La fuga de El Chapo: golpe a la institucionalidad mexicana

México, 13 jul (PL) Por segunda ocasión Joaquín «El Chapo» Guzmán se escapa de una prisión de alta seguridad, con lo que asesta un fuerte golpe al sistema de seguridad de México y a la credibilidad de sus instituciones.
Ya lo decía el presidente Enrique Peña Nieto desde París, donde inició una visita de Estado: la fuga del jefe del cartel de Sinaloa «es una afrenta a México».
Efectivos de la Policía Federal, Gendarmería Nacional, el Ejército y la Armada de México participan en la búsqueda del criminal, que encabeza el ministro de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, quien regresó de Francia donde acompañaba al jefe de Estado.
«El Chapo» se evadió en la noche del sábado a través de un túnel de un kilómetro y medio de extensión que le llevó a una casa aparentemente abandonada en las afueras del penal del Altiplano, donde siguen detenidos varios de los capos de los principales grupos criminales del país.
Unas 30 personas, incluido el director de la prisión y custodios carcelario están bajo custodia y son interrogados en esta capital.
México emitió una alerta internacional para que la Interpol, agencias de Estados Unidos y otros países cooperen en la búsqueda y captura del peligroso criminal, condenado a 20 años de prisión.
Estados Unidos ofreció su apoyo pero medios locales llaman la atención de que Washington nunca pidió su extradición, pese a que el cartel de Sinaloa es considerado entre los que mayor distribuye drogas en el país vecino.
Guzmán se hizo un experto en la construcción de vías subterráneas para el transporte y almacenaje de drogas en México, afirman fuentes del gabinete federal de seguridad.
En la década de los 90 comenzó a contratar arquitectos e ingenieros civiles para el diseño y elaboración de túneles en los que almacenaba droga o la pasaba a territorio de Estados Unidos desde casas en construcción ubicadas en ciudades fronterizas.
La mayoría de las propiedades que llegó a utilizar el capo criminal en México están conectadas entre sí mediante pasadizos subterráneos que tienen salida o desembocan en sistemas de drenaje público.
Quizás su evasión también tenga que ver con los canales subterráneos con los que ha conseguido infiltrarse en estamentos de la política e instituciones públicas para construir su emporio criminal e incluso volver a escapar de prisión.
Mientras tanto, la fuga del capo ha provocado reacciones que poco favorecen la imagen del gobierno.
La segunda huida de Joaquín El Chapo Guzmán de una cárcel de máxima seguridad, -la primera tuvo lugar en el penal de Puente Grande, Jalisco, en enero de 2001- obliga a poner en tela de juicio todo el discurso y las acciones oficiales en materia de seguridad, combate a la delincuencia organizada y lucha contra la corrupción, afirma el editorial del diario La Jornada.
No es fácil entender, en efecto, cómo pudo escapar de la prisión más vigilada del país el hombre a quien los gobiernos de México y Estados Unidos describieron como un delincuente sumamente peligroso, o el más peligroso, y por cuya localización llegaron a ofrecer, respectivamente, 30 millones de pesos y siete millones de dólares, añade.
Y acota que la organización que concibió, planeó y ejecutó la fuga de El Chapo y las obras necesarias para ello haya logrado su cometido por medio de un trabajo de ingeniería que no puede calificarse sino de monumental, y que requirió de una vasta operación de inteligencia, de infiltración en la estructura administrativa de la cárcel.
El episodio, no sólo permite a la sociedad hacerse una idea del poderío y la capacidad de la delincuencia organizada, sino también de la suprema indolencia y la gravísima descomposición que imperan en las instancias gubernamentales, concluye el rotativo.
Por su parte el opositor Partido de Acción Nacional demandó al gobierno federal la pronta captura de Guzmán, así como retomar la agenda de reformas al sistema de seguridad pública, incluido un decálogo de medidas propuestas por Peña Nieto en noviembre pasado y que no avanzó en la Cámara de Diputados.
A su vez, Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional y excandidato presidencial, instó al presidente mexicano a suspender su visita a Francia, afrontar personalmente el asunto y «no pasar la vergüenza fuera».
Omar Fayad, senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI, en el gobierno), reconoció que el sistema penitenciario nacional es vulnerable, aunque confió en la pronta detención del jefe del cartel de Sinaloa, pues el ejecutivo federal ha logrado la aprehensión de 93 de los 122 principales cabecillas del crimen organizado.
El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto tendrá que actuar rápido en dos frentes: recapturar a El Chapo so pena de hacer crecer aún más el nombre del sujeto, y actuar de manera ejemplar contra los funcionarios que permitieron este triste pasaje en la historia de la seguridad nacional, apunta en su editorial el diario El Universal.
Cada día que el delincuente siga libre, será una derrota más ante el imaginario colectivo, subraya.
Lo cierto es que las autoridades mexicanas están en una carrera contra el tiempo y de cara a la opinión pública, cuando  el crimen organizado, otra vez, puso en dudas las promesas oficiales de combatir la impunidad y refundar un sistema nacional de seguridad hoy vulnerado otra vez por la fuerza del narcotráfico.

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