LAS RATAS EN AUMENTO
Desde que inició este 2014, todo se elevó para los mexicanos que muy confiados estábamos de que éste año iba a cambiar para mejorar nuestra situación financiera, así como la reactivación del sector industrial y comercial, más empleos, seguridad social, etc., todo un mundo y sueños de la isla de la fantasía.
A los políticos les gusta jugar con las palabras y sobre todo con las estadísticas manipulándolos a su antojo pero el mejor censo para saber realmente cómo está la situación de nuestro país es el comportamiento de nuestra sociedad.
Por una parte, el gobierno federal prometió que no habría aumentos en los impuestos en los productos del consumidor y medicamentos, pero se burlaron de los mexicanos y como Poncio Pilatos, se lavaron las manos al hacer el aumento en la reforma hacendaría, ya que era evidente que los incrementos en todos los servicios y productos recibirían su impacto al consumidor final.
La falta de oportunidad de trabajo se ve reflejada en la cantidad de robos en casas habitación que es el indicador más palpable de que la gente comete el delito de hurtar no precisamente porque su situación económica ande muy bien, sino por el contrario, muchos de ellos no estarían obligados a hacerlo si no existieran esas circunstancias adversas a la economía y el desempleo.
No existe en ninguna parte del país en donde los robos a domicilios no se comentan o que baje la cantidad de denuncias de éste tipo de delito y en Coahuila tampoco hubiera sido la excepción. Su incremento en los municipios de Saltillo, Torreón, Piedras Negras y en el resto, cada vez es mayor, viéndose mal e impotentes los policías municipales a detener y combatir a los rateros. La habilidad de los amantes de lo ajeno se ha hecho cada vez más sofisticada, siendo eficaces sus estrategias de robo donde la participación ya no es de una persona sino de varias. Ya con el simple hecho en donde existe la participación de tres o más personas está considerado como delincuencia organizada o cuando menos así lo marca la legislación mexicana en su artículo 2° dela Ley Federal.
Esta nueva delincuencia organizada comienza desde el albañil, que estudia los movimientos de los miembros de la familia cuyo domicilio está cercano y en los alrededores de donde se realiza alguna nueva construcción u obra civil, como son el horario de entrada y salida de la casa, igualmente quién la cuida, cada cuándo salen y dejan sola la vivienda, etc.
También existen en el caso de los fraccionamientos privados con sus perímetros altos y algunos con sistema electrificado dando una sensación de seguridad, sin embargo, no están exentos a los robos de domicilio ya que los informantes resultan ser precisamente a quienes se les confían el resguardo de la residencia, es decir, los vigilantes de las caseta de entrada a estas colonias.
Otro de los participantes es gente que se infiltra dentro de los negocios de mensajería y carteros, que también se da cuenta si algún hogar se encuentra deshabitado o qué tipo de sistema de seguridad cuenta.
También los famosos mochileros haciéndose pasar por albañiles, lava coches o mecánicos automotrices ofreciendo sus servicios timbrando en las viviendas y dándose cuenta quienes abren o no como indicativo si hay gente en su interior.
Cada vez es mayor la manera inimaginable que éstas ratas de dos patas pueden sacar la información hasta haciéndose pasar como pordioseros pidiendo un taco y todavía cuando se les da se enojan teniendo la desfachatez de exigir dinero y tirando la comida al suelo.
Pero, no solamente ha crecido el número de los robos, sino también para que no se diga que no hay igualdad en géneros, en los últimos tiempos está siendo más recurrente observar que las mujeres que participan en los atracos, su número es igual que los hombres en éste tipo de raterías y tampoco se andan con rodeos, porque en muchas de las ocasiones son más bravas, violentas e inteligentes para llevar a cabo el latrocinio.
Obviamente que a todos les toca una parte desde la persona que lleva la información para marcar el domicilio a robar, hasta las patrullas que realizan sus rondines o simplemente se hacen de la vista “gorda” prefiriendo estar ligando a las chicas que trabajan en la limpieza de las residencias o están haciéndole al galán con las chavas vendedoras de periódicos apostadas en los cruceros de circulación.
Una vez neutralizada la ineficiencia de los elementos de seguridad pública, comenten su robo perfecto llevándose todo aquello vendible en el mercado negro pero para abaratar costos en la operación ilícita son involucrados menores de edad por la sencilla razón de que no les pagan mucho, son más ágiles para correr y por su tamaño caben en boquetes chiquitos o en algunas ventanas que en ocasiones son vencidas por medio de un gato hidráulico que por muy anclado que esté en la pared, primero destroza el muro antes de vencer la herrería de protección, agregando la “protección” que les dan nuestras leyes que por ser menores de edad, no pueden ser sujetos a proceso como adultos, aunque delinquen como mayores de edad.
La situación es tan alarmante que la propia Procuraduría de Justicia de Coahuila, se ha mostrado sorprendida por el alza en los ladroncillos caseros. Las tácticas y planes para combatir a la delincuencia domiciliaria en la entidad por parte de las policías municipales de Coahuila, han resultado negativas, al menos es lo que demuestra el exagerado número de robos que diariamente se cometen en los domicilios.
Hay la creencia de que los militares pueden resultar más eficientes y efectivos en el combate de la delincuencia, además de la casera o domiciliaria, a la llamada organizada, es decir la dedicada al tráfico de drogas.
Por tanto, está en juego esa suposición y firme creencia, aunque al menos hasta el momento por lo que hace en el combate a los narcos, la milicia ha rendido buenos dividendos.
Falta ahora que los militares seleccionados para llevar los mandos policíacos municipales, demuestren que son mejores que los civiles, porque por lo pronto, los ratas los han rebasado. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org
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