Niños de la frontera
Por Guillermo Robles Ramírez
Es lamentable que no solamente los coahuilenses, así como el resto del país y ante los ojos del mundo; nos acostumbramos poco a poco, al fenómeno de la migración.
Hoy sin duda en muchas fronteras lo vemos como algo cotidiano. A diario miles de personas llegan a los límites de nuestro país para dar el salto más peligroso de su trayecto, sin embargo y pese a este problema social tan latente, a los que sería imperdonable es acostumbrarnos a ver como niños y niñas de diversas edades, pero en situaciones similares intentan cruzar las fronteras cada día y llenos de sueños rotos y sin poderse cumplir.
La cantidad de menores emigrantes que intentan cruzar la frontera aumenta de forma alarmante día con día. Es preocupante pensar que, a diario en las fronteras de nuestro estado, es decir, Coahuila de Zaragoza; niños de diferentes edades enfrentan solos la osadía de cruzar el Río Bravo con los peligros que esto implica.
Según datos no oficiales, sino de casas para los migrantes menores de edad que son atendidos por estas organizaciones asisten aquellos que viajan sin acompañantes adultos dándoles hospedaje, vestimenta, medicamento y alimento; tienen un registro aproximado al año pasado de un poco más de mil menores de edad que terminaron siendo atendidos por este tipo de instituciones no gubernamentales.
Sin importar su edad los menores recorren un largo camino desde sus lugares de origen hasta las fronteras y la mayoría solos. Un tema que, en el Congreso del Estado de Coahuila de Zaragoza, no han podido o no hay interés por parte de las Diputadas y Diputados no han considerado para estos niños y niñas; que ya en sí el trayecto de una persona adulta proveniente de cualquier parte intenta cruzar la frontera es difícil.
La lógica nos indica que mientras más jóvenes sean estas personas más expuestas están a los peligros implícitos en dicha aventura, y así es en verdad, porque por varios factores todos los menores de edad, que intentan cruzar al otro lado se convierten en blancos fáciles de múltiples situaciones que agravan aun más su ya de por si lamentable situación.
Aunque por parte de las autoridades no tienen registro que los “pateros” que guían a estos niños y niñas, en busca de mejorar su calidad de vida en los Estados Unidos; utilizan a estos menores de edad para pasar droga en la frontera como forma de pago. Pero ya tampoco se sabe si también es un pretexto para cruzar o bien están trabajando para la delincuencia.
Hay que estar conscientes y en espera que algún día se le de una minuta o unas líneas para que esos pequeñitos de Coahuila que participan en el Congreso Estatal Niñas y Niños Difusor, tocaran el tema para así lograr quitarles la miopía y logren sensibilizar a las Diputadas y Diputados, ya que el hecho de que no exista números oficiales, tampoco se puede negar la existencia de un problema social generado por la falta de oportunidades.
Es más que obvio que este fenómeno de niños y niñas, migrantes de la frontera de Coahuila, es un reflejo de los problemas económicos y familiares que pasa en nuestro país en manera general pero que al final terminan refugiándose en las entidades federativas que colindan con los Estados Unidos, siendo precisamente las fronteras un lugar lleno de peligros, incertidumbres y hoy más que nunca, también llenos de niños y niñas, con los sueños rotos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org