LA INMOLACIÓN
La inmolación del joven Agustín Gómez Pérez, que se realizó el día viernes 5 de diciembre del presente año frente al edificio del Congreso del Estado de Chiapas, sin duda alguna, sienta un precedente en Chiapas.
Ver a este joven corriendo envuelto por las llamas, ha sido una escena que no solo ha lastimado nuestros ojos, sino que también ha hecho llorar nuestros corazones y ha sacudido profundamente nuestras conciencias.
¿A qué extremos hemos llegado, cuánta es la desesperación que hay en Chiapas, para recurrir a este tipo de actos de protesta?
Con razón o sin ella, los integrantes del Frente “Ricardo Flores Magón” de Ixtapa se plantaron frente al Congreso del Estado para exigir la liberación de su líder Florentino Gómez Girón.
Al pasar los días y no obtener respuestas positivas a su única demanda, se pusieron en huelga de hambre. Nada. Luego se cosieron los labios. Nada. Se crucificaron en las rejas del Congreso. Nada.
El “ni los veo ni los oigo” prosiguió durante días, hasta que el viernes el joven Agustín Gómez decidió inmolarse. Ha sido una imagen que recorrió el mundo en cuestión de minutos y la crítica nacional e internacional no se hizo esperar.
Solo así hubo la respuesta gubernamental a la demanda del Frente “Ricardo Flores Magón, pero dejó muchas evidencias en el camino.
En primer lugar, hizo evidente la poca o nula capacidad que tiene el gobierno para manejar las manifestaciones sociales como las desarrolladas por los integrantes del Frente “Ricardo Flores Magón” de Ixtapa.
En segundo lugar, hizo evidente también las formas en que las autoridades actúan para aplicar la justicia a su conveniencia, al liberar, casi de forma inmediata a Florentino Gómez Girón, pese a que el mismo gobierno, en un desplegado emitido por la Subsecretaría de Gobierno, había enumerado una serie de delitos cometidos por dicha persona.
En tercer lugar, deja el camino abierto para que otros grupos de ciudadanos hagan lo mismo para obtener resultados positivos a sus demandas. Tal vez dentro de poco será un delito grave traer unos fósforos en los bolsillos.
Los ciudadanos nos quedamos ante las sospechas, muy justificadas, sobre si liberaron a una persona que es culpable de diversos delitos o liberaron a un ciudadano inocente a quién le habían fabricado una serie de delitos para meterlo a la cárcel.
¿Era Florentino Gómez Girón realmente un preso político? Probablemente sí, porque la fabricación de delitos es y ha sido un estilo de justicia que se aplica cotidianamente en Chiapas, especialmente, para aquellos personajes que resultan incómodos para el régimen en turno.
Haya sido como haya sido, cuando la ley se tuerce y se desmorona ante los acontecimientos, el Estado de Derecho desaparece, todos los ciudadanos quedamos en la indefensión, en el desamparo, en la orfandad.
Por ello, en Chiapas también hay hambre de justicia y de hombres justos que la apliquen cabalmente.
La inmolación del joven Agustín Gómez es también una expresión de la gravedad de la situación social que prevalece en tierras chiapanecas, principalmente, en las áreas rurales e indígenas donde campea pobreza, la desesperación y la injusticia.
Es ahí, en las áreas rurales e indígenas donde está el hambre y no en el estadio “Víctor Manuel Reyna” donde se distribuyen despensas alimenticias de forma masiva a quien asiste a los actos políticos electorales.
Ojalá que esas formas de protestas, como el acto de inmolación del joven Agustín Gómez, no vuelvan a repetirse en la entidad, porque la pradera está seca y podría ser la mecha para provocar un incendio social de grandes dimensiones.
Recordemos que la “Primavera Árabe” así empezó.
El 17 de diciembre de 2010, en Túnez, el joven Mohamed Bouazizi, de 26 años, se inmoló en la localidad turística de Sidi Bouzid para denunciar abusos administrativos, después de que la policía le confiscara las frutas y legumbres que vendía en la calle, con el argumento de que carecía del permiso para esa actividad.
A partir de ese día empezaron las revueltas sociales que fueron protagonizadas por jóvenes que gritaban consignas contra el gobierno, lanzaban cócteles molotov y se enfrentaban a pedradas con la policía.
Las revueltas sociales terminaron por derrocar al gobierno tunecino, pero también sacudió todas las estructuras de poder que se habían eternizado en la región árabe.
Como fichas de dominó, al poco tiempo fueron derrocados, inclusive con cruentas guerras internas, los gobiernos de Libia y Egipto. En Siria la guerra aún no se resuelve después de más de cuatro años de combates, miles de muertos y desplazados.
Así de grandes son los cambios sociales y políticos que causó la inmolación de ese joven de Túnez.
Por ello, Chiapas requiere un proyecto de gobierno, no un proyecto político.
Página Web “Letras Vivas” http://www.letrasvivas.com.mx/
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