Merecen castigo

Por Guillermo Robles Ramírez

Un pequeño de tres años de edad, su abuela lo mandó a comprar cosas a la tiendita más cercana a su hogar y fue atropellado y muerto. A los pocos días, un padre de familia dejó en la banqueta de un domicilio a donde fue hacer trabajos de albañilería a sus dos pequeños hijos que como otros niños se pusieron a juguetear en la banqueta, en un momento dado y lamentablemente el varoncito baja la banqueta y es arrollado por un autobús de pasajeros y pierde la vida. También una niña de un año de edad y medio, cruzó la calle perdiendo la vida al ser atropellada por su propio familiar que conducía una camioneta.

Estos sucesos, verídicos totalmente, sucedieron en ciudades coahuilenses, algo que se repite cada vez más en Saltillo, Piedras Negras, Torreón, Monclova, Acuña y de otras ciudades de Coahuila.

Es para reflexionar, pero más que eso, para actuar sobre el cuidado y protección que debemos dar a los pequeños y por lo pronto, nuestros legisladores y autoridades municipales, debieran ponerse de acuerdo para, en caso de no existir, se establezcan castigos para aquellos adultos que irresponsablemente descuiden u ocupen en actividades donde se exponga la vida, a inocentes víctimas que en muchos de los casos, precisamente por su corta edad, no tienen conciencia y ni idea del peligro que correrán al cruzar una calle o bien, ser agredidos por uno que otro maniático que ande suelto.

Aquellos adultos que antepongan su comodidad y expongan la vida de un pequeño, merecen castigo y no tienen la excusa o pretexto de eludir su responsabilidad.

Aún más, en aquellas colonias o fraccionamientos cerrados o bardeados en todo su perímetro, la irresponsabilidad llega al grado de confiarse de por ser una colonia cerrada es sinónimo de total seguridad, dejando que sus pequeños hijos e hijas, que salgan a la calle como si fuera el patio trasero de su casa sin ninguna supervisión porque dizque todos los vecinos se conocen o es muy tranquilo. Sin embargo, muy a pesar de eso y aunque sea inverosímil hasta en esas colonias existen accidentes viales por distracciones de ir mensajeando por el celular e incluso manejan a exceso de velocidad como si se tratara de una pista de carreras. También es muy frecuente observar la indolencia de muchos padres de familias que autorizan a sus hijos entre los 12 y 15 años de edad que manejen sin compañía de un adulto cuatrimotos, ahí está el caso de un menor de 7 años de edad quien manejaba una mini cuatrimoto en la ciudad de Torreón, atropellando a una niña de tres años y a su madre, a principios del presente año.

Insistimos, en casos como los ocurridos con mayor frecuencia en las principales ciudades de Coahuila, obliga a las autoridades a poner manos en el asunto porque de lo contrario será demasiado tarde. Ya hay pequeños muertos y no hablamos de una cantidad menor si sumamos las muertes ocurridas en los últimos años.

Sorprende, honestamente, la facilidad con que uno o más padres, exigen a pequeñitos de hasta dos y tres años que vayan a la calle para comprarle al irresponsable papá, la tradicional caguama o bien tal o cual refresco y todo porque el adulto no se quiso levantar de la cama o del sillón o silla desde donde está viendo perder al Santos, a los Saraperos u otro programa de televisión.

Entre estas exigencias, debiera recomendarse igualmente a los vecinos, reporten aquellos casos en los que uno o más padres de familia utilizan a las pobres criaturas de mandaderos para que se les aplique el castigo que merecen.  (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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