“La acción y la adaptabilidad crean oportunidades”. Garrison Wynn.

Por Claudio Adrián Montaño Mier

Como resultado de la declaratoria de la pandemia a causa del COVID-19, desde el pasado 23 de marzo se han suspendido las clases en los planteles educativos en todo el país, así como la suspensión de las actividades no esenciales. Para disminuir el impacto en el desarrollo académico de los alumnos, las autoridades educativas instruyeron al personal docente a organizar sesiones “en línea” a través de las herramientas electrónicas que se pudieran tener a su alcance. Los resultados no se hicieron esperar, estudiantes y padres de familia quejándose de la sobrecarga de actividades, errores de comunicación, entre otros, hizo manifiesta la brecha tecnológica en dos vertientes: la habilidad técnica y el acceso a las herramientas. 

El Facebook se convirtió en un punto de encuentro para los que tuvimos que confinarnos en nuestros hogares, cadenas, juegos, memes, chistes y, por supuesto, muchas quejas. Quejas de los padres de familia que tienen a sus hijos en casa todo el día, que tienen que desarrollar las tareas, enviar evidencias, buscar la conexión a internet, habilitar el teléfono celular o la computadora para que las actividades pudieran llegar a buen fin; quejas de los estudiantes por la carga de trabajo, porque los maestros no les explicaron, porque no pueden entrar a la plataforma, porque no se habían enterado y ahora están haciendo todas las tareas un día antes de la entrega; empero, esta red social representó una puerta abierta para los maestros hacia un cambio en el diseño de las actividades, para explorar nuevas posibilidades, por el trabajo que representa evaluar a distancia, por buscar soluciones para la entrega en tiempo y forma de las tareas. 

Aunado a esto, hay múltiples videograbaciones y fotografías donde el confinamiento de los seres humanos, ha abierto a la naturaleza la puerta a controlar nuevamente sus espacios, dando clara muestra que lo único que es constante es el cambio. Y esto también lleva un claro mensaje a los actores educativos: es necesario un nuevo planteamiento en el proceso educativo de nuestro país, un cambio de raíz que comienza con una actitud entusiasta por aprender, por aceptar que la vida es aun un terreno abrupto donde solo destaca quien mejor se adapta. 

Sin lugar a dudas, la oportunidad se pinta perfecta para que los maestros tomemos nuevamente las riendas del sistema educativo, haciendo gala de vocación, innovación y creatividad, generar las estrategias adecuadas para que el estudiante potencialice sus habilidades y se desarrolle plenamente; valorar más sus procesos y no tanto los resultados; establecer novedosos y más eficientes procesos de evaluación y seguimiento; lograr la optimización de procesos y transparencia de resultados; generar actividades que promuevan el trabajo colaborativo, el liderazgo, la creatividad y la resolución de situaciones que contribuyan con el desarrollo del pensamiento critico. 

Es el momento justo para que los padres de familia comprendan la complejidad del trabajo que realiza el docente, que el propósito de las actividades corresponde a una necesidad y no simplemente a un capricho y mucho menos a solo entretener al estudiante. Restaurar al maestro como una autoridad académica que se ve fortalecida por la educación que se da en el hogar siempre en beneficio de los niños, niñas y jóvenes de nuestro país.

Parece una meta utópica, y seguramente muchos profesores al leer la presente, tildarán de loco o soñador al autor, pero es el momento justo de un despertar colectivo, de recuperar nuestro digno lugar en la transformación de nuestra nación y de ser ejemplo porque un buen maestro siempre es un buen aprendiz dispuesto a moverse acorde a la actualidad. 

“El arte de la vida radica en un constante reajuste a nuestro entorno”. Kakuzo Okakura.