Lazo rosa para todas
Por Guillermo Robles Ramírez
Hoy se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer de Mama; siendo el moño de listón color rosa como su símbolo mundial como el combate al cáncer de mama, siendo en el año de 1991 cuando se utilizó por primera vez cuando la Fundación Susan G. Komen los regaló a sus participantes en la carrera de Nueva York.
Y muy a pesar de que hay una fecha en especial se ha hecho costumbre que durante todo el mes de octubre se esté haciendo esta cultura de sensibilización para esta enfermedad silenciosa, es decir, el cáncer de mama.
Estas campañas se intensifican por parte de organismos, instituciones privadas y también de gobierno, así como de organizaciones internacionales y en nuestro país desde el año 2006 se registró como la primera causa de muerte entre la población femenina de 25 años y más.
Su propósito de campañas publicitarias y programas gubernamentales para la prevención de ésta, es la sensibilización sobre el cáncer de mama. Sobre este último punto a manera personal considero que esta sensibilidad sobre el cáncer de mama no tiene que ser exclusivo de octubre sino de todos los meses del año al igual que cualquier otro tipo de enfermedad cancerosa; ya que los pacientes quienes lo padecen tienen que luchar diariamente con esta enfermedad terminal, comenzando por ellos mismos emocionalmente desde la aceptación de la misma.
Por otro lado, falta mucho por hacer en cuanto a la culturalización de esta enfermedad no solo para el paciente sino también para los familiares y la misma sociedad en donde se les tiene que enseñar a no sentir lástima para aquellos que padecen cáncer.
Hay que aprender a similar que se trata de una enfermedad terminal, más no que sus seres más cercanos los maten en vida por la incomprensión y desconocimiento del problema del cáncer o sus consecuencias colaterales causados por los medicamentos para controlar la enfermedad.
La medicina para combatir este tipo de enfermedades ha hecho el desarrollo en investigaciones científicas en torno a la salud, y estadísticamente ha permitido conocer cuán enfermos estamos como sociedad siendo ya un tema dentro de las agendas políticas de México.
Ahora sabemos qué es el cáncer de mama, algunas de sus causas, cómo es que se genera y eventualmente prevenirlo y/o tratarlo para evitar que siga avanzarlo.
Igualmente sabemos más acerca de muchos otros padecimientos al que la idiosincrasia del mexicano en donde le dio el concepto de castigos divinos o que es un producto de hechicerías.
La ciencia ha fincado no sólo este conocimiento, sino que nos ha permitido verlo de muy distinta manera, es decir; los médicos informan ahora sobre enfermedades que antes ni nos imaginábamos que existían. Y con un mejor nivel de vida sustentado en su poderosa economía y los efectos de ésta en la vida cotidiana.
Los Estados Unidos se preocupa más que México por el estado de salud de sus ciudadanos. Temas como la obesidad, el cáncer, el sida, la artritis, el autismo, la infertilidad, el estrés (que en términos médicos se llama ansiedad) y muchos otros males, son parte del lenguaje coloquial de esta población norteamericana. Con una frecuencia hipocondríaca, los medios de comunicación abordan los preocupantes índices de prevalencia de enfermedades en las personas.
En México, la cultura de la prevención no llega a estos extremos de angustia, pero el uso de los conocimientos y la muy buena aplicación de los especialistas mexicanos, han logrado hacer de la salud de los mexicanos un tema que muchos envidiarían.
Aquí podemos vivir con estrés y un nivel de vida inferior al de los estadounidenses, pero vaya que somos más felices. Nuestras costumbres y tradiciones hacen de los mexicanos una entregada a la experiencia de las emociones y sentimientos; algo mucho más apegado al espíritu del ser humano y creemos que esta puede ser una de las mejores medicinas que usamos, es decir, la alegría de nuestra gente.
Pero más allá de eso, lo verdaderamente importante es saber que ahí existen grupos de personas, fuera del ámbito de la burocracia dispuestas a dignarse ante la pena ajena y tomar como propios los problemas del prójimo necesitado. Hay necesidad de ir haciendo cada vez más conciencia y sin buscar publicidad o un reconocimiento ante la gente, sino hay que caminar con el corazón en la mano y en silencio, igual que el cáncer, pero de una manera constructiva. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org
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