Llenitos pero desnutridos
Por Guillermo Robles Ramírez
Es extraño observar como una mayoría podemos estar de acuerdo en algo, pero al momento de dar soluciones existen diferencias de las cuales alguna de ellas se dice simplemente sin pensar si existe o no un impacto social.
Un problema en que todos estamos de acuerdo es que en el país existe un gran problema de obesidad, siendo algo que a simple vista resalta, pero para quienes todavía lo dudan; la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAQ), ocupamos el primer lugar, ganándole a Estados Unidos, pero tampoco es algo de sentirnos orgullosos o conformismo porque al menos México tiene el primer lugar en algo a nivel internacional.
Por otro lado, hay que agregarle que desde que inicio la pandemia del Covid-19 en México a la fecha se ha registro otro incremento a la obesidad de los mexicanos.
Una preocupación alarmante para la Secretaria de Salud que debe de atender al igual que los diferentes organismos e instituciones involucrados en el mismo rubro y nutrición.
También existen grupos civiles interesados en la salud que con muy buenas intenciones hacen propuestas, sin embargo, no significa la solución absoluta para poder bajar el índice alto de obesidad en el país.
Se ha comprobado que queriendo aumentar un impuesto a las bebidas carbonatadas, considerando que ya tienen gravado un porcentaje alto los refrescos, no ha detenido el alto consumo.
Considerando que es el único alimento dentro de la canasta básica que paga IVA, los primeros afectados serían la población que menos tienen y afectaría entre un 20 y 30 por ciento a todo lo que implica a la cadena productiva de caña de azúcar, ingenios, proveedores, refresqueros, pequeños comerciantes, es decir, dentro de la cadena productiva serían aproximadamente 140 mil directos y 3 millones indirectos en el país.
No existe realmente un estudio determinante para asegura que el causante de la obesidad en el país es exclusivo de un producto alimenticio como las bebidas carbonatadas, aunque en las encuestas en consultoras establezcan que un mexicano en promedio consume un poco más de 163 litros de refrescos al año.
Dichas encuestas están basadas únicamente en un solo producto, sin embargo, la complejidad de la obesidad en México no solo es el refresco sino también malos hábitos alimenticios; como son las comidas chatarras, la vida sedentaria que llevan tanto los niños, jóvenes, y adultos, en fin el tipo de vida que marca la modernidad sobre una vida acelerada como también aquellas franquicias de alimentos saturados de carbohidratos y harinas para comer rápido.
Tampoco se ha considerado que uno de los mayores problemas de la obesidad son la forma como se cultiva, procesamiento, transportación y distribución de los alimentos influye en la malnutrición que genera carencias alimentarias, desorden alimenticio y obesidad de acuerdo a la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
En la actualidad el problema ya no radica en los alimentos o dietas balanceadas por nutriólogos que además de hacerte gastar dinero en sus consultas también es un dineral para comprar los alimentos adecuados y sin obtener los resultados que se buscan.
Y por la sencilla razón de que la población rebasó la demanda de alimentos y obviamente todos aquellos cultivos son tratados con pesticidas y químicos para tener esos tamaños de frutas tan grandes que vemos en los supermercados. Resultaría retador intentar sembrar en el patio de cualquier hogar una semilla de aquella fruta enorme para ver si salen con las mismas dimensiones.
Lo mismo sucede con el ganado inyectados con esteroides para engorda o las pobres gallinas que no paran de hacer huevos a “huevo” con químicos.
Toda cadena de proceso nos lleva a una sola conclusión que los alimentos ya no tienen los nutrientes pues han sido alterados y afectados que una vez ingeridos el organismo recibe una baja calidad comida siendo imposible que el cuerpo humano pueda absorber por medio de sus enzimas y llevar los nutrientes a los diferentes órganos del cuerpo, y como defensa ante cuerpos extraños dentro del organismo los envuelve en una capa de grasa por consiguiente acumulándose en esa panza saltona de nuestros hijos y de uno mismo.
Lo que antes se consideraba como una persona sana, símbolo de riqueza y abundancia, se ha convertido para todos los gorditos un problema muy serio de nutrición deficiente. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México)
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