Good bye, Atlante.
Tras perder el partido 4-3 contra el Santos, el atlante se convirtió en el nuevo invitado de la liga de ascenso Mx.
Aunque hizo una buena campaña logrando 18 puntos, el cuadro dirigido por Pablo Marini no pudo contrarrestar los 5 torneos pasados donde el equipo fue dejado a la suerte.
Todo empezó a la salida de Miguel Herrera quien además de irse al América se llevó a jugadores fundamentales del conjunto azulgrana: Osvaldo Martínez, Christian «Hobbit» Bermúdez y Moisés Muñoz.
Cabe recalcar que desde antes de los fichajes por dichos jugadores, el conjunto «Azulgrana» había vendido a Miguel Martínez, Alan Zamora y Gerardo Espinoza al ex técnico José Guadalupe Cruz quien fuera el técnico que los llevó a lo más alto del fútbol mexicano logrando un campeonato en el apertura 2007.
Un equipo que tiene dificultades económicas hace bien al nutrirse de su cantera, ya que puede explotar las capacidades de éstos para luego venderlos y comprar jugadores consolidados; sin embargo, el conjunto Azulgrana se abocó en vender caro y fichar jugadores baratos que se encontraban en los últimos momentos de su carrera, tan sólo el promedio actual de la platilla era de 30 años.
Habría que preguntarnos por qué no querían gastar en jugadores y sí en técnicos, mismos que no son nada baratos en el fútbol mexicano como Ricardo La Volpe -que venía saliendo de Argentina por la puerta de atrás-, Daniel Guzman y Rubén Israel. Lamentablemente de 51 puntos disputados en cada torneo, los entrenadores sumaron, entre los tres, sólo 61 puntos, donde en el peor torneo sólo consiguieron 13 puntos.
Más allá de los números -que revelan el por qué del descenso-, el presidente, Miguel Ángel Couchonal y el propietario del club, Alejandro Burillo Azcarraga, hicieron del club una empresa de vender jugadores, dejando a un lado a los aficionados, además, trasladaron de recinto a un club histórico que fungía como parte fundamental del fútbol nacional y que logró cosechar grandes campeonatos.
Penosamente no se sabe que va a pasar con los «Potros de Hierro del Atlante», esperemos que no se pierda la marca y que vuelvan a jugar en su casa: la ciudad de México.
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