Para quienes enfrentan al dios del fuego
Por Guillermo Robles Ramírez
Son pocas las autoridades que saben reconocer una de las profesiones que solamente son vistos cuando existe un peligro y más para quienes lo viven. También son conocidos como héroes anónimos porque llegan a salvar vidas sin estar buscando un reconocimiento dentro de alguna clase social.
Sin titubeo son hombres y mujeres realmente audaces, heroicos, intrépidos, atrevidos, temerario porque son los únicos que tienen el valor de enfrentar al más antiguo de los dioses conocido con diferentes nombres y culturas como Hefesto en la antigua Grecia, Vulcano en Roma, Xiuhtecuhtli en la mitología mexicana, Oggun en la religión Yoruba de África Occidental, entre otros nombres más para referirse al dios del fuego.
El día de ayer al igual que se hace cada año se conmemoró el Día del Bombero en México, ya que en diferentes partes del mundo se celebra en diferentes fechas, pero al menos en nuestro país se tiene el dato que fue el 22 de agosto de 1873, con el primer Cuerpo de Bomberos en el puerto Veracruz.
Uno de los pocos héroes en la vida de los infantes además de querer ser carpintero, maestro, astronauta o soldado porque el ser policía quedó a un lado por los super héroes de los comics que salen ahora en las salas cinematográficas.
Aunque se tiene una idea equivocada que es una profesión exclusiva para hombres; se tiene registro que, durante la Segunda Guerra Mundial. Muchas mujeres de diferentes naciones participaron durante esa guerra, ocupando muchas actividades que la mayoría de los varones venían desempeñando y que fueron desocupados al momento de registrarse a las filas del ejército para defender su nación. Así mismo sucedió para aquellos hombres bomberos que fueron llamados por el mismo ejército a cumplir con su servicio militar mandarlos a las líneas de fuego.
Las primeras mujeres en el período de post guerra fueron en Estados Unidos para la extinción de incendios forestales, pero las primeras bomberas profesionales fueron aquellas de Gran Bretaña.
En nuestro país no existe un dato exacto dónde se haya marcado la participación de las mujeres en el Cuerpo de Bomberos, pero tampoco se le ha dado la difusión de aquellas mexicanas que han optado dar servicio para apagar los fuegos y es por eso que en ocasiones las pocas personas que llegan a ver mujeres bomberos quedan sorprendidos porque lamentablemente se tiene conceptualizado como una labor exclusiva para hombres.
Ayer con motivo de su aniversario hay que reconocer esta labor tanto como a los varones y mujeres que arriesgan su vida enfrentándose al peligro que conlleva estar ante el fuego.
Lo que es un hecho es que tanto estudiantes, profesionistas y amas de casa han encontrado en el Honorable Cuerpo de Bomberos de muchos Estados, incluyendo Coahuila de Zaragoza.
Pero sin importar en donde todas estas féminas encontraron el sentido de su verdadera vocación y descubrieron también que la labor de un bombero no es exclusiva para la fuerza masculina cuando hay voluntad y espíritu de servicio.
Una convivencia con las mujeres bomberas deja ver la camadería y hermandad, además de la disciplina de un grupo de heroínas que ingresaron a la corporación pretendiendo explorar en lo desconocido y saber cuáles son los secretos que se guardan en las botas, pantalonera, chaquetón y casco que protegen la integridad física de los bomberos.
Por alguna razón histórica y cultural, los hombres se adueñaron del mundo y para cuando nos tocó vivir en el siglo XXI ya estaban las cosas así. Los hombres son quienes trabajan y las mujeres quienes cuidan a los hijos.
Aunque esta antigua costumbre aún sobrevive en muchos pueblos del mundo y en comunidades locales de nuestro país, es innegable que en el siglo pasado revolucionaron las ideas respecto del rol de las mujeres y los hombres cambiado al grado de ponerlas a ellas en las oficinas y ellos frente al lavaplatos.
Es común hoy en día encontrar mujeres en las oficinas y ya no sólo como secretarias, sino como profesionistas y ejecutivas. Encontramos mujeres empresarias, diputadas, ingenieras, académicas, entre muchas otras más ocupaciones.
Pero recordando el Día del Bombero, quiero hacerles un reconocimiento especial a todos aquellos y aquellas, que se enfrentan a situaciones de alto riesgo, que requieren capacitación física y mental y que cumplen cabalmente con este oficio.
Y también desde este espacio que escribo hago una invitación a quienes tienen en sus manos la oportunidad de liberar a las mujeres de su encierro cultural y permitir que afloren en ellas todas sus capacidades. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org
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