Ni con las 11 mil vírgenes
Por Guillermo Robles Ramírez
Hay quienes, en tan solo una semana o mitad de una semana, han recibido no menos de 8 a 10 llamadas telefónicas en su domicilio particular o en la oficina o lugar donde laboran, ofreciéndoles tarjetas de crédito.
Habrá los que consideren que exageramos con el número de llamadas recibidas, pero el acoso de los bancos para ofrecer e introducir su dinero de plástico, es decir, tarjetas de crédito bancario; arrecia y cada vez es más constante al grado de que para estos “busca clientes” o futuras víctimas, ya no los encuentran en la esquina de las calles o, plazas comerciales y si eso se suma a que para estos sujetos no existen sábados ni domingos y menos horario, ya que bien pueden ser las 7 de la mañana o las 11 de la noche y ellos arrecian su acoso para promover sus tarjetas de crédito.
Debe ser demasiada la necesidad o voracidad de algunos y la mayor parte de los bancos, que en ocasiones los “caza víctimas” no dejan ni siquiera hablar a quien le marcan a su teléfono convencional o a celulares que sabrá Dios que alma de la caridad lo proporciona como si fuese un compromiso el hacerlo.
En los últimos meses, las voces que llaman, suenan a con un acento extranjero, como tirándole a argentinos o españoles, esto por el tono, ciertas palabras o expresiones no muy recurrentes en México o mal español con que se dirigen. Hay ocasiones en que hacen algunas pausas para darse a entender.
Basta con que usted les dé margen y cortésmente indicar que no le interesa tener una de las tarjetas de plástico ofrecidas para que se alargue la “confesión” con frases de: ¿Me puede decir por qué?, y si usted responde, “bueno, es que ya tengo una tarjeta crediticia” y viene la embestida con un “¿cuál tarjeta tiene?”, usted le dice el tipo de plástico que viene usando y de inmediato recibe sin permitirle no pronunciar palabra alguna y ni siquiera abrir la boca, que la tarjeta que ellos ofrecen es mejor y le sueltan toda una letanía que en muchos de los casos terminan la conversación con convencer a su víctima.
La cartera vencida que arrastran los bancos de cualquier denominación o razón social asciende a miles y miles de millones de pesos, pero eso no es obstáculo ni impedimento para seguir soltando más dinero a los mexicanos y continúe endrogándose hasta perder la camisa u otra cosa.
Esto es una situación que sucede con todos sin excepción ya sea para promoción de tarjetas de crédito, sean ciertos o fraudes porque mientras uno le pregunte directamente al banco la banca institucional siempre lo negará argumentando que se trata de fraudes, pero las dos últimas veces que me hablan a mi celular les he respondido diciendo, “habla el secretario particular del Lic. Guillermo Robles…asunto”, y algo tan inesperado los deja en silencio, pero en ambas situaciones han insultado a mi personaje del “el secretario particular”, diciéndome que soy un hijo de la tiznada o un total grosero, a lo cual simplemente cuelgo y después me causa risa.
Si bien es cierto que esto de los bancos o sea la promoción de embabucar a incautos con tarjetas de crédito, es un negocio lícito, pues el que quiere se endroga, lo que no se vale es que se le esté molestando y acosando en su propia casa y lo peor en los teléfonos celulares que en ocasiones su portador está en una reunión de su trabajo o bien se encuentra en el cine o una fiesta y no se quita de encima al sujeto o sujeta que quiere hacer negocio, ni rezándole a las once mil vírgenes. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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