Songos, songos, pero
Por Guillermo Robles Ramírez
Desconozco la razón, pero la verdad es que abusivamente desde hace años y para ser preciso en el 2003 se empezó a incrementar cada mes la cuota de peaje de la autopista Nueva Rosita-Allende.
En el mes de abril de ese mismo año el uso de esa autopista costaba 53 pesos, y en mayo se elevó a $55 MNX, en junio a $60 MNX, es decir, en un lapso de 90 días se incrementó a un 13 por ciento. En este año 2022 sus tarifas han variado entre los $90, $93 y arribita de los $100 y a eso considerando que no existe de manera oficial, o al menos en la página Web de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes en la sección de Traza Tu Ruta, el costo del peaje o, al menos hasta el día que se escribió esta columna no existe información disponible, así que se trata de una situación fácil de burlar al momento que se pretenda verificar dicha tarifa porque su precio se cambia de manera digital.
Pero a diferencia del resto de las autopistas de paga de Coahuila, siguen manteniendo su mismo costo o, al menos son más estables, es decir, duraderos. Lo que llama y extraña el hecho de que se eleve la cuota de la correspondiente a Nueva Rosita-Allende, pues nada nuevo se le ve y, por el contrario, las condiciones de su pavimento no son del todo buenas y su señalamiento es deficiente.
Los administradores y concesionarios de la mencionada autopista, songos, songos, pero bien que sin aviso previo y cuando así lo disponen, aumentan sus tarifas.
La única justificación de estos aumentos podría ser la reparación de un tramo de carretera en el carril que va de Allende a Nueva Rosita y que, por su mala calidad de construcción de origen, con las lluvias y el uso se levanta la carpeta asfáltica con facilidad y constantemente hay que reconstruir.
Si esa es la razón, que en principio sería lo único que justifique el incremento, los usuarios no tienen por qué pagar los platos rotos de un mal trabajo, independientemente de que se da por hecho que la conservación y mantenimiento debe correr a cuenta y responsabilidad de los concesionarios porque de otra manera a dónde irá a parar la economía de los conductores que hacen uso de esa autopista y que, además, ha sido injusto durante muchos años.
Desde su puesta de servicio, ésta autopista ha tenido que ser motivo de repavimentaciones porque desde un principio su construcción adoleció de mala calidad y prueba de ello es que la carretera antigua y libre de Nueva Rosita y Allende, tiene no menos de sesenta años de existencia y se mantiene en servicio y vigorosa, mientras que la autopista a sus escasos cinco años de apertura presentó muchos problemas.
La pregunta obligada, ¿qué va a pasar cuando tenga no 60 años como la libre, sino 30 o 35 años?
¿Qué los usuarios habrán de seguir pagando las malas obras de hasta las empresas privadas como es el caso del camino de cuota de Nueva Rosita-Allende? (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org
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