “mandado” llevándose consigo a un fotógrafo.
Pero como todo un drama, una vez ubicada la paraje y vehículo en donde los adúlteros tenían su reunión amorosa, cayó de sopetón y el coscolino y la coscolina que estaban como Dios los trajo al mundo, o sea completitos y desnudos, los flachazos del fotógrafo y luces de cámaras de video, se dejan sentir como ráfaga de metralleta, mientras que la engañada con puño cerrado se van encima de la coscolina mujer hasta derribarla al piso y emprender la huida.
La legítima pareja o esposa siempre toma del interior del coche la ropa interior y exterior de su “competencia”, echándola en un morralito como prueba de la infidelidad de su esposo.
Es en ese momento cuando me cuestiono, “¿y el marido?. Bien gracias, a él no lo tocó ningún pétalo de rosa de la ofendida, pues a la hora del mero fuego enemigo, puso pies en polvareda y se van a su casa en donde seguramente goza los fines de semana de una tranquilidad hogareña con cheve, café o refresco en mano frente a la tele y la esposa legítima o cónyuge a quien le fue traicionado con una infidelidad, “atendiéndolo” para que no vuelva a pecar en carne ajena.
Esta misma historia se repite cuando el o los hombres sorprenden a su pareja, esposa o cónyuge, con el “Sancho” que goza cuando uno sale, que el ofendido o sea el cornudo se va encima “Sancho” y la esposa infiel, tranquila viendo la escena de cómo se disputan su amor, para luego ser “apapachada” por su marido cornudo. En fin, esas son las incongruencias de la vida. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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