Veneno Puro
*Desahuciados de 2014
*Se les fue ya un Año
*De Libros y Censuras
No son pocos los modelos y las asechanzas que este 2014 podrían convertirse en humo, apagados los incendios, porque simplemente parecen volatizarse ante la creciente madurez de las sociedades. Sólo muy pocas veces, a través de la historia, tantos elementos se han confabulado para hacerle la vida imposible a los seres humanos. ¿Nos espera el Apocalipsis en tanto la política y su cumbre, el presidente, operan el paternalismo. Los mexicanos hemos estado, por centurias, entre estos dos frentes.
La monarquía no saldrá intocada de este 2014. La Reina Isabel II de Inglaterra cumple sesenta y dos años en el trono que le llegó de rebote porque su padre jamás fue Príncipe de Gales; el verdadero heredero prefirió alejarse para seguir la senda del amor de una plebeya estadounidense, Lady Simpson, divorciada para colmo. Y desde entonces el acecho ha estado presente: hoy, brincando a España, el Príncipe de Asturias está casado con una divorciada que pasó por México en calidad de reportera y hasta posó desnuda para uno de sus posibles amigos cercanísimos. Los rastrojos van quedando mientras la vida pasa.
El Rey de España, Juan Carlos I, quien ganó el fervor de su pueblo por cancelar el golpe de Estado de 1981 en defensa de la Constitución –cuando nunca se ha esclarecido si él lo inició para retornar a las formas del franquismo y someter con ello a los hispanos que optaron por el frenesí del “destape” tras la muerte, en su cama, del dictador-, volvió a ser motivo de aplauso cuando habló de que “la justicia es para todos” para señalar con ello su aval al proceso en contra del yerno complicado, Iñaki Urdangarín, quien se blindó para el futuro desviando fondos millonarios desde una empresa raptora, Noós, para atesorar, él y la Infanta Cristina, hija menor de los Reyes, lo necesario para asegurarse el porvenir en caso de una abdicación temprana –sea por enfermedad o por imperativo político- de Juan Carlos. Ahora, la Infanta Cristina también deberá comparecer ante los tribunales acusada de fraude y “lavado de dinero”.
De suceder lo anterior, todavía tendría tiempo Felipe de convertirse en rey, con el número VI y Letizia Ortiz Rocasolano en su compañía. (No pocas veces me molesta que las computadoras se perciban mejores que los seres humanos y cambien la ortografía como en el caso de la Princesa substituyendo la “z” de su nombre por la “c” más castiza; pero en esto de los clanes familiares siempre hay misterios que jamás se hacen públicos acaso porque guardan horrores inconfesables).
No son pocos, después de que Iñaki, quien fuera visto como el “yerno perfecto”, compareciera ante la justicia, sugieren la abdicación del monarca español antes de que las aguas se enturbien tanto que imposibiliten hasta la asunción de Felipe VI quien parece estar siguiendo los caminos del pobre Carlos de Gales con todo y su mal gusto por las mujeres: se ha eternizado como heredero y en eso se le ha ido casi la vida entera mientras su madre, Isabel II, se muestra llena de vida y entusiasmo a sus ochenta y cinco años. Longeva y audaz, acaso quiere saltarse al hijo atrofiado para heredar al nieto consentido, reciente padre, con el glamour acostumbrado por las casas reales aun en tiempos de crisis, aunque los cronistas hablen de cierta austeridad en el vestir de Kate Middleton, ahora simplemente Catalina.
Curioso destino el de España: no ha podido enterrar al ultrajante franquismo a treinta y seis años de la muerte del dictador. Al contrario, las pegatinas en la calle lo vindican y hasta piden el voto por él, cuando el mismo, en casi cuatro décadas, no dejó votar a los españoles. Paradojas al fin de los traumas históricos no resueltos sea por la cobardía de los pueblos o por la tremenda capacidad económica y de movilización de los beneficiarios. Que siempre los hay aunque duela.
Las imputaciones a Urdangarín y la Infanta –otrora intocable la familia real de la que son miembros destacados- han obligado a levantar encuestas que han sorprendido a más de uno: cada vez son muchos más los españoles contrarios a la Monarquía, nada menos el 50.1 por ciento de los españoles. Fíjense en la paradoja: tras más de siete décadas de la abolición de Alfonso XIII, los republicanos -o rojos-, silenciados con la dureza de la represión o el dolor del exilio –en no pocos casos el dolor se volvió fortuna contante y sonante-, vuelven a levantar cara y a intentar hablar contra un esquema que ya no puede sostenerse en la lógica democrática del siglo XXI aunque las resistencias son muchas.
Manlio Fabio Beltrones –acaso el precandidato que debió ser el abanderado del PRI según no pocos correligionarios suyos-, me confió un día, no hace mucho, una conversación que sostuvo con Felipe González Márquez, ex presidente “socialista” del gobierno español. En un momento dado, Manlio puso al rojo vivo la conversación:
–Pero, ¿cómo pueden conjugarse, en la misma línea, la democracia, el parlamentarismo… y la monarquía?
Felipe dio un salto y le miró profundamente, se alzó de hombros y replicó hasta con cierta timidez:
–No lo sé… pero en España funciona.
Como funcionó el PRI, casualmente poco más de siete décadas, aun cuando no sea capaz de evolucionar y siga dependiendo de las mafias. ¿Será que tenía razón Fidel Herrera cuando me dijo que “el PRI tenía, a diferencia del PAN, la costumbre del poder”? Lo cierto es que el PAN no ha sabido hacerlo a través de dos sexenios que pasaron de lo infecundo a la violencia, más infecunda aún, sin solución perceptible salvo si nos mantenemos en el linde de la heroicidad civil, resistiendo por la tradición de los pueblos conquistados. A veces no encuentro otra salida para los enigmas que lo profundamente absurdo.
El hecho es que las coincidencias son terribles. En España se añora al franquismo y comienza a ser vindicado a través de las acciones de los vencedores, el derechista Mariano Rajoy Brey a la cabeza, que en dos meses pusieron las cartas sobre la mesa: para ajustar cuentas es necesario reducir derechos a los trabajadores pero ni un solo euro a los poderosos y a los bribones, como Urdangarín, capaces de jugar con el poder, la aristocracia y, hasta ahora, la impunidad. Porque, desde luego, Iñaki no podrá salvar a la monarquía salvo su propio sacrificio; y después, lo que caiga. Si no se apresura el Príncipe… acabará viendo los toros desde el Palacio del Estoril, en Portugal.
Las heridas históricas si no se cierran con el bisturí de la justicia, suelen infectarse, luego de algún tiempo, y volver a poner en agonía al cuerpo de una nación. Lo mismo en España que en México.
Mirador
Un caso patológico es el del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, un movimiento que surgió públicamente en 1994, hace ya veinte años, y no ha servido sino para paseos cívicos discretos y para exaltar a unos cuantos indígenas que se presentan embozados, y ya no producen, con acento de semidioses terrenales ante la veneración de los ingenuos que se apretujan por hacer turismo “revolucionario”. ¿Qué ha hecho y de qué ha servido el subcomandante Marcos, único “guerrillero” en la historia que se ha dejado entrevistar en un programa de Televisa sin dejar cartucheras ni pasamontañas ni pipas, claro? Lucidor, complaciente, accedió a los foros como una estrella más del canal de las estrellas para no decir nada, absolutamente nada, que no se supiera. ¿Acaso por esta farsa nos perdimos a un buen escritor?
Y lo que ha seguido. Por Oaxaca y Chiapas, en donde están concentrados –dicen- gran parte de los subversivos, anduvo a salto de mata Andrés Manuel López Obrador y jamás, que se sepa, fue siquiera molestado. ¿Es razonable que haya visitado hasta el último rincón de estas entidades sin encontrarse, alguna vez, con uno de los grupos armados, más de cien, aparte de los sicarios del narcotráfico y los secuestradores, de acuerdo a estadísticas de la Secretaría de la Defensa Nacional, que se mantienen en aparente insubordinación contra el gobierno de México? No hay noticias sobre ello, como si el “milagro” consistiera en bañarse en un pantano rebosante de lagartos, no de pejelagartos porque estos parecen ser inofensivos, sin ser atacados por ellos. Puros cuentos.
Y con tales crónicas no escritas la oscuridad sigue merodeando sobre las campañas por venir. Somos sus rehenes, los rehenes de lo absurdo, y lo seremos mientras no seamos capaces de poner un hasta aquí, acaso como “los indignados” de España y otras naciones –yo también lo estoy y no hay nadie que me diga lo contrario cuando le pregunto si también ellos lo están-, mientras los sabios de la economía nos asfixian bajo los esquemas de la más atroz desigualdad. ¿Para eso estudiaron tanto?
Por las Alcobas
Perdónenme los lectores que insista. Lo hago porque nadie parece salir en defensa de quien, a través de treinta y una obras, ha desnudado al sistema político mexicano, en cada una de sus fases.
Ahora, hay “sorprendidos” que se deleitan con los refritos, incluyendo el reciente de Julio Scherer, sobre el alcoholismo del señor Felipe Calderón, documentado desde la salida de “2012: La Sucesión” –en mayo de 2010- y refrendado, con datos específicos sobre las tertulias habituales en Los Pinos –y no antes de llegar a la residencia oficial como hizo el maestro Scherer-, en “Nuestro Inframundo” –Jus, 2011-. Claro, no me precio de tener las dimensiones de Don Julio o ¿acaso sólo me habré imaginado publicar lo que creo haber hecho corriendo los riesgos inherentes y sufriendo las consecuencias?
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WEB: www.rafael-loretdemola.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
LAS ABDICACIONES, COMO LAS LICENCIAS DE LOS MANDATARIOS QUED SE OBSERVAN ACORRALADOS, MARCAN LA HISTORIA Y LA VICTORIA DE LOS PUEBLOS EN BUSCA DE SU LIBERTAD. POR DESGRACIA, GENERALMENTE, RESULTAN SANGRIENTAS. EL DESAFÍO ES CONSEGUIR QUE LOS NUEVOS PASOS A DAR NO GENEREN MÁS VIOLENCIA PERO SIN ACALLAR NUESTRAS VOCES UNIDAS EN UNA SOLA VOZ. NO CAIGAMOS EN EL ERROR DE DESMANTELAR A MÉXICO CUBRIÉNDOLO DE PROPAGANDA NEGRA. ES LO QUE ESTÁN ESPERANDO LOS INJERENTISTAS DEL NORTE. ES SU JUEGO Y NO EL NUESTRO. PERO YA ESTÁ BIEN DE SEGUIR SIENDO ULTRAJADOS POR LA AUTOCRACIA SIMULADA.
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