Lo que tenía, y lo que tiene, que pasar en Puebla
Lo que tenía que pasar, ya pasó.
Desde el inicio de las campañas electorales, las encuestas daban por seguro ganador a Luis Miguel Barbosa Huerta, muy por encima de sus contrincantes del PRI y el PAN, señalando ventajas de hasta de veinte puntos porcentuales.
Al final, los pronósticos se confirmaron aunque la diferencia no fue tan abultada: en primer lugar quedó el candidato de Juntos Haremos Historia en Puebla, en segundo el candidato postulado por la coalición panista y en tercer lugar el candidato del otrora invencible Partido Revolucionario Institucional.
Con este resultado, con casi un año de retraso, Puebla se incorpora al proceso de la Cuarta Transformación Nacional. Ahora la tarea que se presenta al virtual gobernador electo es harto difícil y grosso modo se dividir en tres partes: incorporar a la participación política a la gran masa de abstencionistas del estado, convencer a quienes votaron en contra y refrendar el apoyo de quienes votaron a favor. Nada sencilla ninguna de las tres.
Lo que tiene que pasar
La única manera que tiene el nuevo gobernador para lograr estos objetivos es la de gobernar bien y para todos. Temas como la reactivación económica, la seguridad, la reconciliación social, la educación, el respeto y atención a los grupos étnicos originarios, el combate a la corrupción, la generación de empleos, la obra pública, la promoción cultural, la equidad de género, el diálogo y acuerdo con los empresarios, así como la atención a las clases medias son sólo algunos de los puntos más visibles de la agenda política inmediata.
El candidato triunfante tiene poco más de cinco años para lograr tamaños objetivos. En primer lugar, debe haber cambios profundos en la manera de hacer las cosas atendiendo a la ya es clásica afirmación de que no es posible esperar resultados diferentes si las cosas se siguen haciendo de la misma forma como se hacían antes.
El nuevo equipo gobernante
En el porvenir inmediato, el equipo de primera línea del nuevo gobierno del estado jugará un papel preponderante: se debe combinar adecuadamente la sabiduría de la experiencia con el empuje de la juventud; deben estar presentes las nuevas generaciones que buscan la oportunidad de implantar su impronta en el devenir nacional, junto con la presencia de los luchadores sociales que durante décadas dejaron su sangre, sudor y lágrimas en la difícil tarea de ser oposición cuando serlo significaba exponerse al desempleo, la prisión o el asesinato y que, aún con ello, nunca claudicaron en su empeño de hacer lo necesario para transformar tanto nuestro país como nuestro estado.
¿Cuáles deben ser las características de los integrantes del nuevo equipo gobernante? En primerísimo lugar la lealtad a los principios de la Cuarta Transformación, así que ¡Fuera oportunistas y morenistas de ocasión!; en segundo lugar, la capacidad y preparación técnica y administrativa para conducir las acciones inherentes a sus cargos con eficacia y eficiencia, y, en tercer lugar, una fuerte identificación con las necesidades e intereses del pueblo, mostrando un rostro humano que, hasta el momento, ha estado casi ausente del quehacer político estatal.
Conclusión
Plausible la idea de Barbosa Huerta de no residir en la mansión que hasta hoy se denomina Casa Puebla. Si a esta idea le sigue un conjunto de acciones encaminadas a mantener un permanente contacto con el pueblo, se estará caminando por la senda correcta.
Hoy Puebla está polarizada, el candidato ganador fue rechazado en las votaciones de muchos sectores de la capital poblana, centro neurálgico de nuestro estado. Ahí radican personas que nada quieren saber de MORENA, Barbosa, López Obrador y la Cuarta Transformación. Convencerlos e incorporarlos al trabajo conjunto que se requiere para el progreso del estado no será tarea sencilla. Se requerirá de tejer fino, de diálogo, diálogo y más diálogo, pero, sobre todo, de congruencia entre los objetivos manifestados en campaña y las acciones a realizar para conquistarlos.
Lo que tenía que pasar, ya pasó: Puebla votó mayoritariamente por MORENA, tal como estaba previsto en las encuestas.
Lo que tiene que pasar depende de la inteligencia, enjundia, capacidad, congruencia, honestidad, trabajo y compromiso tanto del nuevo gobernante de la entidad como del equipo que lo acompañe en este próximo lustro.