Isabel Allende, el peso de un apellido en Chile
Santiago de Chile (PL) Isabel Allende Bussi reconoce que el apellido de su padre inspira en la política en Chile, donde, 41 años después del sangriento golpe de estado de Augusto Pinochet, el país busca reconciliarse con su pasado.
Tiene fama de mujer de carácter, de frases directas y cortantes. Sin embargo, no fue esa la impresión que me dio en una conversación que compartí con otros colegas, en la cual se mostró abierta a hablar de todos los temas.
Prima segunda de la famosa escritora del mismo nombre (la autora de La Casa de los Espíritus), la hija del extinto presidente Salvador Allende, derrocado por la asonada golpista del 11 de septiembre, es hoy la titular del Senado de Chile.
De penetrantes ojos azules y soltura de movimientos al hablar, la legisladora fue bastante elocuente al responder preguntas de Prensa Latina sobre la nación austral, el futuro y su proyección personal.
«¿Presidenciable yo? Creo que es muy prematuro hablar de esta cuestión. Me halaga que haya gente pensando en esa posibilidad, pero nos quedan más de tres años de Gobierno y queremos aportarlo todo en el esfuerzo de Michelle Bachelet.»
Isabel Allende, además de pertenecer al Partido Socialista (PS), al igual que Bachelet, comparte con la mandataria capítulos del pasado, tristes y dolorosos. Ambas perdieron a sus padres como consecuencia de la dictadura militar de Pinochet.
Es la primera vez en la historia de Chile que dos mujeres ocupan los cargos políticos más relevantes del país.
«Encabezar el PS, ya esa es otra cosa. Es asunto que me han planteado algunos integrantes de la organización. Con calma, estoy adelantando entrevistas para sopesar la viabilidad de aceptar o no de cara a las elecciones de abril próximo.
«Chile avanza en diversos frentes con el objetivo de alcanzar el desarrollo pleno y restañar las heridas del pasado, pero no es un proceso fácil. Se ha impuesto en la sociedad el deseo de fortalecer las instituciones democráticas.
«El Nunca Más es un hecho en Chile; no permitir jamás la vuelta de la violencia y las trasgresiones de los derechos humanos. Sin embargo, todavía la nación no se ha reconciliado con su pasado; es algo muy delicado y sensible para muchas personas.»
Cuatro veces diputada socialista de 1994 al 2010, actualmente senadora por la región de Atacama y primera titular de la Cámara Alta en la historia del país transandino, Allende reconoció que su regreso del exilio en 1989 supuso un gran desafío en su vida.
«Cuando volvimos, la memoria de mi padre estaba prácticamente relegada y poco a poco nos dimos a la tarea de primero enterrar sus restos correctamente, instaurar el Museo de la Solidaridad y crear el Mausoleo en el Cementerio General.
«El nombre de Salvador Allende ha ido creciendo, pero en medio de un camino escabroso. En 24 años de democracia hay todavía heridas abiertas y exigencias justas de gente que busca saber dónde se encuentran los restos de familiares detenidos desaparecidos.
«Por eso aspiramos a cambiar la justicia militar y derogar la Ley de Amnistía, para quebrar la muralla de silencio con la esperanza de que un día sepamos toda la verdad de lo ocurrido con el golpe de Estado y la dictadura», precisó.
¿NUEVO CHILE?
Al insistir Prensa Latina en los temores que se aprecian aún en un sector de la población y la resistencia de la derecha a los cambios, la senadora fue categórica.
«Falta tiempo, aunque sin dudas los límites están claros en el fortalecimiento de la democracia, sin espacio para la vuelta de la ignominia. Otra cosa es la Constitución espuria de 1980 de la Dictadura, reformada, pero de manera insuficiente.
«Por eso tenemos que dar señales a la ciudadanía de la voluntad de transformar la sociedad para hacerla más democrática e inclusiva. Debemos luchar contra el hermetismo de ciertos ex militares que no quieren confesar detalles del pasado.»
De las reformas que impulsa la presidenta Bachelet y los tabúes con el aborto, Isabel Allende valoró de forma positiva la ya aprobada nueva legislación tributaria.
«No es perfecta pero da un paso en la dirección correcta, como pilar de otros cambios que pretende efectuar la administración en temas cruciales como la educación y el aborto.
«Con la educación, hemos dicho basta ya. Chile no puede seguir como el país más lucrativo, elitista, con criterios selectivos y segregacionistas en un sector clave para su desarrollo.
«La voluntad es llevar a los chilenos hacia una educación gratuita, incluyendo el nivel superior, si bien es un proceso complejo y con no poca resistencia.»
Para cerrar, la presidenta del Senado subrayó que no ha renunciado a la idea de diseñar una Constituyente que responda a las expectativas de las mayorías de contar con una nueva Carta Magna.
Asimismo, deploró las campañas mediáticas de corte sensacionalista y el papel del mercado de una prensa que en abrumadora mayoría pertenece a los grupos de la derecha.
«Los desafíos son enormes. El asunto de los mapuches, por ejemplo, requiere de un plan integral en la Araucanía para dar un salto cualitativo sustancial, en una deuda histórica que tenemos con los pueblos originarios de Chile.»
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