SE DEBILITAN LOS VALORES

 La modernidad de la información ha permitido que ciertos temas de noticias, opiniones o comentarios de carácter urgentes para cada sociedad, se conviertan en algo veraz y cotidiano con un gran valor entre los ciudadanos, en especial entre los jóvenes y menores de edad con capacidad de leer.

            La sociedad manifiesta sus inconformidades a través de sus autoridades y los medios de comunicación de todo tipo injusticias  o  cuando menos lo que el sentir de la gente en su momento ve como injusto y sus carencias, pero al no ser escuchados directamente por sus representantes como autoridades, la ciudadanía no se queda con los brazos cruzados, pues recurre a  las redes sociales.

            Tal pareciera que los acontecimientos políticos y económicos que han sacudido a los sectores sociales y productivos, como una deuda externa difícil de pagar, el incremento progresivo de los precios no solo de la canasta básica sino en todo lo que enmarca el consumo del capitalismo, la violencia generalizada en el territorio nacional, la desmitificación de los representantes populares y de los servidores públicos, han ocasionado a su vez, una crisis de valores dentro de la sociedad.

            Los comportamientos no son como antes, pero tampoco significa que los anteriores eran muy diferentes porque cada época vive los suyos, pero sí existe una escala muy enorme de la generación actual.

            Los niños, los jóvenes y los adultos viven y se desenvuelven en un mundo lleno de información oportuna y veraz nunca inimaginable porque el gran proveedor de ello es el internet principalmente y las grandes compañías de televisión de paga satelital que permiten no solo informarse, sino ver sus transmisiones simultáneas de lo que pasa alrededor del mundo.

            Hoy en día las guerras o conflictos entre países o movimientos sociales se transmiten por cable, televisión satelital e internet; al igual que las ejecuciones.

            Los nuevos medios de comunicación detallan las noticias de corrupción, los escándalos y crímenes  de connotados políticos y personajes del mundo del espectáculo o la farándula, como también resulta hasta noticioso la evasión fiscal de algún ciudadano considerado como “distinguido”, por pertenecer a una familia prominente.

            Los comercios de renta de videos formales e informales,  se han multiplicado como nunca en un afán de ganarle la carrera económica a los recintos cinematográficos, con títulos y temas que probablemente no se exhiban en las salas públicas.

            Esta avalancha de comunicación moderna, es bien decirlo, ha traído beneficios a los ciudadanos. Ahora es posible informarse casi al instante de los sucesos de importancia no solamente del país, sino mundial.

            Es fácil conocer cómo viven los ciudadanos de otros países en sus tareas cotidianas. Cómo perciben a nuestro país más allá de los océanos Atlánticos y Pacífico, de las fronteras norte y sur de la nación. Con sólo encender la televisión o la computadora se puede observar el nacimiento de una mariposa o ver el mejor ballet del mundo. El acceso a la cultura nunca había estado tan cerca de todos.

            En medio de todo este mar de comunicación se encuentran las personas que conforman este país. A ellas van dirigidas todas las noticias, información, y entretenimiento. Todos buscan como cualquier negocio, incrementar sus clientes y consumos, obviamente con esto sus ganancias.

            No obstante, se comienza a hacer conciencia pública de las consecuencias que ha traído todo este  volumen de información y diseminación de contenidos; las personas han modificado su comportamiento; ya no creen en las cosas, ni conservan los valores anteriores y, en busca de una congruencia estabilizadora, dudan y cuestionan las normas de la convivencia social. Se dice entonces que se han perdido los valores.

            El común acuerdo de que se deben afianzar los valores sociales no es suficiente, pues es necesaria la decisión política para transformarlo en acciones reales que permitan los beneficios esperados. Así como la estrategia política ha encontrado en los foros de participación una salida para la consulta ciudadana acerca de los temas para la integración de la planeación gubernamental, de forma similar podría convocarse para lograr un acuerdo en los valores básicos o fundamentales. Posteriormente, se diseñan las estrategias pertinentes para que su asimilación social fuera dinámica y participativa. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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