Manifiesto contra la pobreza será debatido en París
Por Francisco Tomas Gonzalez Cabañas
Una vez que concluya el Congreso de filosofía política contra la pobreza (del 6 al 8 de febrero en Barcelona) la memoria del mismo tendrá la confección de un manifiesto común. El domingo 12 de febrero, al menos uno de los integrantes, Francisco Tomás González Cabañas, del Centro de estudios Desiderio Sosa (entidad organizadora junto a la escuela correntina de pensamiento y el club mundial de filosofía) llegará hasta la capital francesa para dar testimonio del manifiesto y lo actuado, ante intelectuales parisinos. El encuentro está previsto en el salón de actos del Hotel de Sévigné, en la 6 Rue de Belloy a las 17 horas local.
Una de las líneas conceptuales que serán trabajadas en el congreso y que podría ser parte del manifiesto a redactarse, tiene que ver con la definición de «la política de los pobres» que se condensa en las siguientes apreciaciones pensadas desde el corpus teórico del autor Francisco González Cabañas.
«La política de los pobres es lo que en la actualidad no termina de comprenderse, bajo los significantes académicos actuales (demostrando lo poco democrático de este ámbito en donde se desanda lo político, siempre performativamente, es decir encontrando justificaciones para una imposición), lo que tampoco se encuadra para la política institucional (que presente el desafío de cómo reaccionar ante una manifestación ciudadana, o pueblada, sí reprimiendo desde el momento mismo de su convocatoria, bajo una lógica del bastón o de mano dura o mediante una flexibilidad que pueda generar cansancio y hastío para los afectados por estas movilizaciones y que poseen tantos derechos como los reclamantes) y lo que desborda a partidos políticos como a expresiones políticas ideológicas (generando incluso la pregunta, al punto de obviedad de ver qué representan entonces estas agrupaciones o agrupamientos que antaño formalizaban la legitimidad de lo político).
La política de los pobres, de los que no estamos en relación directa con el poder, y de los que no estamos contemplados por las formas políticas en donde, se reparte, se administra, se divide ese poder, de acuerdo a lógicas y a reglas que también se discuten entre los que pertenecen a ese mismo circuito del poder, donde vive, pervive y se sostienen las categorías políticas reconocidas, tiene una presencia, real, contundente, expresa y sideral.
La política de los pobres, no es solamente, la pobreza que no resuelven las formas o categorías políticas clásicas, sino también todo lo que podemos hacer, a través de esta ausencia, todo lo que no está contemplado, realizado, pensado o manifestado.
La política de los pobres, a diferencia de lo que podría pensarse a prima facie no puede ser entendida bajo la semántica de que sea más fuerte o débil, sino que tiende, por su posibilidad de nutrirse de lo incierto, de lo que no hay, y por tanto, desempolvara el pliegue más creativo, más liberador y más auténtico de las posibilidades de aumentarse las mismas o de correr los límites de lo posible, para el pobre en su condición de carente de lo material, como asimismo libre de las ataduras del cordel de la cosificación, del corset de la automatización que proponen, casi inercialmente las políticas en serie, seriadas o no pensadas, sentidas o experimentadas desde lo descarnado de lo humano.
La política de los pobres, es el campo fértil, desde donde el humano tiene la posibilidad de sembrar una mejor versión de sí mismo. La política de los pobres es el espacio sustentable que a diferencia de las extensiones yermas de los categoriales acabados, apocados y derruidos, ofrece las mejores perspectivas para que la política termine expresando el ejercicio, cotidiano, en donde cada uno de nosotros hace lo mejor de sí, pensando siempre qué será lo mejor para los demás, sin que el otro se nos presente o aparezca bajo el temor de que sea quién está como para imposibilitarnos la posibilidad de ser más felices durante nuestra estancia en la granja colectiva que dimos en llamar planeta tierra».
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