Estado Islámico: La mano tras el terror

Damasco, 5 ene (PL) Tras el terror desatado en Siria e Iraq por el Estado Islámico (EI) se esconde una maquinaria estructurada durante años con un objetivo: implantar su visión radical del Islam a sangre y fuego.
Luego de la fulgurante ofensiva de la organización terrorista en amplias zonas de ambos países, numerosos medios de prensa y servicios de espionaje de todo el mundo intentaron develar los engranajes del EI.
Sin embargo, la imposibilidad de entrar a las áreas que controla y su secretismo provocaron todo tipo de hipótesis sobre el tema, muchas veces discordantes entre sí.
El anuncio el pasado año sobre las supuestas heridas del autoproclamado califa Abu Bakr al Bagdadi en un bombardeo en Iraq, disparó las tesis sobre su sucesión.
El Daesh (iniciales de esa agrupación en árabe) aprendió de los errores de otras formaciones jihadistas, en especial de Al Qaeda, y creó un gobierno en las sombras que incluye numerosos departamentos o ministerios y una veintena de ejecutivos provinciales para administrar las zonas bajo su poder.
Una vez conquistado un territorio, el EI crea las estructuras que en nada difieren de gobiernos occidentales, si obviamos su visión radical y sus crímenes, destaca una investigación del Consorcio de Búsqueda y Análisis del Terrorismo.
El resultado es un aparato militar estructurado para impulsar su particular jihad (guerra santa) y un sistema de administración descentralizado mediante el cual intenta brindar los servicios básicos a la población.
Para financiar su política, el EI utiliza numerosos medios, desde la venta de petróleo o cobro de rescates e impuestos hasta donaciones del exterior y venta de órganos, como denunció recientemente un diario iraquí.
En la cúspide de la pirámide está el autoproclamado califa y Comendador de los Creyentes, Abu Bakr al Bagdadi.
Nacido en la ciudad iraquí de Samarra, Ibrahim Awwad Ibrahim al Badri, su verdadero nombre, se graduó de estudios islámicos en la Universidad de Bagdad y estuvo preso en Camp Bucca, una cárcel estadounidense abierta tras la invasión a Iraq, en 2003.
Allí conoció a numerosos detenidos que en la actualidad son sus principales lugartenientes, muchos de ellos militares y funcionarios del derrocado presidente Saddan Hussein.
Según el Grupo Soufan, una firma especializada en información de inteligencia, bajo el mando directo de al Bagdadi están Abu Muslim al Afari al Turkmani y Abu Ali al Anbari, quienes encabezan las operaciones en Iraq y Siria, respectivamente.
Este triunvirato es el encargado de dirigir al Daesh, y del cual depende el resto de la organización, entre ellas el Consejo de la Shura, una especie de gabinete con la misión de asesorar en temas políticos a Al Bagdadi y de trasmitir sus ordenes.
Otro elemento clave es el llamado Consejo de la Sharia, cuyo objetivo es garantizar que las leyes y el accionar de los miembros del EI sean acordes con su visión particular y radical del Islam.
Ese estamento otorga la justificación legal y religiosa al Estado Islámico para asesinar, saquear o esclavizar a quienes se les opongan, en especial a las minorías.
Más abajo están los gobernadores de dos docenas de wilayas (provincias), repartidas entre ambos países.
Al Baghdadi es el pastor, y sus adjuntos son los perros que arrean a las ovejas del EI, comentó Hisham al Hashimi, un analista de seguridad que tuvo acceso a unos documentos de esa organización incautados por el ejército iraquí.
Al Anbari y al Turkmani son los pilares de la fortaleza de al Baghdadi. Ellos son quienes lo mantienen en el poder, estimó.
Como parte de la estructura, cada persona tiene su función específica, que va desde la gestión de los detenidos y el transporte de terroristas suicidas hasta el cuidado de las familias de los caídos en batalla o las operaciones con artefactos explosivos.
También hay departamentos de comunicación, suministros de armas, de inteligencia, entre otros muchos.
Según el diario británico The Telegraph, la organización terrorista cuenta con unos mil comandantes de campo de nivel medio y superior, todos con experiencia militar o en materia de seguridad.
En dependencia de su cargo, los salarios oscilan entre los 200 hasta los tres mil dólares mensuales.

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