El paro en el Instituto Nacional Politécnico prosigue hasta el día de hoy, la designación del director es ¡urgente! Así como la recalendarización de las clases para que no pierdan el semestre más de 170,000 alumnos de dicha casa de estudios.
Entre los candidatos que suenan se encuentran: Eduardo Sánchez Anaya, de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (Esia); Víctor Manuel Alcérreca Sánchez, de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (Esiqie); Jorge Maciel Suárez, de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (Esime); Silverio González Lizárraga, del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (Cics), y Daniel Ramos Sánchez, de la Escuela Superior de Economía.
Pero hay otro politécnico que ha llamado la atención por su currículum, se llama Arturo Salcido Beltrán, que ha ocupado varios cargos dentro de la citada escuela de estudios superiores.
Independientemente de su probada experiencia, Salcido Betrán tiene otro ingrediente de los que los demás carecen; tiene aceptación por el grueso del alumnado, lo identifican como parte del IPN y eso es una gran ventaja…
La insistencia de los estudiantes politécnicos para que se nombre a un director general es firme y plural, los jóvenes han entrado en una fase para resolver sus problemas con absoluta observancia a la ley, no hay plazo que no se cumpla ni fecha que no se llegue, se dice que están a punto de llegar a un acuerdo y la noticia o nombramiento de la nueva cabeza institucional no puede esperar más.
Exigimos que pronto tanto las autoridades como la comisión estudiantil establezcan acuerdos en beneficio de todas las partes, que las aulas se llenen de vida, que el ¡manantial de conocimientos! sea la constante, ya que para eso fueron creadas y no para cobijar en su atmósfera al frió y oscuro silencio que viven hoy. La ignorancia es el peor de todos los vicios y fiel amigo de todos los gobiernos dictatoriales, esos mismos que truncan el desarrollo humano.
Necesitamos recuperar la confianza, trabajar hombro con hombro ya que el camino venidero no es fácil y solo con la inagotable efervescencia de los jóvenes, el futuro de México será destacado y sobresaliente.