GEOMalabarismos

México D.F. Enero 13 del 2013 (Artículo no publicado)

Por enésima ocasión un energúmeno se entrega al raro placer de tirotear a la gente a su alrededor. Están sanos y bien comidos, jóvenes que no les faltan medios materiales para progresar y, sin embargo, tiran del gatillo con saña. Ahora le tocó a la escuela primaria Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, en los EE.UU. Han muerto 26 niños y van a seguir muriendo más, aparentemente sin causa o razón.

Hay, no obstante, una clara razón detrás de la conducta violenta en los espacios públicos: la criminalidad intrínseca del capitalismo, un sistema depredador que no respeta jurisdicción alguna, que agrede lo mismo hacia adentro que hacia el mundo exterior, particularmente en los momentos de quiebra económica y moral. La plutocracia de siempre al mando del esquema aniquilador diseña la matanza cotidiana lo mismo que las matanzas de mas largo plazo, todas al servicio del espíritu belicista que hace posible mantener la producción de armas en su cota máxima. En 1941 se ganaba mucho dinero al disparar las ametralladoras calibre 50 de un P-47 o lo proyectiles de los cañones de 16 pulgadas de los barcos de combate mayores.

Hoy, subvirtiendo selectivamente el orden en los países relativamente débiles, se crean los focos consumidores de equipo bélico costoso así como del capital para la adquisición del mismo, sin necesidad de protagonizar conflicto bélico alguno. Hoy en día se expenden F-16s, A-10s o F-18s aderezados con una gama de cohetería bestial, tanto por su letalidad como por su macabra variedad. El riesgo único que conlleva éste negocio es el éxito total en tanto no cesen las hostilidades. Si la “guerra fría” entre los Estados Unidos y la ex-Unión Soviética produjo un desgaste que a la postre llevó a ambas potencias a la pérdida de poderío tanto económico como financiero, hoy se antoja temerario que los EE.UU. reten de nueva cuenta no sólo a la Rusia actual sino a China igualmente, en simultaneidad. Los EE.UU., henchidos del peculiar orgullo de su cinematografía de los años cuarenta del pasado siglo, ya no escuchan la Rosa de Tokio hoy aletargada, ni siquiera la voz de la prudencia dadas sus maltrechas finanzas, igual que el “Yorktown” durante la Segunda Guerra, torpedeado y hundido por los Japoneses.

El Océano Pacífico ha caído ya bajo dominio Asiático, para tristeza de los EE.UU. y su onerosa Marina, que aún no se han dado cuenta de la integración e interdependencia operativa de los mercados de Oriente, regionalmente convertidos en unidad. Asia va abandonando gradualmente el dólar en todos sus intercambios, intra y extra regionales, adoptando el renminbi y los convenios monetarios. China está en posición y tiempo para conformar un banco

Internacional y un fondo monetario para los

Países no Alineados, utilizando renminbis y haciendo descender los costos del comercio internacional y los intereses en los préstamos para el desarrollo, como ha venido sucediendo en los préstamos otorgados a África, baratos y sin condicionamientos voraces y aniquiladores, de estilo capitalista. China está peleada con el genocidio, padecido en carne propia, víctima de Gran Bretaña y Francia así como de Rusia y Japón. El dólar y el euro, por otra parte, han dejado de recibir los beneficios del comercio internacional del mundo, convirtiéndose en dos bloques estériles que se contraen permanentemente, desequilibrando sus economías respectivas en beneficio del poder productivo no sólo chino, sino asiático en general. El euro ha sido la resultante no del poderío de Europa sino de Alemania misma, beneficiaria principal del comercio con Rusia y China.

El resto de la Unión Europea ha caído bajo el dominio de la economía Alemana, la exportadora por antonomasia, el único miembro de la Unión que se beneficia vía comercio internacional, intra y extra europeo. Han sido deslizadas las cortinas de hierro y de bambú para crear la Ruta Moderna de la Seda y la comunicación entre Asia y Europa en un Puente Terrestre ferroviario que se ha venido convirtiendo en el eje del comercio internacional. Se está consolidando una integración de recursos energéticos euro-asiáticos para neutralizar el monopolio occidental de los hidrocarburos, que se va quedando sin clientes.

La Exxon Mobile, la British Petroleum y la Shell siguen robándose el petróleo ajeno en Iraq, en Libia, en las zonas Kurdas de Turquía y en Nigeria, en Venezuela y en México, por no hablar del petróleo Saudí, enorme venero al servicio de los EE.UU. Sin embargo, dos terceras partes de la producción diaria de hidrocarburos en el mundo no pasan por manos sajonas. Saquear y almacenar un petróleo que no tiene salida es tan caro que su extracción se torna absurda por antieconómica. ¿En dónde está el negocio de la Exxon y de los bandoleros que le acompañan?

El negocio está en los consumos petroleros de la India, Japón, Brasil y Argentina, incluso México, país al que los EE.UU. impiden la refinación y procesamiento de su petróleo crudo, obligándole a consumir gasolinas importadas al triple del precio real. Mal negocio el de México al simular una Soberanía de la que carece. México depende de los EE.UU. por imposición desvergonzada de éste “imperio” recesivo, al importar el 50 % de sus alimentos de los productores gringos de cereales, leguminosas y hortalizas desnaturalizadas, clase “Frankenstein”, ocasionalmente aderezadas con salsa de “Pechblenda”.

¡Uf!. En México apestamos a “Mall“ gringo, mezcla de olores artificiales impregnados del olor a miseria, que extiende ya su tenebrosa mancha sobre el mismísimo territorio imperial. Hay 110 millones de pobres en los EE.UU., la tercera parte de su población total. Allá y acá los ricos no pagan impuestos -los envían a Suiza vía HSBC o Morgan Chase-, pagan sueldos miserables y dejan sin presupuesto suficiente al Estado, contribuyendo a la pérdida de infraestructura. ¿Cuándo se caerá el “Golden “Gate”, el puente Verrazano o el George Washington? En México, caída la Independencia, poco importan las refinerías o los monumentos que aún permanezcan en pié. ¿Cuando caerán los puentes transfronterizos del Norte, fuente de nuestra desgracia material y moral, capa asfáltica de la deshonra de la Nación subyugada, sometida? El intercambio comercial con los EE.UU. representa 494 mil millones de dólares anuales; la riqueza que le constituye es transportada por la fuerza en vehículos terrestres o en aeronaves de empresas exclusivamente norteamericanas, pisoteando un tratado comercial meramente decorativo.

Si contáramos con auténticos líderes en México, tasaríamos de inmediato esos 494 mil millones de dólares con un arancel del 10%.

Llevamos cerca de 20 años perdiendo 25 mil millones de dólares anuales injusta e ilegalmente al ser excluidos los mexicanos del transporte inter-naciones por los gobiernos abusivos y ladrones del vecino EE.UU. Nos deben ya 500 mil millones de dólares cuando menos.

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