La guerra de Vietnam

La Habana (PL) Catorce días después del triunfo llegamos a Saigón donde se vivía en plena agitación revolucionaria. Nos impresionó extraordinariamente el control tan riguroso del orden que tenía la juventud, organizada en brigadas y destacamentos.
Era ella la que dirigía el tránsito, cooperaba en las tareas de normalización del mercado interno y en las oficinas de registros de ex soldados y ex funcionarios del régimen títere.
No hubo caos, pillajes ni derramamientos de sangre, como trataban de hacer creer los imperialistas. De no haber sido por algunas caravanas militares que, de cuando en cuando, atravesaban veloces las calles capitalinas, nadie hubiera pensado que hasta hacía algunos pocos días allí se había librado una cruenta guerra que duró más de 30 años.
Al poco tiempo de estar en Saigón, el coronel Tran Van Tra, jefe del Comité Militar Administrativo y uno de los oficiales que dirigió la campaña Ho Chi Minh, robándole unos minutos a sus múltiples ocupaciones, nos recibió para darnos algunos detalles de la campaña. He aquí una síntesis de los asuntos más importantes tratados en esa reunión.
«Como ustedes saben, nosotros hemos hecho un gran esfuerzo por cumplir cabalmente los Acuerdos de París, pero los yanquis y los títeres hicieron lo contrario. Ellos trataron de sabotear los Acuerdos con el propósito de liquidar al Gobierno Revolucionario Provisional, borrar las conquistas obtenidas por nosotros, anteriores a la firma.
Para defender los Acuerdos de París y las conquistas revolucionarias nosotros tuvimos que repeler y castigar a los saboteadores de los Acuerdos.
A lo largo de la lucha, nosotros obtuvimos victorias tras victorias, especialmente en el año 1974 cuando enfrentamos exitosamente las operaciones de expansión del enemigo en el delta del Mekong.
Posteriormente declaramos que nosotros castigaríamos al enemigo no solo en las zonas liberadas, sino en sus mismas bases desde donde partían las operaciones de expansión . Como resultado de esto, en diciembre de 1974 liberamos por completo la zona de Phuoc Long. Durante la primavera de 1975 con la campaña victoriosa de Buon Me Thuot, al sur de las mesetas centrales, el enemigo sufrió un fracaso total y se desintegró en esa zona en medio de un pánico general.
Ellos creyeron que con la huida rápida podrían concentrar el resto de sus fuerzas, hacer una línea de defensa en las zonas costeras para defender la Tercera Zona Militar, que es donde está enclavada Saigón, y el delta del Mekong.
En ningún momento dejamos que ellos se organizaran, pues atacamos consecutivamente, sin descanso, y obtuvimos victorias cada vez mayores. De esta manera, el enemigo se fue desintegrando rápidamente y en su huida dejaba todos los pertrechos de guerra y no les quedó ninguna fuerza completa para establecer una línea de defensa.
Sin embargo, a pesar de esas derrotas, continuaban obstinados e hicieron grandes esfuerzos para organizar la defensa de la zona de Saigón. Concentraron alrededor de la capital muchas unidades de infantería, artillería y blindados y consideraban que con esa fuerza ellos podrían mantenerse.
Pero se equivocaron. Nosotros no le dimos ninguna posibilidad de defenderse, y aplastamos la línea de defensa establecida en el este, la zona de Xuan Loc. Toda la Division 18, algunas fuerzas de paracaidistas y algunas brigadas de tanques y blindados fueron totalmente aniquiladas.
Desde el norte el camino quedó abierto para nosotros, pues con la caída de Xuan Loc, la base de Bien Hoa perdió su más fuerte defensa y quedó sin protección.
Mientras esto ocurría en el norte, el enemigo se preparaba y ya había establecido una línea de defensa en la dirección oeste. Sin embargo, estaba muy nervioso y perdió todo sentido de la organización, aunque seguía obstinado en defender a toda costa Saigón-Gia Dinh y el delta Mekong.
Aprovechando esa oportunidad tan grande que teníamos, y bajo la dirección acertada del partido, nuestras fuerzas armadas se concentraron para realizar un ataque muy fuerte a la zona de Saigón-Gia Dinh.
En la madrugada del 29 de abril atacamos desde el este de Vung Tau, luego llegamos a Bien Hoa y rápidamente avanzamos por la carretera nacional 1 y desde distintas direcciones cruzamos los ríos Saigón y Dong Ai para atacar directamente a Saigón.
Desde el norte también atacamos el aeropuerto de Tan Son Nhut. Desde el oeste al noroeste, otros destacamentos atacaron y ocuparon la capital provincial de Hung Nghien para, posteriormente, atacar la zona especial de Saigón.Gia Dinh.
Por el sur, que es una zona montañosa muy difícil, donde hay que cruzar muchos ríos, se avanzó impetuosamente hasta llegar a la misma sede de la Policía, la cual fue ocupada inmediatamente.
Con esa armoniosa coordinación de nuestras fuerzas, a las 11:30 de la mañana pudimos izar nuestra bandera en el Palacio Presidencial al rendirse incondicionalmente el régimen títere de Saigón, como se anunció después por la radio.
De esa manera, la campaña contra Saigón duró solamente un día, de la madrugada del 29 a la mañana del 30 de abril.
Después que Saigón fuera ocupada por nosotros, las Fuerzas de Liberación atacaron simultáneamente las capitales provinciales del delta del Mekong que aún estaban en poder del ejército títere. De ese modo, en la mañana del primero de mayo se unía a las zonas liberadas el delta del Mekong, con lo que quedaba completamente libre todo Vietnam del Sur, a excepción de la Isla Con Son, Phu Quoc y las del grupo de las Spartley que fueron liberadas el 6 de mayo.
Según cifras preliminares, en la campaña Ho Chi Minh nuestro Ejército y nuestro pueblo vencieron a más de 400 efectivos enemigos organizados en varias divisiones de infantería, aérea y marina».

LA ALEGRÍA
Me siento incapaz de definir el término alegría. La alegría se manifiesta en tan diversas formas… En Vietnam, por ejemplo, vi gente reír hasta el cansancio; a otras dar vueltas en sus bicicletas, de aquí para allá y de allá para acá, sin interesarles un comino a dónde iban a parar; a muchos pasados de copas en un pueblo austero, aparentemente abstemio; a algunos llorar profundamente, y a dirigentes de probada reciedumbre y sangre fría, nerviosos, y con una sonrisa tenuemente dibujada en labios que delataban ansiedad y que, a la más mínima expresión de algo que pareciera un chiste, estallaban en una sonora carcajada que retumbaba en todo el ámbito.
Oí hablar de construir escuelas y guarderías, de matrimonios que ya no serían aplazados por más tiempo, de buscar petróleo y construir fábricas, de parques infantiles y hospitales, de formar más maestros; de tractores para la tierra y electricidad; de nuevos circuitos férreos y de aerolíneas propias, de pesca mayor. Oí hablar de la vida que renacía de entre las ruinas de la guerra y que se veía ya en la sonrisa de los niños, en el encuentro familiar después de veinte o treinta años de ausencia y en la fábrica que inundaba el aire con su humo espeso y negro.
Vi esa nueva vida aquel domingo feliz. Ese mismo domingo de cantos y de fiesta, de banderas y colores, y de trabajo, en que salimos de Hanoi en nuestro largo camino por la carretera 1 para llegar a un Saigón diferente, más vietnamita que nunca, de cuyo nombre apenas se si hablaba porque a catorce días de la victoria ya todos le decían su único nombre » Ciudad Ho Chi Minh».
El término alegría no lo puedo definir. Pero quiero expresar lo siguiente. Cuando fuimos invitados a la recepción de honor en el antiguo Palacio presidencial, un impulso nos hizo entrar por el mismo lugar que lo hicieron los tanques PT-76. Parados allí, y observando con detenimiento un grandioso retrato del tío Ho debajo del cual se leía «No hay nada más precioso que la independencia y la libertad», parece que la vista nos flaqueó pues por segundos tuvimos la certeza de que el Presidente nos sonreía. Se nos hizo un nudo en la garganta y, sin embargo, estábamos pletóricos de alegría.

*Fragmento del epílogo del libro testimonio Tres batallas decisivas, de Luis Manuel Arce, en el cual, como corresponsal de guerra, describe los momentos más importantes de aquella gesta que terminó finalmente con la ocupación de Saigón, hoy Ciudad Ho Chi Minh, en ocasión del 40 aniversario de la victoria de Vietnam, el 30 de abril.

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