Río de Janeiro, 14 jul (PL) Aunque Argentina perdió 0-1 contra Alemania en la gran final de la Copa del Mundo de fútbol, Lionel Messi obtuvo el Balón de Oro, un premio mal otorgado que deja a la FIFA en paños menores.
Que Messi sea el mejor futbolista del mundo es una cosa, pero que haya merecido el Balón de Oro en la cita del orbe de Brasil es otra completamente distinta, sobre todo cuando varios jugadores brillaron sobremanera, e incluso marcaron más goles y dieron más asistencias.
Según la FIFA, Messi aventajó en la carrera por el codiciado trofeo al alemán Thomas Müller y al holandés Arjen Robben, además del colombiano James Rodríguez y al también teutón Toni Kroos, todos con méritos suficientes para optar por el galardón.
El descrédito de la FIFA llegó a niveles insospechados con esta decisión y ya las especulaciones comienzan a inundar los medios porque, supuestamente, el premio al mejor jugador del Mundial es otorgado por el Comité de Estudios Técnicos, compuesto por 13 expertos de varias nacionalidades.
Incluso, en el índice de rendimiento de la FIFA, Messi está alejado de los primeros puestos, que ocupan Kroos, el francés Karim Benzema y Robben, en gran medida por ir de más a menos durante el torneo, como si su gasolina fuera perdiendo octanaje con el transcurso de las jornadas.
Ni de cerca se pretende menospreciar la actuación del genio argentino en la Copa del Mundo, sin embargo para la mayoría de los expertos la FIFA erró flagrantemente en su decisión.
De cualquier manera, Messi sucedió al uruguayo Diego Forlán, ganador del Balón de Oro en la Copa de Suráfrica-2010.
Ante las críticas, el seleccionador de la albiceleste, Alejandro Sabella, sacó el pecho y sentenció que su discípulo «merecía el Balón de Oro, jugó un gran Mundial. Fue fundamental para que llegáramos a donde llegamos, evidentemente lo tiene muy merecido».
El Mundial de fútbol cerró sus puertas ayer con el triunfo 1-0 de Alemania sobre Argentina en el estadio Maracaná, hecho que devino en el tetracampeonato para la Mannschaft y la primera coronación histórica de un equipo europeo en suelo americano.