¡…GUERRA DE PAPEL…! “Quemándole la cola al diablo…”
Señalan que se trata de “un asunto importante” que la sociedad debe encarar con madurez y discutirlo de manera abierta.
Salvo en los círculos ortodoxos donde se guarnece el celo de los principios éticos de la humanidad, una intentona más pretende la mal llamada izquierda mexicana al encauzar un debate sobre la legalización de la marihuana en México.
Desde el mismo momento en que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), reformó el artículo 362 del Código Penal para el Distrito Federal, con el propósito de sancionar con mayor rigor a quienes generen disturbios y alteren el orden público, fue cuando la sociedad se vio perdida porque infinidad de chavos se las andan tronando en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México, y no se diga en los suburbios de bajo nivel socioeconómico.
Perdida esa juventud, porque los principios del buen ciudadano se le vinieron abajo debido a que muchos vendedores de enervantes, identificados como narcotraficantes, son los principales distribuidores y cuyas acciones tipificadas como delito, nadie les hace nada, incluso, el ex presidente Vicente Fox siempre buscó la legalización de la hierba maldita, pero curativa.
Perdida esa juventud, porque en todos los sitios de la ciudad de México, y en los estados circunvecinos a la capital del país, se generó un libertinaje que impactó en la seguridad misma de la ciudadanía.
Hoy en día, el perfil del marihuano es el dejar una estela de mierda mal oliente que lo identifica como un ser despreciable, un sujeto que ha perdido todo por atender su pernicioso vicio que lejos de configurarlo como un ciudadano ejemplar, pasa a ser un parásito de una sociedad que ya ni le preocupa el comportamiento de sus semejantes.
Y como dice ese aforismo, “a buen árbol te arrimas”, la integración del Partido de la Revolución Democrática, así como lo que corresponde al nuevo engendro político del “doctor Frankenstein”, encarnado en Andrés Manuel López Obrador que le dio vida, muchos de ellos ”le han quemado la cola al diablo”.
Esa génesis proviene como un tema polémico, por lo que el partido del sol azteca en el Distrito Federal, ha señalado que no se debe criminalizar el consumo de la mariguana, sino por el contrario –pareciera ofrecer aplaudir a esos parásitos que envenenan el aire con la quema de su marihuana-.
El líder perredista capitalino, Raúl Flores, si bien le dio la bienvenida a este debate sobre la posible legalización de la hojita verde mareadora, reconoce que se trata de un tema polémico.
Se pronuncia por la no criminalización del consumo de cannabis; al tiempo que considera que “es un asunto muy importante” que la sociedad debe encarar con madurez y discutirlo de manera abierta y amplia.
Expone que la liberalización del consumo, es decir, la medida permitida que cada ciudadano puede portar para fines personales, es lo que tiene que entrar a revisión en adelante, pero recordó que dicho tema forma parte de la plataforma y de la agenda legislativa del partido, que sin duda “es liberal y progresista”.
Coincide con el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, en la pertinencia de abrir el debate acerca de la no criminalización de la portación con fines de esparcimiento y la legalización en su vertiente médica.
Por su parte, el coordinador del grupo parlamentario del PRD en la ALDF, Leonel Luna, no se mostró muy dispuesto a entrarle al debate y precisó que en el sol azteca están por la línea de promover hábitos saludables.
Las actitudes de estos dos diputados del mismo partido, el PRD, pareciera ser que uno es marihuano y el otro no; es decir, que con solo mirar el rostro de Raúl Flores, pareciera que está estacionado porque le quema mucho a la verde; en tanto, que Leonel Luna se le observa con una face diferente y reluciente, más entera y menos idiota.
Sin embargo, se comenta que por lo pronto no es un tema prioritario en la agenda de la bancada perredista y no es un tema que estén discutiendo en este momento, así que mientras sean peras o manzanas, infinidad de chavos le seguirán quemando la cola al diablo en pleno centro de la capital del país.