Premio Nobel de Química Mario Molina: hay esperanza

Madrid, (PL) Una primera conclusión al conversar con el mexicano Mario Molina, premio Nobel de Química, es que hay esperanza frente a las proyecciones catastróficas provocadas por la falta de acuerdo en un tema como el cambio climático.
Distinguido en 1995 con el Nobel por sus investigaciones sobre la capa de ozono, el científico tuvo luego un papel destacado en el éxito de aglutinar intereses en un acuerdo mundial para prohibir los gases clorofluorocarbonos (CFC), causantes de su deterioro.
Por su actividad recibió en noviembre de 2014 el Premio Campeones de la Tierra, el más importante de Naciones Unidas sobre medio ambiente, en la categoría de carrera de liderazgo.
En una corta estancia en Madrid, Molina analizó con Prensa Latina aspectos relevantes de la situación actual.
– ¿Cómo valora el otorgamiento del Premio Campeones de la Tierra?
– Lo aprecio mucho, es un honor y reconocimiento por un trabajo de años iniciado con investigaciones sobre la capa de ozono.
– En 1995 usted recibió el Premio Nobel de Química por su aporte al conocimiento de la amenaza a la capa de ozono por los gases CFC, ¿Cómo valora hoy la situación en ese aspecto?
– Es un problema que se ha podido resolver porque se pusieron de acuerdo prácticamente todos los países del planeta mediante el Protocolo de Montreal para no producir los compuestos industriales que estaban afectando a la capa de ozono y eso funcionó muy bien.
La industria química pudo producir otros compuestos para cubrir los requerimientos de las refrigeraciones.
De tal manera, es un buen ejemplo de cómo la sociedad se puede adaptar y, sin tener impactos negativos en la economía, proteger el medio ambiente. Es un asunto global porque sin importar cuales países emitieron esos gases afectaron a todo el mundo.
– ¿Puede decirse que los sustitutos resolvieron todo el problema?
– Bueno, algunos también contribuyen al calentamiento global pero se negocia para sustituirlos por otros.
– ¿Usted piensa que se podrá recuperar la capa de ozono para 2030 como estiman algunos?
– Ya hay indicios de recuperación, pero esos compuestos permanecen en el medio ambiente mucho tiempo, algunos hasta casi un siglo, pese a lo cual se ve con mucha claridad como su concentración está disminuyendo en la capa de ozono.
Hay variabilidad de un año con otro, pero a pesar de ello hay indicios de su recuperación, como esperábamos. No hay un año fijo para la recuperación total, pero el proceso empezó y en cuestión de décadas volverá a la normalidad.
– ¿Qué experiencia puede sacar el mundo de esta situación?
– Hay un precedente muy importante del protocolo de Montreal y es que los países desarrollados, causantes del deterioro, crearon un fondo para apoyar la transformación tecnológica (de producción de CFC).
Fue un fondo relativamente modesto sin impacto en la economía global, pero muy positivo para el medio ambiente. Es un precedente importante que se puede aplicar, o se está aplicando en parte, en lo relativo al cambio climático.
-¿Entonces, puede haber crecimiento sin degradación ambiental?
– Si y eso es un punto muy importante sobre todo respecto al cambio climático, un asunto más difícil de resolver por el mito de que costaría mucho a la economía.
Los expertos y la experiencia muestran que hay medidas del tipo ganar-ganar con las cuales mejora la economía. Efectivamente hay que hacer inversiones, pero son relativamente modestas. Mucho menos costosa que los impactos provocados.
– ¿Por que eligió el estudio de los CFC?
– Fue hace años. Cuando con mi colega Sherwood Rowland, en la Universidad de California, decidimos aplicar conocimientos de ciencias básicas a un problema de la sociedad. Eran estudios muy académicos para ver como las moléculas reaccionan entre si.
No sabíamos que era un tema ambiental. Queríamos saber que le pasaba a estos compuestos y descubrimos que a pesar de ser tan estables, o precisamente por ello, podían llegar a la estratósfera y generar el problema
– ¿Como ve la perspectiva de enfrentamiento a los cambios climáticos?
– Es muy difícil. Todavía no hay una solución comparable a la de los CFC, pero empieza a haber cada vez más conciencia, aunque el cuello de botella sigue siendo el Congreso de Estados Unidos.
El partido Republicano no quiere reconocer el problema pero por otro lado el presidente Barack Obama hizo declaraciones importantes de colaboración con China en la reunión del G20 y Europa también tomó ya la decisión de continuar reduciendo sus emisiones. O sea, estamos avanzando.
Yo creo que todavía tomará años, por lo menos cinco, para que el ambiente cambie y se pueda tener también un acuerdo internacional.
El tema es claramente muy serio, un riesgo totalmente inaceptable para la sociedad porque de continuar con esas emisiones podría haber impactos enormes, que pueden ser reducidos con un costo moderado.
– ¿Y la posición de oposición al acuerdo tiene motivación económica?
– Si, de grupos de intereses de las grandes industrias petroleras de acuerdo con el partido Republicano. Hay otras empresas que reconocen deben cambiar.
– ¿Y cuál es la posición del partido Demócrata?
– Sólo se oponen los republicanos y curiosamente, porque en el asunto del ozono uno de los líderes fue Estados Unidos con un régimen de ese partido. Es una cosa extraña originada por el Partido del Té, pero es totalmente irracional, así que esperamos no dure mucho.
– Sin embargo, las perspectivas no parecen buenas debido al control republicano de ambas cámaras.
– Hubo sólo un pequeño cambio en el número y controlan las dos cámaras, pero por otro lado queda más claro que tienen responsabilidad con el público que exige más.
– Precisamente trabajos como el suyo sobre la capa de ozono han contribuido a tener conciencia el peligro.
– Si, la comunidad científica está de acuerdo en un 95-97 por ciento. Hay propuestas muy claras. El inconveniente está con los grupos de interés y su campaña de relaciones públicas con mucho dinero para sembrar la duda.

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