Pura cara de mustia
Por Guillermo Robles Ramírez
Es muy difícil por determinar cuál de las entidades federativas del país es la más afectada por un delito que ha mermado entre el 10 y 20 por ciento de las ganancias de muchos negocios.
Un delito en donde se ha permitido, ya sea por no denunciarse, en otros casos, carpetas de investigación solamente iniciadas, o bien, algunas legales por no encontrarse tipificado como delito grave en el Código Penal, como sucede en Coahuila, que quienes cometen este crimen salen libres en pocas horas cuando son detenidos en flagrancia.
El robo hormiga ha representado un dolor de cabeza para las autoridades y una gran pérdida al sector comercial. Al cierre del año pasado se había incrementado hasta en un 300 por ciento a nivel nacional.
Dentro de este grupo, las “farderas”, son quienes ocupan el primer lugar del robo hormiga a los comerciantes del primer sector de la cada ciudad, y centros comerciales. Son conocidas así porque en su mayoría son mujeres que usan ropa holgada, faldas largas, quienes esconden mercancía entre la ropa para robar desde chicles, sartenes, y útiles escolares. También las hay quienes usan a las carriolas de niños chiquitos para esconder lo hurtado entre cobijas y pañales.
Sí esas señoras que, algunas con cara de mustia, otras que no rompen un plato, también con cara de angustia y necesidad, pero que nada de eso es verdad ni tampoco les justifica la ilícita actividad que realizan, debajo de sus ropas se llevan hasta lo que no, pues cuando no es ropa interior, es perfumería, latería, pero no de sardinas, atún u otro producto alimenticio común, sino de alimentos caros e inusuales, ropa de vestir, ropa de cama y hasta botellas de vino de las grandes de un litro que sabrá Dios donde se meten el “pico” de la botella para que no las delate.
Para esas mujeres, las “farderas”, ha sido tan próspero el negocio que ya hasta se han organizado en bandas y se reparten los supermercados, como si fuera orden de trabajo, “… Hoy tu fulana, vas y robas en tal súper, tu mangana, en la sucursal de allá…”, etc. Esos productos son revendidos a la mitad de precio anunciado en redes sociales como el Facebook o en las famosas “pulgas” que se abren los fines de semana.
Es un tema muy viejo, así como las peticiones de tiendas, y sus cámaras de comercio de las distintas entidades, en donde han pedido auxilio en los Congresos del Estado de cada entidad, para modificar la ley penal y aplicar mayores y más enérgicas sanciones a este tipo de robo, porque por lo débil y suave de las penalidades, tardan más en ser detenidas, meterlas a la cárcel que en ser liberadas.
Ya hasta tienen despacho de abogados que las defiende y, repetimos, ha salido tan bueno el robo en supermercados por las “farderas”, que con una iguala mensual tienen licenciados de cabecera, pero lo peor y es lo que preocupa a la dirigencia de los comerciantes organizados, y que es la actuación de los Ministerios Públicos, ya que no se andan con rodeos y ellos mismos se encargan de facilitar las cosas para no saturar nuestras cárceles con tantas “farderas” ratera o bien, que es lo malo que piensan algunos comerciantes, particularmente las víctimas de las “farderas” y que es que todo esto les huele a complicidad.
El problema de las “farderas” en nuestro país, incluyendo a Coahuila, y reitero, no es un problema nuevo, sino que los diputados locales han dejado crecer y ahora las cosas están que truenan.
En la medida que cada entidad del país, los diputados y legisladores siga ignorando las peticiones de los comerciantes, también será una invitación para que las “farderas”, migren en los municipios en donde no se les castigue este delito considerado no grave, porque como decía mi abuela, “dinero llama a dinero, ratas llaman a ratas”. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org
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