Sigue el lloriqueo

Por Guillermo Robles Ramírez

Las autoridades hacendarias siguen con sus lloriqueos al hablar de que el dinero producto de contribuciones no les alcanza para que el gobierno federal pueda combatir con mayor prontitud la pobreza extrema, construir más escuelas, hacer más carreteras, dar más apoyo al campo, etc.

Ni siquiera les alcanza con el famoso plan extremo de austeridad que implementó el Gobierno Federal.

Empero, los lloriqueos no han ido jamás acompañados de propuestas y sugerencias sobre cómo combatir la evasión fiscal, cómo obligar a los que jamás han pagado que lo hagan y, en fin, cuando se plantean problemas, hay que agregarle opciones de solución.

Si el Gobierno Federal quiere más impuestos, he sustentado hasta el cansancio que no necesita reformas ni modificaciones de las leyes actuales, hacendarias y fiscales, sino que es más que suficiente con cobrarles a los que no se les cobra y actuar contra los que no pagan, muchos de ellos están a la vista de todos.

Por ejemplo, poco o nada se ha avanzado en los proyectos planeados para que los comerciantes de las llamadas pulgas o plazas comerciales, se inscriban en el padrón fiscal. Igualmente, los loteros de vehículos usados, los estacionamientos públicos y, en fin, tantos y tantos negocios y comerciantes que hacen su agosto con sus ventas, sin pagar el más mínimo impuesto.

Y hablamos no de negocios escondidos o alejados de la vista de las autoridades hacendarias, sino de lugares como, por ejemplo, en el parque fundidora de Monterrey, si bien es cierto que la visita a los diferentes parques son gratuitas, por otro lado, el estacionamiento no lo es; por cada vehículo que entra a los distintos estacionamientos del parque Fundidora, se cobran unos 25 pesos la hora y estamos hablando de cientos de unidades que al mes y al año se suman miles y miles de vehículos y en dinero, son miles de millones, aunque parezca increíble y exagerado.

En honor a la verdad, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; llora porque quiere, ya que la solución la tiene en sus manos y está con un simple ejercicio que se llama: Trabajo.

Hay que recorrer las calles de las ciudades para constatar que negocios inimaginables, no pagan impuestos. Infinidad de pensiones bien montadas eluden también la obligación fiscal. La mayoría de los estacionamientos de centros comerciales que solo religiosamente cobra, pero no dan comprobante de RFC, lavaderos de vehículos que solo dan factura al que pide y piden muy pocos.

Así podemos enumerar dentro de los evasores a salones de belleza, pequeños y medianos negocios, gimnasios. Lo mismo sucede con los Table Dance, cuando cobran la entrada sin dar recibo o factura con validez fiscal, así como los bailes privados que hacen las chicas.

Pero no solo este tipo de negocios de entretenimiento para adulto lujurioso se brincan las trancas fiscales, también los negocios denominados como antros-disco-bar, donde acuden los jóvenes de 18 a 25 años de edad que se limitan a pedir solamente la cuenta, pero nunca una factura del consumo, siendo muy fácil hacer el manoteo entre lo que reportan a las autoridades fiscales y lo que realmente ganan.

Pero también las puertas del cielo no cantan mal sus rancheras en esas evasiones fiscales, y me refiero a las iglesias, capillas y catedrales que tampoco emiten un recibo fiscal al momento de la recoleta del diezmo anual o la recolecta de la limosna en sus diferentes horarios de misa, siendo la del día domingo en la que más ingreso perciben cada vez por dar a conocer la palabra de Dios.

En fin, son muchos los que no pagan impuestos, como para que Hacienda ande siempre llorando en vez de trabajar y dejar en paz a sus contribuyentes cautivos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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