Problema ancestral: pandillas

El nacimiento del baile breakdance, fue a principios de los años ´70, en Brooklyn de Nueva York. Su influencia llegó al país diez años después, motivado por las películas hollywoodenses adoptándolo principalmente en las entidades federativas más cercanas a los Estados Unidos.

Una influencia tan fuerte que quienes llegaron aceptarlo inmediatamente fueron los pandilleros de nuestro país, siendo un testigo de ello pues en aquel tiempo gracias al conocimiento que tuve del baile de breakdance, fui aceptando rápidamente en una de las pandillas de la ciudad de Torreón.

Fue una oportunidad para mí, no solo el baile de moda en aquellos años, sino también para conocer un estilo de vida que solamente se puede saber de ello a través de los periódicos y notas informativas manejados por medios de comunicación, cuando no perteneces a esos grupos.

Aunque pasó de moda rápidamente en las pandillas para retarse entre cada una, existe algo que nunca ha pasado de moda.

La existencia de las pandillas en nuestro país, datan de muchos años atrás, al igual que sus códigos, rivales y problemas entre cada uno que han pasado de generaciones en generaciones; es decir, de tastatarabuelos a tatarabuelos; de bisabuelos a abuelos, y de padres a hijos.

Sus conflictos a la fecha van en aumento causando más y peores daños al contaminar nuevas generaciones en actitudes que jamás se haya visto, consumiendo el llamado tejido social de nuestras comunidades.

Solo por mencionar el comportamiento y sus cambios a través de los años, se puede mencionar la manera como se combatían entre dos pandillas, en donde las peleas simples eran desde pedradas y “puño limpio”, pasando éstas con armas de fuego.

En el pasado las pandillas tenían como principal objetivo el defender su territorio e ir ganando nuevo espacio pues era una manera de demostrar poderío y liderazgo.

Eso no ha quedado en el pasado sino los modos ya que la manera de demostrarlo ahora es siendo más violentos y sanguinarios para inspirar temor a la pandilla contrincante.

En Coahuila al menos en las cabeceras municipales de Torreón y Saltillo andan casi en la misma cantidad de pandillas en donde promedio cada municipio cuentan con más de 900 pandillas de las cuales las autoridades tienen conocimiento de ellas, porque se podría estimar aquellas en donde no se tienen conocimiento pudiendo multiplicarse el número hasta tres o cuatro veces más.

Un número que ha superado a las autoridades locales, en donde no hace falta que lo mencionen, pero los cuerpos policiacos se pueden declarar impotentes al no poder controlarlos.

La afirmación anterior es muy simple de confirmar ya que son insuficientes los programas instrumentados y acciones para disminuir los grupos de pandillas que van en aumento no solo en estas dos entidades sino en el resto de los municipios de Coahuila.

Un problema que va en crecimiento en donde su poderío es tan grande que existen colonias en donde las patrullas de seguridad publica locales no se les permiten entrar pues la violencia es tan grande que espantan a los uniformados pues hasta la integridad de quienes ejercen la ley está en juego.

Es muy lamentable que las pandillas se han convertido en problema social ancestral y que además las autoridades locales, es decir, de cada Ayuntamiento seguirán enfrentando sin una solución acertada. Pero lo peor de todo es que estos grupos cada vez están demostrando unos intereses que los motivan como son las lideresas de colonia que son usados por cada uno de los diferentes partidos políticos de nuestro país. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org

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