Guillermo Robles Ramírez

No sea tramposo

Por Guillermo Robles Ramírez

El mexicano se ha acostumbrado que ante ciertos delitos las autoridades tienen miopía para hacer ejercer la ley. Uno de muchos de ellos es la falsificación de documentos, existiendo esta práctica como algo más que usual, ya es cotidiano como las credenciales de identificación del INE o IFE.

Cuántas veces éstas son descubiertas en cada comicios electorales y nunca se ha hecho nada al respecto cuando son descubiertas en infraganti estas personas.

Pero qué sucede cuando se trata de otros países con los estadounidenses, y si no creen vean el caso del alcalde del municipio de Bácum, Sonora; Rogelio Aboyte Limón, al ser condenado por un juez de Distrito de la Corte de Arizona de los Estados Unidos por usar un pasaporte falso, además que falseó su licencia de 90 días de ausencia para atender un problema de salud que tenía que ver con llevar a sus hijos a Disneyland. En definitiva, su paseo se desvió a algo nada divertido. Cada vez la gente se deja engañar con documentos falsos como son los diplomas, certificados de secundaria, preparatoria e inclusive con aquellos universitarios, es decir, títulos profesionales.

Hay quienes entran a estas instituciones de educación y están en una total ignorancia de lo que sucede ahí, y su veracidad de éstas solo se apoya en una publicidad bien armada en las redes sociales preferentemente en Facebook engañando a mucha gente, pero sobre todo las primeras víctimas son los adolescentes quienes al ver las imágenes de sus estudiantes que parecen como sacados de una revista de modelos tanto hombres como mujeres, se entusiasman que logran convencer a sus papás para inscribirlos ahí.

Otra parte de la población simplemente tiene conocimiento de ello, pero prefieren hacerse del lado de los desentendidos por una simple razón: la economía.

Es muy cierto que ante una crisis económica generada en todo el país permite a otros abrir nuevas oportunidades, pero también oportunistas que se dedican a engañar a la gente.

Ha proliferado muchas escuelas privadas de educación básica, media y superior, así como aquellas profesionales y posgrados. Todas ellas dicen que se encuentran incorporadas a la Secretaria de Educación Pública.

Al terminar los estudios efectivamente entregan documentación en la cual existe en apariencia un sello y firma de alguien ambas “dizque” oficiales por el Departamento de la SEP, sin embargo, los problemas vienen al momento de solicitar la Cédula Profesional en el caso que haya terminado el último estudio superior. Pero estas inconsistencias también salen a luz pública al momento de ingresar de la educación básica a la media cuando cambian de institución educativa, generando un verdadero problema.

Lo anterior cuando el estudiante obra de buena fe son víctimas del engaño y la publicidad. Pero también hay casos cada vez más frecuentes que buscan en el mercado negro títulos de todo tipo, siendo muy común en el barrio Tepito de la CDMX.

Así que no sea flojo o floja según el caso ni tramposos en no quererse ahorrar unos pesos o quemarse las pestañas puesto que la Secretaría de Educación Pública ha puesto más candados al momento de tramitar la Cédulas Profesionales y aunque actualmente existen leyes para castigar la falsificación de documentos oficiales o federales éstas no son aplicadas porque se requiere la denuncia de alguien, pero eso sí podría llevarse una desilusión si no se asegura que la institución educativa esté reconocida y no en proceso o bien si usted es una persona que le gusta andar en la vida con documentos falsos de manera intencional, tarde o temprano se dará cuenta que no le servirá de nada. Ahórrese mejor ese dinero y no fomente este delito. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org