¡…Guerra de papel…! Per secula seculorum de López Obrador en él y por el poder

  • México, sería un gran un infierno si llegara a Palacio Nacional
  • Tener a un político locuaz en la personalidad de Andrés Manuel López Obrador como Jefe del Ejecutivo federal en México, el también identificado Peje-rata se vería impedido si Donald Trump explotara para sellar la frontera si llegara asumir el poder presidencial en los Estados Unidos de Norteamérica; su amenaza se cumpliría porque su complejo xenofóbico lleva un espíritu hitleriano
  • Un loco bipolar en el norte, y otro bipolar un poco más en el sur, peligraría la vida de la ciudadanía que habita el Hemisferio Americano, bajo la tesis Per secula seculorum

Per secula seculorum es una locución latina que significa literalmente por los siglos de los siglos y menos literalmente para siempre o eternamente.
Se cita para indicar la larga duración de una cosa y se utiliza como final en muchas oraciones de la Iglesia católica para significar la eternidad de Dios.
En algunos países latinos es utilizada en el lenguaje cotidiano en expresiones como: «Si estos obreros no se sublevan frente a sus opresores, seguirán esclavizados per secula seculorum» con lo cual también los cristianos lo utilizaban para bendecir a la hora de la comida.
En la liturgia, la frase puede entenderse consecutiva o antonomásicamente: lo primero en sentido igual al de la frase «generaciones de generaciones», como si dijera, por todos los siglos que se han de suceder unos a otros, como la frase «Cántico de Cánticos», esto es: así como antes de todos los siglos el Hijo y fue en deidad con el Padre en la unidad del Espíritu Santo, así se ha de creer que vivirá igualmente con el Padre y el Espíritu Santo en el presente siglo y en el futuro, en donde los justos permanecerán con los santos ángeles y los réprobos serán atormentados y todo ello sin fin. Sigue la palabra Amén, palabra de consentimiento y aprobación, pues el pueblo al asentir la voz del sacerdote que dice por todos los siglos de los siglos, confiesa que por Jesucristo ha sido criado el siglo.
Cuando va seguido de la palabra Amen, las dos últimas palabras (sæculorum, Amen) pueden abreviarse formando el término Euouae que fue utilizado en la notación de la música medieval.
Los griegos dicen αιώνας οι αιώνες (æonas oi æones), esto es «siglo de los siglos». Con esto se comprende la antigüedad de esta terminación, pues el heresiarca Valentino, que inventó las eonas, como todos los gnósticos, quería de ahí deducir razones para su doctrina entre los católicos.
Frente a este dejo cultural, los políticos contemporáneos, incluso hasta los que dejaron cátedra de la arrogancia por el poder, son autoritariamente previsibles, sobre todo, después de haber estado expuestos durante más de dos décadas ante los ojos críticos que emanan de la opinión pública, como es el caso del político Andrés Manuel López Obrador, eterno aspirante y soñador candidato a la Presidencia de la República.
La vox populi siempre ha llevado en mente, hasta el colmo de las vagas estimaciones, de “¿cómo sería Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional y distinguido huésped de la Residencia Oficial de Los Pinos?
¡Que tendría López Obrador de llegar a tener puesta la banda presidencial!
¿Renacería el fantasma de Adolf Hitler en medio del histórico imperio azteca ,
¿Cómo se vería?
¿Cuál sería su transformación unipersonal con la sociedad?
¿Rememoraría el pasado de Julio César, el tirano de Roma?
¿México viviría una nueva época de tiranía y traición, de grandes ghettos y dobles pactos secretos, como ocurriera, según la historia, en el año 44 a.C con los desastres de Julio César?
“Calígula, el tirano de Roma” “Calígula, el tirano de México”
El tabasqueño nos dice todos los días -desde su particular enfermiza visión- quién, qué ha sido y cómo sería Enrique Peña Nieto en Los Pinos, pero nadie se ha tomado la molestia de hacer un ejercicio similar sobre el comportamiento de López Obrador, quien ha sido Jefe de Gobierno del Distrito Federal y dos veces candidato del PRD a la Presidencia de México. Es decir, hay elementos suficientes para predecir qué haría y cómo ejercería el poder.
López Obrador siempre ha dicho que el PRI es la representación misma del autoritarismo, sin embargo, cuando estuvo al frente del Gobierno de la ciudad de México nunca respetó la división de poderes. Siempre ordenó a sus diputados en la Asamblea Legislativa cómo y qué votar.
Al tener mayoría su partido en el Congreso local, jamás permitió que iniciativas presentadas por otras fuerzas políticas y contrarias a su proyecto personal fueran aprobadas. Para decirlo de otra manera, López Obrador nunca ha compartido el poder con nadie ni se ha abierto al diálogo plural para alcanzar acuerdos con otros partidos.
Cuando llegó al gobierno de la capital se apoderó del PRD, expulsó y marginó a quienes les estorbaban. Que le pregunten al fundador de ese partido, Cuauhtémoc Cárdenas, cómo lo trató.
A quienes tienen una opinión diferente, dentro o fuera del perredismo, los condena y sataniza. “Los medios –dice- son unos alcahuetes”. Él es el dueño de la verdad y del poder. Su actual candidatura, no es consecuencia de haber estado adelante de Marcelo Ebrard en las encuestas, sino de haber impuesto por medio, incluso de la amenaza y el chantaje, su voluntad.
En diferentes ocasiones, ha demostrado tener un profundo desprecio por los ministros de la Corte, los banqueros, los empresarios a quienes ha llamado “parásitos”, “delincuentes de cuello blanco” o cómplices de la mafia en el poder. ¿Qué tipo de relación tendría con el Poder Judicial, con el Congreso o la iniciativa privada?
Su desprecio a la ley queda claramente ejemplificado con el famoso caso de El Encino en el que se declaró en evidente rebeldía tras recibir una orden judicial. La impunidad -que critica con frecuencia- la ha practicado en reiteradas ocasiones, y nadie, ni sus huestes, le reclaman o le hacen un llamado de atención”.
¿De qué otra forma puede llamarse la protección -aunque diga lo contrario- del “señor de las ligas” y de su jugador secretario de finanzas, Gustavo Ponce, quien hizo enormes traspasos en dólares a bancos norteamericanos sin que el Gobierno de López Obrador lo sancionara? A poco, ¿el peje-gobernante nunca supo de los malabares de sus cercanos colaboradores…?
López Obrador se ha salido, para no variar, del guión y pretendía desde entonces ganar el 2012 enardeciendo a las multitudes.
¿Cómo reaccionaría López Obrador, de llegar a la Presidencia, frente a una situación similar?
¿Respetaría a sus críticos cuando hoy manda agredir a los medios de comunicación?
¿Toleraría que los ciudadanos salieran a las calles a insultarlo?
¿Qué haría con aquellos empresarios y líderes sindicales que no estuvieran de acuerdo con su programa económico?
Más aún: ¿respetaría la Constitución o la alteraría para, en aras de la “seguridad nacional”, permanecer per secula seculorum en el poder?
Sin duda, el desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez, hubiera tenido un gran aliado en López Obrador, a quien ningún trabajo le hubiera costado adoptar las simpatías que el mandatario caribeño sentía por Irán y su proyecto de construir armas nucleares. Así que, México se convertiría en resumidas cuentas en una explosión (sociopolítica, donde imperarían las persecuciones y los asesinatos políticos, convirtiendo a México en un gran infierno).
Pero no hay que confiar en los cantos de sirena, cuando menos la Mafia del Poder le ha dado un reconocimiento por el nacimiento de su bebé…, es decir, de su partido denominado MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional), que a través del mismo tiene hasta ideado cómo seguir con la “necesidad” de chantajear y extorsionar a los barones del dinero para sacarles más provecho de sus riquezas.
Si bien el histriónico y camaleónico Gerardo Fernández Noroña, reconoció que López Obrador sigue siendo un monstruo político por el arrastre popular que lo caracteriza en la fuerza de la izquierda, confiesa sobre su afán de seguir viviendo bajo la sombra de El Peje, porque El Peje sigue siendo El Peje, y como Peje, podría cristalizar su anhelo de ganar las elecciones peje-presidencialistas del 2018.
Pese a todo, imagínese estimado lector… Tener a un político locuaz en la personalidad de Andrés Manuel López Obrador como Jefe del Ejecutivo federal en México, el también identificado Peje-rata se vería impedido si Donald Trump explotara para sellar la frontera si llegara asumir el poder presidencial en los Estados Unidos de Norteamérica; su amenaza se cumpliría porque su complejo xenofóbico lleva un espíritu hitleriano.
Un loco bipolar en el norte, y otro bipolar un poco más en el sur, peligraría la vida de la ciudadanía que habita el Hemisferio Americano, bajo la tesis Per secula seculorum.

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