Un problema de salud pública: sobrepoblación
Por Guillermo Robles Ramírez
Existen asociaciones civiles quienes están en una constante lucha para el buen trato de los animales, aunque hay que decirlo que, en Coahuila, se tiene una Ley de Protección y Trato Digno a los Animales. Pero para dichos organismos consideran que existen huecos legales, en lo personal difiero de ello, ya que considero que como toda ley más que tenga huecos o lagunas legales, su verdadera carencia es de presupuesto para que se haga cumplir la ley.
Lo anterior lo saco a colación ya que últimamente existen más publicaciones de medios de comunicación donde sacan cifras alarmantes de la cantidad de perros callejeros en donde de acuerdo a las autoridades de salud lo que es Saltillo y Torreón, son los punteros de una sobrepoblación de perros es decir, en la ciudad capital de Coahuila se calcula que por cada 5 habitantes hay un perro callejero y en Torreón por cada 6 hay uno, aunque las cifras son aproximadas la tendencia va hacia arriba.
Al igual el aumento de la demanda de la explotación de perros por aquellas razas que están de “moda”, sus venta se encuentra fácilmente en las redes sociales. Evidentemente estos criaderos de perros son de manera ilegal, es decir, no están regulados.
Es entonces, cuando me cuestiono en ¿dónde están estos defensores civiles de animales?, mientras que protegen más a los perros callejeros, sin poder hacer algo al respecto para impedir la procreación e impedir que estén sueltos y libres en las calles, están a su vez creando un problema de salud pública ya que no se trata solamente de la contaminación de las heces de los perros que se encuentra en calles, banquetas, parques donde juegan las niñas y niños, en donde más allá del mal olor, es la cantidad de bacterias que generan y dañinas para la salud al momento de respirarlos o bien, para los que se ingieren cada vez que hay cerca un puesto de comida callejera.
Además el número de personas atacadas y mordidas por perros callejeros, crece cada vez más, sin que las autoridades hagan algo por detener la proliferación de canes vagabundos.
Hay quienes afirman que existen colonias con más población canina que humana y suponiendo que sea una exageración, lo cierto es que se trata de un problema que viene de muchos años atrás y que no hay interés de los gobiernos locales para remediarlo, pero menos de la misma población, ya que muchos de sus dueños los prefiere tener en la calle y los alimentan en el cordón de sus banquetas.
Pero cuando una persona es mordida por estos perros sin dueño cuando les conviene, se preguntan muchas de las víctimas qué hacen las autoridades para combatir a los perros callejeros, pero, sobre todo, castigar los ataques de esos animales que cada vez son más.
Por años, se ha hablado de legislar sobre las responsabilidades de aquellas personas que tienen perros y que pululan por todas las calles de la colonia, barrio o sector en donde vive su propietario, sin control ni bozal alguno, en particular de animales entrenados para peleas que son extremadamente peligrosos.
Al referirme de legislar este problema social, en específico son los castigos administrativos por parte de las autoridades locales, o estatales, así como sus respectivas multas económicas. Y es que así vienen diseñadas muchos de nuestros reglamentos locales, que viene contemplado en diversos rubros legales, sin embargo, aquellas en las que se utiliza el término “prohibición”, viene lamentablemente acompañado sin castigo alguno, o multa. Algo que es muy común no solamente en el Congreso del Estado de Coahuila de Zaragoza, sino es muy común en otras entidades federativas.
En referente a este mismo tema podemos mencionar el ataque de un perro a un menor de edad, adolescente, o adulto; sus dueños pueden seguir impune porque no está contemplado, dicho castigo. Un ejemplo más de ello es como la prohibición de dejar un perro libre sin la supervisión de su dueño, o el recoger las heces de sus mascotas, si bien es cierto que también está prohibido y es responsabilidad del dueño el limpiar, viene acompañado sin castigo alguno, es decir, lo pueden seguir haciendo y no pasa nada.
Pero no solo en este tema, sino también en otros como la dizque protección de menores de edad, en la cual miles de padres de familia, pero sobre todo aquellos que viven en fraccionamientos cerrados, dejan libremente y sin supervisión de adultos de que jueguen sus hijos en las calles en donde existe tránsito vehicular. Está prohibido, pero no existe castigo o mucho menos, autoridad que lo haga hacer cumplir con una simple llamada o rondín.
Lo anterior solo por mencionar miles de ejemplos, pero en el caso de los perros, se encuentra fuera de control y no porque lo diga, sino que ahí están, los medios de comunicación informan periódicamente y con bastante regularidad de ataques caninos, quedando las víctimas en muchas ocasiones, marcadas de por vida, pues las lesiones que en el rostro u otras partes del cuerpo dejan esos ataques, no tienen remedio, independientemente de los traumas y secuelas que dejan, en particular a niños y niñas víctimas de esos animales.
Existe en Coahuila una ley de protección a los animales, pero no clarifica ni deja en claro, las sanciones administrativas o carcelarias a que se hacen merecedores los dueños de los perros que atacan a las personas y mucho menos se dice del pago de la atención médica de las víctimas.
Los ataques caninos no se dan solo cuando andan sueltos y sin bozal en la vía pública, sino hasta estando en el patio o jardín de la vivienda.
El mejor antídoto para las mordidas de perros, es la aplicación de una ley o reglamentación, acompañado de castigos administrativos, y económicos porque prolifera exageradamente la existencia de perros callejeros o sin dueño y los ataques de estos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva) www.intersip.org
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